Medellín
La historia de amor de la pareja que murió ahogada en deprimido de Medellín. El agua y la muerte se los llevaron en cinco minutos
Alexandra Salazar y Gonzalo Estrada ajustaron seis años de relación, juntos dieron el último respiro.
El fallecimiento de una pareja de novios en un soterrado de la capital de Antioquia conmovió a Colombia. SEMANA conoció detalles de la relación y el plan que tenían en la noche del 14 de enero, cuando tropezaron en su carro con una inundación y se ahogaron.
En el vehículo particular se movilizaban Gonzalo Estrada y Alexandra Salazar, quienes ajustaron seis años en una relación sentimental. Ambos disfrutaban de la buena compañía y de actividades que los despejaran de las labores que desempeñaban en la ciudad.
El hombre era empresario y la mujer especialista en cosmetología, propietaria de un reconocido centro de estética del barrio La América de Medellín. Justamente, el viaje que los llevó a la muerte arrancó en ese sector y se dirigieron hacia el sur del Valle de Aburrá.
Planearon salir a comer a un restaurante del municipio de Envigado. La ruta que tomaron los llevó directo al deprimido de Conquistadores, localizado en el occidente. Esa noche la lluvia estaba azotando y las vías se empezaban a convertir en una piscina profunda.
Esa fue la información que le transmitieron a la hija de Alexandra, Valentina Salazar: “Ella iba a comer con su novio a Envigado. Yo sabía que ella todos los fines de semana se iba con su esposo a pasear o a comer. Ella trabajó el sábado sin descanso”, señaló.
“Ellos se amaban mucho, se les notaba en los ojos. Ese hombre la amaba”, siguió contando la joven al referenciar que estaban organizando la fiesta de cumpleaños de su mamá en una finca del departamento el próximo 30 de enero, donde cumpliría 42 años.
Gonzalo apareció en la vida de Alexandra cuando estaba luchando por montar un negocio de estética en Medellín. Él la impulsó a conseguir sus sueños, mientras se costeaba el local y las máquinas arreglando uñas a domicilio. Ambos disfrutaron la alegría de conseguirlo.
“Él siempre nos brindó el apoyo cuando nosotros lo necesitábamos, pero gracias a Dios, con el sudor de la frente de mi mamá, no nos llegó a faltar nada. Aunque antes, cuando estaba empezando, llegamos hasta aguantar hambre”, agregó la hija de la mujer.
Ahora bien, esa noche del sábado 14 de enero, el volante del automóvil estaba a cargo del señor y en el otro asiento lo acompañaba su novia. La velada amorosa no se dio y juntos dieron el último respiro cuando el agua los atacó ferozmente dentro de la cabina.
Testigos relataron que el vehículo ingresó parcialmente a la inundación. Al percatar la magnitud de la profundidad, Gonzalo trató de reversar sin éxito. Mientras el automóvil se hundía por el volumen del agua, se escucharon gritos al interior: “Mi hijo, mi hijo, mi hijo”.
No abrieron las puertas porque el sistema eléctrico colapsó y las ventanas no fueron capaz de romperlas dado que estaban blindadas. Las maniobras por sobrevivir quedaron plasmadas en los vidrios del vehículo con pequeños impactos por los golpes que lanzaron.
“Todo ocurrió en cinco minutos”, detalló Alexander Lemus, una de las personas que trató de protegerlos. Él le pasó un martillo a un hombre que nadó hasta el carro. Una vez logró destruir mediamente uno de los vidrios, confirmó que ya habían perdido la vida.
Los bomberos le quitaron el agua a la vía y hallaron los dos cadáveres. En ese instante, las identidades fueron un misterio. Valentina Salazar se enteró prontamente que se trataba de su querida madre y el hombre que le alegró la vida en los últimos seis años.
Reveló que una vez se reponga del dolor, interpondrá una denuncia en contra de la Alcaldía de Medellín para que responda por la muerte de su madre. Ella alegará que la tragedia podría ser evitada y, al parecer, no se trabajó lo suficiente para impedirla.
Así lo afirmó: “Sí, quiero tomar cartas en el asunto porque esto no se puede quedar así. Lo que sea que pase no me va a devolver a mi mamá, yo sé que eso no va a pasar. Esto para mí fue una injusticia, algo que ya había pasado antes y no le prestaron atención”.
Hace referencia a un incidente de 1988. En una noche de lluvias que acorraló a la ciudad, varios ejes viales se taponaron de agua. En el deprimido quedó atrapado un vehículo con los cadáveres de cuatro artistas, por eso se rebautizó el soterrado como ‘Los músicos’.
La demanda
Valentina Salazar estaba por fuera de Medellín cuando se enteró de la muerte de su madre y el compañero sentimental de ella. De inmediato buscó la manera para trasladarse y asumir la pesadilla: su mejor amiga, que antes de morir le dijo “te amo”, ya no estaba.
La mirada se le nubló y ordenó cancelar el semestre de la universidad para recuperarse del estruendo que dejó su partida. Espera tomar fuerza en las próximas dos semanas para ordenar la empresa de cosmetología que heredó y hacer “justicia” por la tragedia.
Ella volverá a abrir las puertas del centro de estética que su mamá levantó con “las uñas” en el barrio La América de Medellín, tal como se lo pidió Alexandra, pues días antes del incidente, le dijo que, si llegaba a faltar, debía asumir el control del emprendimiento.
Por el otro lado, buscará resolver las dudas que tiene de la inundación en un juzgado del departamento de Antioquia. Anticipó que, cuando retome sus actividades, presentará una denuncia contra de la Alcaldía para que se evalúe la gestión del riesgo en ese deprimido.
Salazar ha recibido múltiples recomendaciones para emprender la lucha judicial. Sin embargo, teme que personas inescrupulosas quieran sacar provecho de la muerte de su madre. Ella espera la asesoría de un abogado para que le dibuje la ruta a seguir.