seguridad
Así es el imperio que construyeron las disidencias de las Farc en El Plateado y que desató una “guerra de honor” en el Ejército
Las 5.000 familias de El Plateado están amarradas por el Estado Mayor Central de las disidencias de las Farc. En una guerra por el honor, las Fuerzas Militares tratan de arrebatarle el poder en medio de las turbulencias del cese al fuego.
Hace 30 años fue la última vez que se respiró con calma en El Plateado, un corregimiento del municipio de Argelia, Cauca, cedido a las organizaciones criminales para que se hicieran millonarias con el narcotráfico. Los estudiantes viven bajo la sombra de las balas, los muertos se descomponen a cielo abierto y los campesinos están condenados a la coca.
El frente Carlos Patiño del Estado Mayor Central de las disidencias de las Farc lo controla todo: transporte, seguridad, alimentación, salud, educación, economía, cultura, política y entretenimiento. En un secreto a voces, se reconoce a este territorio como otra Colombia, regida por un manual de convivencia manchado de sangre e incertidumbre.
Las mujeres están a merced de los deseos sexuales de los guerrilleros, los niños escuchan historias de enemigos imaginarios para instarlos a cargar un fusil y los hombres tienen como única misión la producción de droga. Quienes se oponen a este destino reciben el título de adversarios, son obligados a abandonar la tierra o terminan asesinados.
Vivir sobre el cañón del Micay los tiene condenados a los ilegales al ser un complejo oculto en la cordillera Occidental que facilita el tránsito de armamento y narcotráfico por el Pacífico. Esos caminos son disputados a capa y espada por los miembros del ELN y la Segunda Marquetalia, quienes ven un atractivo millonario en esa subregión.
Lo más leído
El alcalde Jhonnatan Patiño relató que la Policía Nacional no recorre las calles del centro poblado desde 2008 y el Ejército Nacional se aproxima a las montañas en vísperas de elecciones o en el momento en que estalla la violencia. Sin embargo, el presidente Gustavo Petro ordenó copar la zona y brindar una condición de vida diferente a la ilegalidad.
Esa petición está delimitada por el cese al fuego que el primer mandatario pactó con alias Iván Mordisco, el sanguinario jefe de las disidencias, en medio del proyecto de la paz total. Informes de las Fuerzas Militares ponen en evidencia que los combatientes se escudan entre la población civil para poder violar con facilidad el acuerdo.
La conquista de los ilegales
El corregimiento dejó de cultivar arroz, cacao y maíz cuando el frente Jaime Pardo Leal de las Farc-EP habló de las ganancias de la hoja de coca: los pocos pesos que los campesinos tenían en los bolsillos se podrían multiplicar por millones, dado que las condiciones climáticas y las características de la tierra facilitaban la producción de la droga.
Mientras sembraban y arrancaban, los guerrilleros les cuidaban la espalda a los pobladores, pues el rumor de la abundancia del negocio despertó envidias entre el resto de ilegales. La mercancía era despachada desde el Micay hacia los puertos del Pacífico con destino a las grandes ciudades de Centroamérica, Estados Unidos y Europa.
Después de la firma del acuerdo de paz en 2016, los miembros del frente entregaron las armas y terminaron con el proyecto, aunque los rebeldes del proceso no lo quisieron dejar morir y encontraron un socio en el frente José María Becerra del ELN. Desde ambas orillas se empujó la producción hasta que un alias con poca fama los desterró de la zona.
El Mocho reclutó a cientos de personas para reclamar la soberanía de la coca y reconquistó los predios en 2019 tras intensos combates que dejaron ríos de sangre. El título quedó a manos del Estado Mayor Central de las disidencias, bajo la coordinación de los Patiño. Desde entonces, gozan de legitimidad y tienen una relación de poder con la gente.
El general Érick Rodríguez, jefe militar del Comando Conjunto n.º 2 Suroccidente, describió que el respaldo que ostentan los delincuentes radica en que son los únicos compradores de la hoja de coca. Es decir, los que garantizan la alimentación y el flujo de dinero a los campesinos, ya que el clorhidrato es la única fuente de economía en El Plateado. Las cantinas, tiendas y casas del centro poblado fueron convertidas en puntos de negociación donde los guerrilleros reciben a sus potenciales clientes: ciudadanos de varios rincones del mundo que buscan importantes cargamentos de cocaína y acompañan las visitas con miles de dólares para dejar en firme la transacción.
Las autoridades judiciales establecieron que son los carteles mexicanos los que circulan con frecuencia por esta zona del Cauca. Ante los combates con otros bandos y la fuerza pública, las reuniones se volvieron clandestinas en cercanías a Popayán y Cali. Mientras tanto, los campesinos se encierran en sus casas a esperar que termine la lluvia de disparos.
El arribo del Estado
El presidente Petro instó a las Fuerzas Militares para retomar el control del territorio con acciones que no se lleven por delante el decreto del cese al fuego ni vulneren los derechos de las comunidades. En esa tarea, han desmantelado 15 puntos comandados por los Patiño, sometieron a 27 combatientes y destruyeron 38 campos minados.
El general Rodríguez reveló que la estrategia ha consistido en recuperar partes del terreno que administraban las disidencias y permanecer allí durante un largo periodo para asegurarlo. No obstante, la comunidad los ha expulsado de las montañas por petición de la guerrilla. Para evitar confrontaciones, los uniformados salen con la cabeza agachada.
Por ejemplo, el 29 de octubre se celebró la llegada de las tropas al casco urbano de El Plateado y luego se vieron obligadas a abandonarlo. El ministro de Defensa, Iván Velásquez, reveló que la salida de los hombres se había planeado porque el Ejército no tiene vocación de permanencia en las zonas urbanas, como sí es función de la Policía Nacional.
La gente se quedó con las disidencias. Ante la confesión, hubo críticas y él refutó: “Hace más de 15 años el Ejército no entraba a El Plateado. Lo hizo en octubre y allí permanece en las partes altas, cerca del casco urbano. ¿Los que gobernaron durante estos años se atreven a decir que fue este el Gobierno que entregó el territorio a los grupos ilegales?”.
El general en retiro Eduardo Zapateiro desmintió a Velásquez y dio cuenta de que, bajo su mando, las tropas entraron en varias oportunidades al sector. Incluso, en una operación militar que se adelantó en marzo de 2021 murió un joven soldado, identificado como Deninson Gaviria, quien compartía la misión de someter a los delincuentes.
En su momento, se contó que la estructura Carlos Patiño y el frente José María Becerra se enfrentaron por el control de los corredores de movilidad del narcotráfico. Las tropas del Batallón de Infantería n.º 56 se desplazaron al lugar y, en medio del cruce de disparos, fue herido el uniformado. Además, la institución denunció una temida práctica: “Mediante la técnica del terrorismo de baja intensidad y el ataque a servidor público, reuniendo a una muchedumbre de más de 100 personas, evitaron que el cuerpo fuera evacuado normalmente y protegieron a los bandidos en confrontación”. Con todo esto, se anunció que las intervenciones continuarían en el departamento del Cauca.
Ahora bien, el general Rodríguez, quien lidera la toma del cañón del Micay por orden del primer mandatario, también aseguró que “el Ejército siempre ha estado comprometido y seguiremos avanzando”, pero aseguró que la intervención no puede ser exclusivamente armada, pues se necesitan varias instituciones para rescatar a la comunidad.
El alcalde de Argelia, quien no ha podido ingresar en los últimos dos años a El Plateado, clamó por cesar la violación de derechos humanos en su territorio y respaldó el proyecto de la paz total, aunque sugirió que el Gobierno nacional debería apretar el cese al fuego y hacerlo cumplir al pie de la letra, pues se “ha dado libertad” a las estructuras.
El director de la Policía, general William Salamanca, dijo que no podía permitir el ingreso de sus hombres porque no se cuenta con las garantías. El hospedaje, por ejemplo, sería uno de los impedimentos. Anunció que se están haciendo esfuerzos administrativos para poder cubrir al corregimiento donde reina la hoja de coca y la ley de Mordisco.