Investigación
Corrupción en la Policía: así se cocinan “falsos positivos” para que personas inocentes aparezcan como delincuentes
SEMANA conoció las pruebas de la existencia de una red de tráfico de fuentes de información. Testigos chimbos justifican investigaciones para cobrar recompensas y alcanzar resultados positivos.
“Hermano, cumpla la orden”. Esta frase, de un capitán de la Sijín en Bogotá a sus subalternos, es una de las pruebas en la investigación por las interceptaciones a Marelbys Meza, exniñera del hijo de Laura Sarabia, y se convirtió en la punta de lanza de un escándalo en la Policía, pues esas “órdenes” serían para construir montajes, declaraciones a pedir de boca y falsos positivos.
La Fiscalía abrió una investigación para determinar la existencia de una red criminal dedicada al “tráfico de fuentes humanas”, de informantes de la Policía falsos, inexistentes; o son los mismos uniformados quienes redactan los informes con datos que salen de su imaginación, con hechos, patrones criminales, actuaciones, a los que luego les imprimen la firma del presunto testigo para completar la vuelta. SEMANA conoció los delicados hallazgos de la Fiscalía.
El objetivo, de acuerdo con las verificaciones de la Fiscalía, es obtener resultados positivos en las investigaciones de la Dijín y las seccionales de la Policía Judicial. Además de conseguir resultados con estos montajes, los uniformados estarían cobrando recompensas, por medio de esas falsas fuentes, con cargo a los gastos reservados.
Son dos las modalidades investigadas. En la primera, los funcionarios de policía se inventan las fuentes, redactan los informes con los datos que ellos mismos obtienen de sus averiguaciones, los firman y les dan crédito como fuente no formal. De esta manera, soportan las investigaciones y, de paso, obtienen decisiones de la justicia.
Lo más leído
En la segunda, hay “tráfico de fuentes humanas”, emplean personas del común, algunas con antecedentes penales y participantes en otras investigaciones. Los incluyen como fuentes de información, les dan un código y los usan en casos que no son de su conocimiento. Les explican lo que tienen que decir y luego redactan los informes para que esas “fuentes” los firmen y den como ciertos los hechos.
El escándalo revelado por SEMANA, con las pruebas de poligrafía que le hizo la seguridad presidencial a Marelbys Meza por el hurto en el apartamento de la entonces jefa de gabinete, corroboró la existencia de esa red de “tráfico de fuentes humanas”. Los testigos y fuentes fueron implantados e inventados.
La declaración de un investigador de la Sijín, en poder de SEMANA, detalló cómo sus compañeros incluyeron en los informes testimonios de fuentes de información que no tienen verificación, no fueron soportados y pretenden dar credibilidad a hechos no confirmados.
Justamente, en el caso de las interceptaciones a Marelbys, la Fiscalía comprobó cómo la Sijín de Bogotá manipuló los informes que redactaron dos investigadores e incorporaron fuentes de información inexistentes y otras que mintieron en sus declaraciones. El objetivo era engañar a una fiscal y obtener la orden para interceptar las comunicaciones de las exempleadas de Laura Sarabia.
“Pilas, hable lo que está en el informe. Yo le digo: ‘Jefe, es que ese informe que usted me envió está radicado con el día 31 de enero de 2023 y anexada una entrevista que yo no tomé’. Y él me contesta: ‘No, que diga eso, que es el informe que está subido en el Spoa’”, señala la declaración para advertir que las falacias en el informe de la Sijín fueron dadas como ciertas a la Fiscalía.
Cinco policías de la Dijín y la Sijín fueron capturados por la Fiscalía, señalados de coordinar una estrategia milimétrica pero fallida. Fueron los mismos que con su nombre y cédula le dieron credibilidad a la información que entregó un mecánico de motos del centro de Bogotá y un conductor de una plataforma de transporte público para pedir a una fiscal la autorización de interceptar comunicaciones.
Pregunta: Manifieste a este despacho si la información de la fuente no formal es verídica.
Respuesta: Sí, señora, al parecer la fuente hace referencia al hurto que se está investigando en el presente radicado, donde hurtan el dinero en dólares de un apartamento en el sector de Colina, en la localidad de Suba.
Esta pregunta la hizo la Fiscalía a una investigadora de la Sijín, quien, bajo juramento, insistió en lo verificable de la información entregada. La realidad fue completamente distinta. La fuente no conocía la información, nunca estuvo en la Sijín y no hay evidencia de su participación en otros casos. Los investigadores trataron, con fuentes, de dar crédito a hechos que no ocurrieron.
La Fiscalía ya ordenó una inspección a la Dijín y solicitó verificaciones sobre el manual de procedimientos para el manejo de fuentes humanas (formales y no formales), pero la respuesta de la Policía desconcertó a los investigadores. Luego de la inspección, la conclusión es que no existe un manual o protocolo para el manejo de esas fuentes de información. Sin embargo, tienen bien definido el procedimiento para el pago de las recompensas.
“El grupo de gastos reservados no cuenta con protocolo o manual para el manejo de fuentes humanas, en atención a que esa dependencia del área de logística y financiera está encargada de la administración de los recursos destinados por el rubro de gastos reservados de la Policía Nacional”, fue la respuesta que entregó la Dijín y que conoció SEMANA.
En la misma respuesta, la Dijín anexó el Manual único de policía judicial, pero efectuó una nueva advertencia: “Que verificada la herramienta gerencial… no se encontró relación de procedimientos y guías asociadas a las actividades de investigación judicial para el manejo de fuentes humanas, formales y no formales”.
Los investigadores de anticorrupción siguieron indagando y encontraron en el sitio web de la Fiscalía un documento titulado Procedimiento gestión de fuentes humanas e información para el análisis criminal, el cual consta de diez folios y establece las actividades pertinentes cuando se recibe información de fuente humana formal o no formal.
En síntesis, la Dijín, que dice no tener manual para el manejo de fuentes, sí cuenta con un documento, detallado, emitido por la Fiscalía para ese tipo de procedimientos. El problema es que no lo conocían o simplemente lo ignoraron. Lo que sí deja claro el ente acusador es que ese “procedimiento se encuentra dirigido a la Policía Judicial”.
Las fallas en el manejo de las fuentes humanas para las investigaciones en la Policía son estructurales. No hay claridad sobre cómo controlan la inclusión de fuentes en sus bases de datos, un hecho que pudo facilitar que se manipularan los informes para interceptar las comunicaciones en el caso de Marelbys Meza y Laura Sarabia. La red de tráfico de fuentes humanas es una investigación en curso y deja a policías, investigadores de la Dijín y la Sijín en Bogotá como presuntos responsables. La víctima es la justicia y la credibilidad.