Medellín
Indígenas hablan del asalto a la Alcaldía de Medellín que dejó ocho heridos: ¿qué hay detrás?
La invasión no dejó personas capturadas, pese a las violaciones que reportó la administración distrital.
El Cabildo Mayor Indígena Embera del Valle de Aburrá destapó las cartas frente a la invasión que se presentó este miércoles en el edificio de la Alcaldía de Medellín. En medio del violento asalto, ocho personas resultaron heridas y no hubo detenciones.
La asonada se camufló en una manifestación pacífica que arrancó en el centro de la ciudad. Al menos 800 personas protestaron en contra de la erradicación de la mendicidad y los operativos que adelantan las autoridades para evacuarlos del espacio público.
Todo cambió cuando arribaron a las inmediaciones del centro administrativo de La Alpujarra. Menores de edad, mujeres en embarazo y adultos mayores se abalanzaron ferozmente sobre la administración distrital, intimidando a la Policía con palos.
Ellos lograron el objetivo: se tomaron los primeros pisos del inmueble y destruyeron lo que se encontraron a su paso para llamar la atención del mandatario, Daniel Quintero Calle. Entre tanto, arruinaron las vitrinas, rompieron algunas ventanas y forzaron puertas.
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Los indígenas que protagonizaron el hecho no serían del departamento de Antioquia. En su mayoría, habrían llegado desplazados por la violencia desde el Chocó y otras regiones del país. Ellos han encontrado en Medellín un espacio de tranquilidad, pero ha cambiado.
Al parecer, la Alcaldía no les estaría permitiendo comercializar las artesanías que fabrican en la calle. Sin embargo, las autoridades dieron cuenta que no se trataría de eso. Más bien la protesta se originó porque les han frenado la mendicidad y uso de los niños para ello.
El Cabildo Mayor Indígena Embera del Valle de Aburrá aseguró que la invasión al distrito no fue coordinada con los miembros de la corporación. Es decir, por iniciativa propia se lanzaron a La Alpujarra y no tenían conocimiento de lo que iba a ocurrir en el edificio.
Así lo afirmó en un comunicado dirigido a la opinión pública: “Los compañeros indígenas que participaron de estas acciones son aquellos que vienen esporádicamente a la ciudad desde los territorios, pero no hacen parte de nuestro cabildo urbano”.
Frente a los hechos, tampoco respalda las actuaciones violentas por parte de los comuneros porque son bienes públicos para el disfrute de la ciudadanía. En tanto, no tendría razón para atacarlos como ocurrió en la mañana de este 23 de febrero.
Las críticas también fueron para la Policía Nacional y el trato que se les dio a los protestantes. Ambos bandos se enfrentaron a golpes y dejaron ocho personas heridas, entre indígenas y uniformados. Por esta alteración del orden público no hubo capturas.
“Rechazamos la utilización de la fuerza desmedida por parte del Esmad”, rebautizado por el Gobierno nacional como la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden. Aunque el operativo se frenó por la presencia de 300 menores de edad y mujeres en embarazo.
El Cabildo Mayor Indígena Embera del Valle de Aburrá no se desprende del todo de las peticiones, pues las considera justas. La piedra en el zapato es la manera violenta en que tramitaron las diferencias y solicitud con la Alcaldía de Medellín y la Policía.
“Es urgente y necesario que, para evitar estas situaciones incómodas, realmente las instituciones -en su conjunto- puedan atender los derechos de los pueblos indígenas en sus territorios, así como para quienes ya nos encontramos en la ciudad”, concluyó.
Si bien hubo ‘humo blanco’ al final de la tarde y los indígenas fueron evacuados a un coliseo, los clamores que justificaron la protesta no serán considerados por la administración distrital, a razón de que vulneran los derechos de los menores de edad.
Daniel Quintero Calle interpretó la propuesta como un ‘visto bueno’ para la utilización de niños, niñas y adolescentes en la mendicidad, también que estén al margen de la calle. Varios de ellos han sido sorprendidos violando el toque de queda nocturno.