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Millonarios retiros en cajeros en Cúcuta, la pista que hizo caer a uno de los bancos más grandes de Estados Unidos, acusado de lavado de activos
SEMANA revela detalles de las acciones ilegales que tuvieron epicentro en Cúcuta y que develaron un gran escándalo bancario en Estados Unidos. De manera inexplicable crecieron transacciones de dinero, lo que representó una operación de lavado a gran escala.
Colombia tiene un protagonismo especial y clave en el gigantesco escándalo que sacudió a uno de los diez bancos más grandes de Estados Unidos, el TD Bank, el cual tuvo que pagar la histórica multa de 3.000 millones de dólares por no tomar ningún tipo de acción para evitar que sus plataformas fueran utilizadas para el lavado de dinero.
SEMANA revela detalles de la forma en que una serie de movimientos constantes, inusuales y totalmente irregulares en Cúcuta llevó a que encajaran todas las piezas sobre el entramado de lavado de dinero que se estaba ejecutando con tarjetas débito TD Bank, entidad que nunca ha tenido presencia ni operaciones certificadas en Colombia, mucho menos una oficina. Sin embargo, en Estados Unidos es poderoso, según la página Statista, una de las principales bases de datos en internet, para 2023 contaba con un capital cercano a los 92,75 billones de dólares canadienses.
“Más del 90 por ciento de las transacciones no fueron monitoreadas entre enero de 2018 y abril de 2024, lo que permitió a tres redes de lavado de dinero transferir colectivamente más de 670 millones de dólares a través de cuentas de TD Bank”, señala uno de los apartes del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
No se trata de una operación de poca monta, ni de un banco pequeño, el TD Bank es de origen canadiense, sus siglas TD hacen referencia a Toronto-Dominion. Fue creado el primero de febrero de 1995. Cuenta con 1.150 sucursales en Canadá y en los Estados Unidos, en la actualidad. Según Forbes, ha creado dos segmentos claves en el mercado, ofreciendo servicios financieros y de inversión corporativa a empresas, Gobiernos e instituciones.
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Pese a que desde 2018 se empezaron a registrar los primeros movimientos irregulares en los cajeros automáticos en Colombia, las directivas del banco nada hicieron para frenar estas atípicas transacciones. “El valor de los retiros en cajeros automáticos en Colombia utilizando cuentas de TD Bank aumentó más de cinco veces en tres años, pasando de 28,6 millones de dólares a 151,8 millones de dólares”, agrega el documento.
Las alarmas debieron prenderse con el crecimiento de las transacciones, más si se tenía claro que Colombia no era un sitio habitual de operaciones. Según datos parciales, en 2021 se realizaron 675.570 transacciones en los cajeros electrónicos en Cúcuta.
Las autoridades de Estados Unidos le reclamaron al TD Bank no haber tomado ningún tipo de medidas para “abordar la tipología de los cajeros automáticos colombianos”, pese a la evidencia sobre movimientos sospechosos y los informes de auditoría del Business Intelligence. “Durante 18 meses, el TD Bank no implementó ninguno de los cambios y recomendaciones identificadas en el análisis del Business Intelligence para abordar la tipología de cajeros automáticos colombianos”, enfatiza la documentación.
Y es que las pistas de las autoridades americanas, según documentos que conoció SEMANA, indican que este movimiento inusual de plata se puso en marcha para lavar dinero de bandas criminales y organizaciones dedicadas al narcotráfico, como el Clan del Golfo, que desde hace varios años se encuentran en una lucha por el control del territorio en la zona fronteriza con Venezuela, principalmente en el Catatumbo.
¿Cómo operaba la red?
Un auditor del TD Bank les informó a las directivas en la sucursal en Los Ángeles que se estaban presentando movimientos irregulares en Colombia y México con tarjetas débito que habían sido emitidas sin control por un funcionario.
Con una fórmula muy simple, un trabajador permitió la apertura de 2.000 cuentas, entregando un centenar de tarjetas débito –pese a las limitaciones que fijó la ley– para que se manejara el dinero de empresas que resultaron ser de papel. Estas tarjetas fueron enviadas por correspondencia a Cúcuta, donde personas del común contactadas por las organizaciones realizaban el retiro de grandes cantidades de dinero para ser movido e invertido en Cúcuta y municipios aledaños. En cuestión de minutos, tras recibir la orden del encargado de la organización, se presentaban millonarios retiros de un mismo cajero automático. La situación habría alertado a cualquier entidad, pero para el TD Bank no pasó nada, todo era normal.
En su defensa, las directivas justificaron su falta de actuar e imposición de controles por temas técnicos. Los cambios se habían abandonado “debido al posible impacto en la ‘experiencia del cliente’ y la búsqueda de mayores requisitos de personal asociados”.
Sin embargo, las autoridades de Estados Unidos, consideraron que se había presentado un actuar cómplice, por lo que impuso la multa récord al banco.
“TD Bank creó un entorno que permitió el florecimiento de la delincuencia financiera al hacer sus servicios convenientes para los delincuentes”, aseguró el fiscal general de Estados Unidos, Merrick B. Garland, al cuestionar la actitud de las directivas del banco. “Al hacer sus servicios convenientes para los delincuentes, TD Bank se convirtió en uno de ellos”, agregó.
Dos fuentes cercanas al caso le contaron a SEMANA que pese a los informes financieros y de inteligencia sobre el continuo lavado de activos en Cúcuta, las autoridades colombianas poco o nada han hecho para frenar el flujo de dinero o establecer restricciones. A su vez, dijeron que no se descarta que los carteles mexicanos utilizaran la misma vía, puesto que en su país se encontraron con bloqueos para sacar de esa forma el dinero en los cajeros automáticos.
Por el momento, la Fiscalía no tiene ninguna noticia criminal para establecer quiénes pueden estar detrás de este gigantesco lavado de activos ni qué organizaciones se habrían beneficiado de este movimiento de dinero. El asunto, que en Colombia pasa desapercibido, en Estados Unidos es un escándalo en el sector financiero. Pese a que recientemente el Gobierno Petro, mediante el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, advirtió el aumento de movimiento de grandes flujos de dinero ilegales, no se ha puesto en marcha ningún plan para cerrar estas fuentes de financiamiento y lavado de activos de organizaciones dedicadas a todo tipo de delitos.
La gran pregunta que queda en el aire es cómo las autoridades en Colombia no se dieron cuenta de este actuar y no tomaron medidas, cuando era evidente el flujo irregular de dinero desde un banco que no tiene gran influencia en el país.