Medellín
La escalofriante ruta de la heroína en Medellín: consumidores se inyectan la sustancia hasta en la lengua. Las imágenes son increíbles
SEMANA recorrió la ruta de la heroína en Medellín, donde los habitantes en condición de calle inhalan, fuman y se inyectan la peligrosa sustancia llamada “demonio”, bajo críticas condiciones de salubridad.
El centro de Medellín es el principal punto de comercialización de heroína en el Valle de Aburrá. Una dosis de esta perjudicial droga cuesta 8.000 pesos y sus consumidores se la inyectan en la primera vena que aparezca, razón por la cual los médicos tienen las alarmas encendidas.
Esa ‘bodega’ de droga está repleta de ratones y fuertes olores que pasan desapercibidos una vez la sustancia llega al cerebro: “Me olvido de todo, no siento nada”, relata un sujeto mientras le apuntaba al antebrazo con una jeringa lista para descargar el opioide.
El líquido de tonalidades marrones que se inyecta desde los 12 años es un elemento de la amapola que se mezcla con agua y limón. Mientras más oscura, menos pura. Sus efectos son devastadores: relajación intensa, activa el modo zombi y se pierde el control de los sentidos.
Su cuerpo está lleno de heridas por los pinchazos de agujas que se realiza dos veces al día desde hace tres décadas. Las marcas están en el cuello, los brazos, las piernas, la espalda y la lengua; la única parte que no se ha chuzado son los genitales porque le da miedo.
La jeringa es la pertenencia que más cuida y se niega a compartirla con sus compañeros de calle, quienes no tienen escrúpulos para rotar el alfiler de mano en mano para recibir al “demonio”, como se le conoce popularmente a la droga. Ahí está el peligro más latente.
El médico Guillermo Castaño, director del Centro Internacional de Transferencia Tecnológica de Drogas de la Universidad CES, relató que cuando se prestan las agujas hay altos riesgos de contraer infecciones por VIH, sida y hepatitis B y C. El nivel de peligrosidad solo es comparable con el del fentanilo, que es 50 veces más potente que la heroína. Sin embargo, el especialista reveló que ha conocido casos en los que se arma un coctel entre ambos elementos y se vuelve mortal, al punto de una sobredosis.
El mercado de la heroína
Un informe publicado por el Observatorio de Drogas de Colombia indicó que las redes del tráfico de este opioide son cerradas porque “saben que se trata de una sustancia de alta peligrosidad y perciben que pueden llegar a tener más problemas por ello”.
Investigadores de la Policía Nacional han identificado que la comercialización se concentra, además del centro de Medellín, en las redes sociales. En mensajes cifrados, los expendedores estarían ofreciendo la droga para no ser descubiertos por las autoridades.
Una dosis, que suma 0,2 grados, oscila entre 8.000 y 10.000 pesos, mientras que un gramo se vendería a 15.000. Aunque cada valor puede variar según el sector; por ejemplo, en zonas exclusivas como El Poblado y Laureles se ofrece entre 35.000 y 50.000 pesos.
La Dirección de Antinarcóticos reportó que, en lo que va corrido del año, un kilo de heroína ha sido incautado por sus hombres en Medellín. La misma cifra tiene el departamento, donde se sospecha que hay siembra de amapola, materia prima de esta droga.
Aunque últimamente los compradores frecuentes son los habitantes en condición de calle, se tiene presente que la demanda del producto ilegal se mantiene en sujetos solteros de los estratos 3, 4 y 5, teniendo en cuenta el alto valor que invierten.
Uno de los casos más llamativos de los efectos de esta droga quedó registrado en un video en el que un hombre alto y rubio deambulaba en modo zombi. Según personas cercanas al sujeto, sería un extranjero que llegó a Colombia y quedó atrapado en las redes del consumo y microtráfico.
Los riesgos los cobijan a todos y el médico Castaño sugirió afinar las políticas públicas para prevenir el consumo y reducir los riesgos de enfermedades en quienes ya lo hacen: “Entregar jeringas, toallas con alcohol, condones y elementos para desinfectar”.
Eso ya lo hace la fundación Yonathan Forero No Más Drogas, cuyos miembros se toma las calles de Medellín para enfrentar los peligros de la heroína. Tanto la Fundación como el doctor Castaño tienen la esperanza puesta en la política de drogas que promete cambiar la estrategia de atención a adictos.