Investigación
No hay derecho: policías que viajaron a EE. UU. a estudiar están abandonados a su suerte; algunos terminaron pidiendo limosna
SEMANA conoció el caso de un grupo de policías que viajó a Estados Unidos en comisión para estudiar inglés, pero quedaron a su suerte y terminaron trabajando en oficios varios, reciclando y pidiendo limosna para sobrevivir.
Hacinados, sin dinero, salud, reciclando, barriendo calles, paseando perros, pidiendo limosna y abandonados. Así está un grupo de policías colombianos en Estados Unidos que creyeron en una promesa de la institución de convertirlos en bilingües. A pesar de tener visa oficial para los estudios, viven con sus familias como inmigrantes ilegales.
En agosto de 2022, al menos 56 uniformados se ganaron una convocatoria promovida y contratada por la Dirección de Escuelas de la Policía para adelantar cursos de inglés en Estados Unidos. Seis meses después, en la mitad del proceso, les hicieron una advertencia: no hay plata para sostenerlos. Desde entonces, los uniformados, con sus familias, tratan de ganarse la vida por las calles y en actividades que están lejos de reflejar una comisión de estudio.
La Policía sacó de la manga tres soluciones cuando conocieron el recorte presupuestal. SEMANA obtuvo varios audios con los detalles de las reuniones entre altos oficiales de la Policía y los uniformados en Estados Unidos. En esas conversaciones les dicen que tienen tres posibilidades ante el “imprevisto”: devolverse a Colombia, pedir una licencia remunerada o solicitar vacaciones.
Cada posibilidad que ofreció la Policía para solucionar el problema incluyó una trampa. Si regresaban a Colombia y abandonaban el curso, los podrían investigar por “detrimento patrimonial”. Así lo dice una coronel en las reuniones tras advertir que los cursos se pagaron en su totalidad y la institución debe garantizar que ese dinero se utilice en el objetivo de los contratos de estudio.
“La matrícula ya se pagó, lo que significa una obligatoriedad de parte de ustedes a culminar el programa académico. ¿Por qué? Porque si no se culmina el programa académico en su totalidad, pues nos estamos viendo enfrentados a un detrimento del patrimonio público y vamos a tener inconvenientes”, señaló la coronel en la reunión que conoció SEMANA.
En el caso de la licencia remunerada, como otra alternativa para quedarse en Estados Unidos, los policías reciben el mismo sueldo que ganan en Colombia. Con el cambio de moneda, les deja unos 400 dólares al mes, monto con el que es imposible vivir en ese país. Y el problema es más grave si se tiene en cuenta que los uniformados asumieron compromisos económicos, como contratos de alquiler y hasta educación para sus hijos, que superan los 2.000 dólares mensuales.
La opción de anticipar casi un año vacaciones, ofrecida en las reuniones con los uniformados, no tiene soporte jurídico. Incluso, la Policía le aseguró a SEMANA que esa oferta es prácticamente imposible, pero desde la Dirección de Escuelas, como se escucha en los audios, la hicieron.
“La tercera figura son las vacaciones. Quienes deseen quedarse en vacaciones un mes, dos meses, tres meses, o el tiempo que consideren, también serán autorizadas. Para eso se debe hacer una solicitud escrita de vacaciones extraordinarias ante la Dirección de Escuelas”, se escucha en los audios que conoció SEMANA.
El remedio terminó peor que la enfermedad. Más de 30 policías tomaron la primera opción, regresaron a Colombia, abandonaron el curso de inglés, y varios de ellos decidieron evitar la supuesta investigación y renunciaron a la Policía. No encontraron más salida que el retiro voluntario.
Resulta que la licencia remunerada, incluso las vacaciones, dos propuestas que hizo la Policía para cumplir con los contratos, se apartan de la condición migratoria que tienen los uniformados en Estados Unidos. Cuando se fueron en comisión, recibieron una visa oficial, pero la cobertura de esa visa caduca al terminar o suspender la comisión y pasar a la licencia o las vacaciones. En otras palabras, estarían en condición de ilegalidad.
Sueño americano
Los policías que se postularon o fueron premiados para cumplir el sueño de conocer Estados Unidos y, de paso, aprender un segundo idioma se fueron con todos los juguetes. La invitación incluyó sus familias, tiquetes aéreos, alojamiento, alimentación, el curso totalmente pago, una póliza y asistencia médica. Hoy solo tienen las clases de inglés.
SEMANA conoció documentos firmados por la Dirección de Servicios Especiales de la Policía en los que precisan, textualmente, lo que incluye la comisión de los uniformados. Lo mismo que, según fuentes de la Policía, el Ministerio de Defensa eliminó de tajo sin importar la condición en que quedaron los policías.
Los que optaron por la licencia remunerada o las vacaciones enfrentan un calvario para sobrevivir en Estados Unidos. Algunos policías con sus familias aprovechan los tiempos libres para hacer actividades que les permitan ganar algo de dinero, lo suficiente para cumplir las responsabilidades, que en dólares se hacen más difíciles.
“Ellos están reciclando, buscando entre la basura, barriendo los andenes, parques, paseando perros, en jardinería. La situación es bastante precaria y se quedaron para evitar las investigaciones por no cumplir con el curso. Los dejaron abandonados, cuando les prometieron otra cosa”, señaló una fuente de la misma Policía, que incluso estuvo en Estados Unidos.
Para ahorrar dinero, algunos se juntaron, con sus familias, en apartamentos reducidos, hacinados. Comparten la comida y se turnan el baño. Las esposas e hijos de los uniformados renunciaron a sus trabajos y estudios en Colombia a cuenta de aprovechar la experiencia que ofreció la Policía, con todas la garantías.
“Muchos pagaron depósitos de hasta 6.000 dólares, ahora no pueden cumplir con los arriendos. Los hijos fueron inscritos en centros académicos y ni siquiera hay plata para regresar a Colombia, están abandonados”, señaló la fuente a SEMANA, que advierte cómo, en el afán de cumplir con los contratos de estudio, la Policía condenó a sus hombres.
Detrimento
La advertencia que les hicieron a los policías que decidieron quedarse en Estados Unidos tenía tinte de amenaza. Si no cumplían los cursos, serían investigados por detrimento patrimonial. Esa, justamente, es la razón para no regresar al país. Los policías prefieren pedir limosna que pagar un abogado.
Los recursos para el sostenimiento de los uniformados y sus familias estaban garantizados por el Departamento Administrativo de la Presidencia del entonces presidente Iván Duque, pero con la entrada del nuevo Gobierno, según la Policía, el Ministerio de Defensa mochó el presupuesto, con un argumento que parece insólito: la ola invernal. “Es la notificación oficial, la decisión no depende de la Policía y ustedes saben que hubo un tema invernal, una oleada invernal”, señala la coronel, que advirtió a los policías el riesgo de dejar el curso.
Los contratos fueron firmados por la Dirección de Escuelas de la Policía, que en ese momento estaba al mando de la hoy subdirectora de la institución, la general Yackeline Navarro. Las comisiones incluyeron el pago de tiquetes para los uniformados y sus familias, otra millonaria inversión, que en algunos casos no se usó; de ahí que le piden a la Contraloría hacer las indagaciones.
La mayoría de los uniformados que se ganaron la comisión y que ahora están abandonados en Estados Unidos formaron parte del esquema de protección de Iván Duque, en la presidencia, un hecho que llamó la atención de quienes hablaron con SEMANA por el tufo de revanchismo político en la decisión de cortar los recursos.
De hecho, resulta difícil dar crédito a los argumentos de la Policía y el Ministerio de Defensa respecto de las razones para suspender los recursos, pues a dos coroneles se les prorrogó la comisión de estudio y reciben, solo ellos, más de 7.000 dólares mensuales de sostenimiento, además del sueldo como oficiales de la Policía.