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Maximiliano Tabares niño desaparecido
Maximiliano Tabares, niño desaparecido | Foto: Redes sociales

Antioquia

Fiscalía pidió cárcel para los seis capturados tras la desaparición del pequeño Maximiliano Tabares en Antioquia

El pasado lunes, 24 de octubre, les imputaron diferentes delitos, pero todos se declararon inocentes de este caso que tiene conmovido e indignado a todo un país.

26 de octubre de 2022

En la tarde de este martes inició la segunda audiencia contra las seis personas que estarían implicadas en la desaparición de Maximiliano Tabares, el menor de seis años de edad que está desaparecido desde el pasado 21 de septiembre en el municipio de Remedios, nordeste antioqueño.

Se ha conocido que en la audiencia que se desarrolla a puerta cerrada ante el Juzgado Promiscuo Municipal de Cisneros, Antioquia, la Fiscalía pidió medida de aseguramiento intramural para los seis procesados, en los que está la mamá, la abuela y el padrastro del menor. Estos serían los presuntos responsables de realizar ritos satánicos con el fin de encontrar guacas de oro. Sin embargo, es una noticia en desarrollo.

El pasado lunes, 24 de octubre, les imputaron diferentes delitos, pero todos se declararon inocentes de este caso que tiene conmovido e indignado a todo un país.

A Fabio Andrés Carmona Ramírez, alias El Líder y padrastro del menor, le imputaron los delitos de desaparición forzada agravada y tortura. A Sandra Patricia Cano, la madre del menor, por los delitos de desaparición forzada agravada a título de autora y tortura a título de cómplice.

Robinson Smith, alias el Meditador, fue judicializado por el delito de desaparición forzada agravada y tortura a título de cómplice, al igual que a la abuela, Damaris Estela Pérez Escalante, alias Mary, por estos mismos delitos.

La tercera pareja en la judicialización es Susana Ceballos, alias La Sumisa, por los delitos de desaparición forzada agravada y tortura a título de cómplice, y Fabián Alberto Monsalve, cómplice de tortura.

Cabe recordar que estas personas fueron capturadas el pasado 21 de octubre por integrantes de la Policía en los municipios de Bello y Segovia. El temido grupo practicaría ritos satánicos con el objetivo de encontrar señales que los llevara al punto exacto donde estarían supuestas guacas de oro en las montañas de la región. En los relatos recopilados por los investigadores, los habitantes dieron cuenta de que sus integrantes cavaban en la tierra repetitivamente para hallar los elementos valiosos.

Ahora bien, el cadáver no ha sido encontrado. Las autoridades lo han buscado por cielo y tierra. Los habitantes de Segovia y Remedios también se unieron a las labores de rescate sin éxito: destaparon fosas e inspeccionaron cada rincón de las residencias de los familiares. Incluso, integrantes de un grupo armado ilegal se sumaron a las inspecciones.

De Maximiliano Tabares Caro no se tiene esclarecido el último día que lo observaron. Su madre cita el 21 de septiembre, cuando lo envió a comprar un producto a las siete de la mañana. Pero nadie da certeza de esa hipótesis. Hace unas semanas, la comunidad de Remedios trató de lincharla por las inconsistencias que habría en su relato.

SEMANA conoció que uno de los abogados de las cuatro personas capturadas explicó que el mensaje que quieren enviar a la comunidad en general es que no se tome justicia por mano propia, debido a que se debe esperar a que las autoridades ejerzan los actos investigativos por medio de la Policía judicial.

Aunque la mamá del niño aseguró que se le perdió de vista cuando lo envió a una tienda del corregimiento de La Cruzada, las autoridades tienen una hipótesis escalofriante. Presuntamente, estas personas habrían utilizado el cuerpo de Maximiliano Tabares Caro para librarse de un peso que tendría la secta satánica de Los Carneros.

Esa posición la habría asumido el padrastro. Los miembros del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía tienen la certeza de que, supuestamente, este hombre habría convencido al resto de la familia de soltar el cadáver a razón de que estaba poseído por un espíritu. Ellos habrían aceptado esa información y gestionado la desaparición.

El relato de un exintegrante de la supuesta secta satánica de Los Carneros es la pieza clave que tienen las autoridades para esclarecer la desaparición de Maximiliano Tabares Caro, el niño de seis años que se perdió en el municipio de Remedios. La Fiscalía señala a la agrupación como la presunta responsable. Entre las personas acusadas está su madre.

El principal testigo se unió al grupo en 2021. Ingresó por invitación del padrastro de la víctima. Él le describió que la tribu tenía como objetivo principal encontrar guacas en la región. Es decir, tesoros escondidos bajo la tierra para hallar piezas valoradas en los mercados. Sin embargo, se retiró en el camino por la crueldad de los encuentros.

Alcanzó a vivir en carne propia los sacrificios que hacían para encontrar las señales que les enviaban supuestos espíritus con el fin de ir a los puntos exactos donde estaba el oro. Esa tarea estaría siendo obstaculizada por el hijo de una de las integrantes y compañera sentimental del sujeto que llevaba la batuta en la secta, Maximiliano Tabares Caro.

Este hombre habría recibido un mensaje de sus dioses en el que le advirtieron sobre un mal que estaba dentro del cuerpo del niño, y que no estaría dejando prosperar el negocio. En consecuencia, citaría a sus súbditos para sacarle el espíritu al menor de edad. Ese encuentro estaba agendado para el 20 de septiembre; al otro día se reportó la desaparición.

“El líder me abordó y me dice que yo debo volver a la tribu. Me citó para que en la noche de ese mismo 20 de septiembre fuera a la casa de Damaris (abuela de la víctima), que allí nos reuniríamos porque el espíritu le dijo que Maximiliano lo estaba obstaculizando para que no encontraran las guacas. Yo no asistí”, detalló el testigo ante la Fiscalía.

Pero las revelaciones fueron más allá. Este sujeto explicó que duró varios meses dentro de la secta satánica. Dio un paso al costado recientemente por los dolores que le estaba imponiendo el líder. Supuestamente, para llamar a los dioses a los que veneraban con el propósito de recibir las guías del camino, debían soportar tratos humillantes.

En siete oportunidades sufrió quemaduras por las marcaciones que le hacían con cuchillos, calentados previamente con el soplete con el que funden el oro. Con base en sus palabras, el arma blanca la habrían puesto en el fuego y luego dibujaban sobre su cuerpo un signo de cruz. También recibió varias filtraciones de agujas en sus testículos.

“En una ocasión me obligó, en medio del culto, a tener relaciones sexuales. Me retiré porque los tratos que recibía por parte del líder no me gustaban, eran tratos crueles. Me parecía que no concordaban con lo que él, inicialmente, me había dicho, que era para buscar guacas”, afirmó el exintegrante de Los Carneros frente a las autoridades.

Este relato habría sido confrontado con el material probatorio que las unidades de inteligencia del CTI y la Fiscalía hallaron en las residencias de los capturados. En las viviendas tenían documentos satánicos y muñecos vudú que habrían sido utilizados en sus prácticas. No obstante, el cadáver de Maximiliano Tabares Caro no fue hallado.