Investigación
Traficantes de armas en Bogotá ofrecen balas de cianuro y mujeres con coches de bebé
Desde $ 60.000 en adelante se pueden alquilar armas en la capital del país. El 90 % que se utilizan en los homicidios son ilegales.
En uno de los barrios de Soacha se encuentra Dulcecito. Es miércoles, poco antes de las nueve de la mañana. Así le dicen a un hombre de 28 años que se encarga de surtir de “golosinas” (armas) a la delincuencia en Bogotá y la región del Sumapaz. Al ver que llegan clientes, suelta su taza de chocolate. Hace seguir a quienes buscan “golosinas” y, antes de entrar a la habitación, pide dejar sobre la mesa del comedor los celulares o cualquier dispositivo con el que se pueda grabar la conversación y poner en peligro la privacidad del negocio.
Cuando se siente seguro y tras unos minutos de conversación, saca de su armario una especie de tula. “Dicen que la ropa sucia se lava en casa, pero uno a veces tiene que ayudar a limpiarla”, cuenta con sonrisa cínica, mientras saca unas prendas de unas bolsas negras.
De allí lo primero que sale, entre el relleno de unas almohadas, son seis armas. Las pone sobre la cama, como si se tratara de la vitrina de un almacén. “¿Cuál quiere?”, pregunta. “Esta vale $ 60.000 el día y tiene 10 municiones que valen $ 80.000, o pueden comprar la munición por unidad, cada una a $ 8.000. Usted verá si las utiliza todas con un solo cristiano o para varios”, dice con frialdad. Y agrega: “A no ser que solo la quiera para asustar, pero es mejor que estén preparados”.
Las armas que ofrece varían de precio. Dice que está mostrando la más económica, porque se ha usado varias veces. “Si se deja pillar, se meten en una embalada”, advierte. Enseguida cuenta que en el barrio María Paz un socio tiene unas armas con menos uso y por esas puede cobrar entre $ 300.000 y $ 500.000 el día de alquiler.
Lo más leído
Ofrece un servicio adicional: enviar a una mujer con un coche de bebé que esté cerca de “donde se va a hacer la vuelta” para que ella recoja el arma sin generar sospecha y así las autoridades no puedan demostrar que el “cliente” fue el responsable del asesinato. Otro servicio es vender municiones con cianuro para ser más efectivos en la misión. Cada cartucho vale $ 20.000.
Al final, también ofreció armas dummies de venta en los Sanandresitos. Son casi idénticas a las originales, valen en promedio entre $ 1.500.000 y $ 2.000.0000. Y si pagan medio millón más, las adecúan para que puedan disparar armas reales y letales. Para alquilar un arma, la persona se compromete a devolverla o a responder con su vida. De esta forma, se aseguran que esta regrese al círculo de la muerte.
De las armas que ruedan en el mercado negro en Bogotá, algunas fueron hurtadas en los CAI y en las asonadas del paro. El tema es preocupante, si se tiene en cuenta que más del 70 % de los homicidios en el país son cometidos con armas de fuego, el 90 % de las cuales son ilegales.
Una de las que más se vende en Bogotá es la hechiza. Solo tienen un tiro, porque son improvisadas con un tubo y puede valer $ 300.000. La Policía también ha identificado armas impresas en 3D que matan y se consiguen en el mercado desde los $ 2 millones. Las ilegales llegan a Colombia por trochas y puertos desde Panamá, Ecuador, Perú y Brasil, principalmente.
Entre enero y julio de este año, ocurrieron 658 asesinatos en Bogotá y la mayoría de ellos (391) fueron cometidos con arma de fuego. El día más crítico es el domingo en la madrugada, seguido del jueves y el sábado por la noche. Las víctimas, en su mayoría, son hombres, entre los 20 y 29 años.
SEMANA identificó que este patrón de venta que se presenta en la capital del País, se repite en otras ciudades, como Medellín, Cali, Barranquilla, Valledupar, entre otras. Es de resaltar que en la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijin) de la Policía hay un banco de municiones en la que recolectan todas las balas que logran identificar en los homicidios a nivel nacional.
Cada arma tiene una especie de huella dactilar, es una estría que deja en las vainillas. Con esa información que es digitalizada en el Sistema Único de Comparación Balística – SUCOBA- se crea la gran base de datos que permite almacenar la huella balística de proyectiles y vainillas y seguir el rastro para identificar con una solo arma cuántos y cuáles homicidios se han registrado. Lo que se logra tras realizar un cotejo balístico.
Ya en varias oportunidades se han resuelto casos de sicarios que han viajado por el país y que con una sola arma han matado a varios colombianos en diferentes regiones. Esto se da gracias a la correlación de otros eventos criminales.