Nación
Fiebre del oro en Zaragoza, Antioquia: abrieron una calle por obras y encontraron un tesoro
La comunidad se acerca en masa al sitio con palas, baldes, bateas y costales.
Un suceso propio de Macondo es el que se vive desde hace algunos días en las calles del municipio de Zaragoza, donde el oro, literalmente, está brotando de la tierra.
El increíble hecho se empezó a registrar cuando una de las vía principales de ese municipio antioqueño fue destapada, es decir le retiraron el asfalto, para hacerle un arreglo; lo inédito es que, en plena obra, la comunidad descubrió que en la zona había oro.
Desde ese momento los habitantes se acercaron en masa al sitio con palas, baldes, bateas, costales y todos los elementos necesarios para extraer el preciado metal, cuya comercialización les sirve de sustento.
Imágenes que se han hecho virales en redes sociales muestran cómo la comunidad ya parceló la calle para, con amigos y familiares, tener un espacio para la búsqueda. Hacen huecos, lavan lo que extraen y buscan el oro que pretenden vender.
La calle tiene ahora grandes excavaciones que han sido realizados por la propia comunidad mientras adelanta este proceso de buscar oro. Las señales de tránsito informativas que fueron ubicadas por la realización de los trabajos quedaron a un lado e incluso en el suelo mientras que el material como piedras, ahora está mezclado con la tierra que sacan los ciudadanos en la excavación.
Algunas versiones de la comunidad aseguran que, en ese punto del municipio ubicado en la subregión del Bajo Cauca antioqueño, hay una guaca que fue enterrada por indígenas que habitaron la zona hace años atrás.
La calle sigue sin ser pavimentada y ahora es un río humano buscando oro. Pero esta no es la primera vez que ocurre un hecho de estos en Colombia. También en el año 2019 en Quibdó, Chocó, ocurrió una situación similar.
En ese momento el oro brotó en la calle primera de esa ciudad, que está ubicada cerca de la Plaza de Mercado. En esa oportunidad los trabajos de pavimentación también le permitieron a la comunidad encontrar oro, un “milagro” que le fue atribuido a San Francisco de Asís o San Pacho, como cariñosamente lo llaman, porque sucedió en el marco de sus fiestas patronales.
Los tres cabecillas del Clan del Golfo que están detrás del paro minero en el Bajo Cauca
SEMANA conoció un informe de inteligencia militar que pone en evidencia a los cabecillas de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) que estarían financiando e impulsando el paro de mineros en el Bajo Cauca antioqueño, Córdoba y Bolívar. La manifestación ya deja dos personas fallecidas y más de veinte lesionados. Sigue el temor en la zona.
Las autoridades revelaron que, si bien la protesta inició de manera pacífica el 2 de marzo, luego perdió el rumbo cuando la estructura delincuencial tomó la decisión de infiltrarla. Los hombres que comandó alias Otoniel estarían enfurecidos por la destrucción de nueve dragas que utilizaban para la extracción ilícita de oro, quemadas por el Ejército Nacional.
Tres brazos armados del Clan del Golfo están bajo la lupa de los investigadores. Por un lado, la unidad que fue bautizada como “Uldar Cardona Rueda”, que se mueve entre los departamentos de Antioquia y Córdoba. Al parecer, la principal fuente de financiación es la minería ilegal, de ahí el malestar con la Fuerza Pública por los constantes ataques.
La cabeza visible sería el señor José Miguel Demoya Hernández, conocido dentro de la organización delincuencial con el alias de Chirimoya. Más abajo estarían Fredy Rivera Cochero, alias Roberto o Bula; Jadid Antonio Gary Severiche, alias El Ciego o El Negro; William Buelvas Tordecilla, alias Piolín; y Gustavo Barba, alias El Gordo o Pseudopolítico.
En segundo lugar, aparece la subestructura de “Julio César Vargas Torres” que estaría siendo liderada por José Ramón Zapata Pérez, distinguido con el alias de Gavino. Su operación se concentra en el territorio antioqueño, en las subregiones del Bajo Cauca, nordeste y norte. También se sostiene con el narcotráfico y la minería ilegal.
En la línea de mando que fue identificada por el Ejército Nacional se revelan los rostros de Luis Daniel Terán Baldovino, alias Chuzo; y Óscar Gómez González, alias Tomás o Muelas. Luego se ponen en evidencia otros sobrenombres que tendrían relación con esta unidad delincuencial de las AGC: alias Fredy, alias Santiago, alias Sebastián y alias May o Maik.
Finalmente, la subestructura Yeison Leudo Chaverra, cuya operación se concentra en Antioquia y Córdoba. Por ejemplo, en los municipios de Caucasia, Nechí, El Bagre, Zaragoza, Anorí, Campamento, Valdivia, Montelíbano, Buenavista, Ayapel, Planeta Rica, Puerto Libertador, Tarazá, Ituango, Briceño, San José de la Montaña y Yarumal.
El cabecilla de la unidad es referenciado con el alias de Darío, Jorge o Costeño. Sin embargo, las autoridades no han podido dar con su identidad. Más abajo hay otros “NN”, pero los sobrenombres pesan en los territorios que fueron expuestos por la Fuerza Pública en las últimas horas: Piolín o Chiquito malo, Pinki, Samir, Venado, Chita y Villegas.
Al parecer, las tres subestructuras del Clan del Golfo estarían aportando dinero para respaldar el paro de mineros en el Bajo Cauca. Informes de la Defensoría del Pueblo y el Ejército Nacional confirmarían la instrumentalización de menores de edad. Sobre la mesa de ofrecimientos habría dinero y estupefacientes, escenarios que son materia de investigación.