Antioquia

Con velatón, pidieron justicia por el presunto caso de abuso sexual que sufrió una mujer que se suicidó en Medellín

Con carteles y velas, cerca de 20 personas se acercaron hasta el edificio donde se quitó la vida esta joven de 22 años de edad.

13 de octubre de 2022
Karen Castaño de 22 años le dio fin a sus sueños, en hechos lamentables, en la noche del martes 4 de noviembre desde el último piso de la Clínica Fundadores del Centro de Medellín.
Karen Castaño de 22 años le dio fin a sus sueños, en hechos lamentables, en la noche del martes 4 de noviembre desde el último piso de la Clínica Fundadores del Centro de Medellín. | Foto: Foto tomada de redes sociales.

Con camisetas blancas, velas y pancartas, llegaron cerca de 20 personas hasta la Clínica Medellín, ubicada sobre la avenida Oriental de la capital antioqueña, con el fin de pedir justicia por el caso de Karen Castaño, la joven de 22 años que decidió acabar con su vida desde el último piso de esta clínica mientras se encontraba internada.

Una de las personas presentes en la velatón le contó a SEMANA que lo que esperan con este tipo de velatones es pedir justicia por un caso en el que se repite a diario, pero las personas no encuentran el apoyo suficiente para superarlos.

“La verdad es que fue muy poca gente, porque se programó de la noche a la mañana. Esperamos que en las próximas velatones más personas se puedan animar, en conjunto con los medios de comunicación. No realizamos el recorrido porque fuimos muy pocos. Me duele mucho el sufrimiento por el que pasan muchas niñas, mujeres y a veces tienen que callar mucho dolor. Muchas veces lo cuentan, pero no les creen, eso no puede pasar“, sostuvo la mujer.

Karen Castaño, de 22 años de edad, les puso fin a sus sueños en hechos lamentables, la noche del martes 4 de octubre, que aún tienen consternado a todo un país, más a su familia y personas allegadas del municipio de Anorí, nordeste antioqueño, donde vivía.

En 22 párrafos dejó en evidencia los dolores que padeció en los últimos meses y las maniobras que hizo para mantenerse viva. Aunque el texto está dirigido a su niña, ella decidió colgarlo en su cuenta de Facebook horas antes de lanzarse desde el último piso de la Clínica Medellín.

Tomó esa determinación porque desconfiaba de que los suyos no le mostraran a la menor las palabras cuando pudiera leerlas. Cada letra es estremecedora. Con los dedos ágiles y saltándose toda regla gramatical, como lo expresó en la carta, describió la verdad que tenía en la boca.

Empezó diciendo que el relato que estaba redactando tenía el objetivo de darle a Gabriela el punto de vista que tenía sobre los hechos que padeció, a razón de que temía que le entregaran una idea errónea de las situaciones que protagonizó en los últimos días, que concluyeron con su muerte.

En primer lugar, aseguró que en el primer semestre de 2022 estaba viendo los resultados de los esfuerzos que hizo en el pasado, principalmente en la maternidad y en la empresa que estaba liderando. “Estaba haciendo dinero, no solo para mí, sino para otras personas”, se lee en el texto.

Más tarde afirmó que el buen tiempo se cayó al piso en los primeros días de junio, al reconocer las verdades que no conocía: “Permití que durmieras, a tus tres años, más de una noche en la misma cama que mi abusador y el abusador de otras niñas de la familia y amigas cercanas”, agregó.

Cuando abrió los ojos para observar la realidad que tenía al frente, se desmoronó. No pudo volver a conciliar el sueño de buena manera, las pesadillas no la abandonaron, el dolor estuvo presente, al igual que la rabia. Dejó de comer, bailar y de disfrutar las situaciones que la hacían vibrar.

“Dejé de hacer pijamadas con tus amigos, dejé de lado mi trabajo, dejé de estudiar. Mis manos tiemblan por todo y por nada. Eliminé los datos de mi proyecto más importante: un edificio autosustentable, pues una meta que estaba construyendo desde mis 9 años”, sumó a la carta.

En medio del caos que estaba viviendo, un médico la diagnosticó con un trastorno de estrés postraumático. Con base en su testimonio, esa confirmación le permitió esclarecer muchas cosas que estaba padeciendo. Si bien acudió a las citas de psiquiatría, todo siguió nublado en su vida.

La crisis llegó a un nivel tan alto que comenzó a manipular las inversiones de sus socios a su complacencia, sin tener en cuenta sus opiniones. “Igual sabía que eso no les iba a afectar mayor cosa por lo que son de vida cómoda. Hasta llegué a decir esa platica se perdió, la verdad no me importaba”, señaló Karen.

Reglones más abajo, cuando destapó las cartas que la atormentaban, le sugirió a su hija que les restara importancia a los juicios de la sociedad y se concentrara en ella, también mencionó a una tía que tendría la responsabilidad de hacerse cargo de la niña. “Las dos deben saber que al miedo lo deben aprender a controlar”, dijo.

Karen Castaño dejó para el fin las recomendaciones que deben seguir frente a su situación económica: su madre tiene que ir a un banco para liberar su cuenta y, después, repartir el dinero entre las deudas. Lo que sobre será para costear los sueños de su pequeña hija.

También explicó que hay un seguro especial para ella, pero temió que no se lo suministraran porque su muerte fue efecto de un suicidio. “No culpen a nadie por nada, ni se culpen de nada, yo soy la única responsable. Adiós. Te amo hija, eres la esperanza del universo”, concluyó.