Medellín
El lujoso museo de Pablo Escobar en poder del Osito, hermano del excapo, fue ocupado por la Fiscalía en Medellín. Está avaluado en 12.000 millones de pesos
El inmueble está ubicado en un exclusivo sector de la capital de Antioquia.
La Fiscalía General de la Nación ocupó con fines de extinción de dominio una lujosa propiedad que habría sido adquirida por el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria y que fue convertida por sus allegados en un museo.
El inmueble está ubicado en el exclusivo sector de La Asomadera y avaluada preliminarmente en 12 mil millones de pesos. Al parecer, el capo la habría puesto a nombre de sus testaferros; cuando murió, varias personas reclamaron el predio.
Los investigadores sospechan que esta situación fue aprovechada por Roberto de Jesús Escobar Gaviria, hermano del delincuente y conocido con el alias de Osito, para mantener el dominio sobre la vivienda.
“Los elementos de prueba indican que lo ha ocupado de manera ininterrumpida, ha promovido varias mejoras y adecuaciones”, detalló el ente de acusación tras la toma de la residencia este 19 de octubre.
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Se conoció que este sujeto habría hecho maniobras para que en los registros públicos figurara como propietaria una mujer, cuya identidad se desconoce.
La Sociedad de Activos Especiales (SAE) será la encargada de administrar esta propiedad que, de momento, fue afectada con medidas cautelares mientras avanza el proceso de investigación.
La disputa familiar
Una parte de esta propiedad fue demolida por las autoridades y destapó una pelea a muerte que libran dos de los parientes que fueron más cercanos al capo: un hermano y un sobrino se enfrentan por una parte de su herencia para exponerla al mundo.
En un lado está Roberto, alias Osito, el mayor de la familia Escobar Gaviria. Él se ganó la confianza de Pablo para acompañarlo en sus actividades. Cuando pagó sus deudas con la justicia, construyó irregularmente una galería para arrumar los objetos que tienen el sello del narco y contar, desde sus vivencias, cómo fue su paso por la Tierra a cambio de dinero.
En ese negocio lo escoltó su hijo, Nicolás Escobar. Ambos acomodaron en ese sitio, ubicado en el exclusivo sector de Las Palmas, algunos elementos que tuvieron un valor especial para el jefe del cartel de Medellín. Hasta junio de 2018, el proyecto adquirió fama y reunió a cientos de extranjeros que viajaron a Colombia para escuchar los relatos.
Por ese mismo tiempo, Roberto calificó a la madre de su primogénito como “puta” y estalló la relación: “Hasta hoy sos mi padre”, le alegó el hombre. De inmediato abandonó el museo y montó su propia versión, aunque con objetos no originales. Cuando intentó retornar al lugar que quedó en manos de su padre, los empleados de él le informaron que no lo hiciera porque estaba sentenciado a muerte. Al parecer, el Osito “les dio la orden a sus trabajadores de que, si yo volvía a ingresar, me mataran”.
Desde entonces, supuestamente, las intimidaciones no han parado e incrementan cuando Nicolás reclama los objetos que, siendo niño, usó frente a su tío para instalarlos en su propio negocio: “Si es tan berraco ingrese y quítemelas”, le habría dicho el Osito.
Sin embargo, la situación ha subido de tono desde 2022. Nicolás denunció ante el Gaula de la Policía, con pruebas en mano, que varias organizaciones que delinquen en la capital de Antioquia han llegado hasta su galería para amenazarlo: “Han ido más de cuatro grupos delincuenciales a atemorizarnos, mandados por Roberto Escobar Gaviria”.
En una de esas visitas, le habrían exigido 500.000 euros para blindarse de cualquier acción que pudiera terminar con su vida, algo más de 2.000 millones de pesos. En el episodio más reciente, alias Osito se habría trasladado hasta el museo de su hijo para dejarle un paquete intimidatorio, tal como Pablo Escobar lo hizo cientos de veces.
Nicolás teme por su vida. Entre sus planes está reescribir la historia de su tío para hacer contrapeso a las narraciones de la televisión, cuyas versiones considera como mentiras. Aunque cree que sus sueños podrían ser desechados en cualquier momento: “Todo quedará plasmado en los libros, si Dios me presta la vida, si no es que me la quitan antes”.