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“La paz no se negocia”: duras críticas del gobernador de Antioquia al presidente Petro en medio de crisis de orden público
El mandatario de los antioqueños hablo con SEMANA y fue enfático en sus respuestas.
El gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, criticó en diálogo con SEMANA los diálogos que adelanta el gobierno de Gustavo Petro con los grupos armados ilegales en medio de la profunda crisis que vive el país con el orden público.
Al consultarle la razón por la que se negó a sentarse en la mesa de paz con las disidencias de las Farc, señaló que la paz sencillamente no se puede negociar.
“Para mí la paz es la consolidación de la seguridad, de la justicia, de las oportunidades en todos los rincones del país. La paz no se negocia, menos como, infortunadamente, se ha hecho en Colombia casi a lo largo de toda nuestra vida republicana, contemporizando con el crimen”, dijo.
“La paz se impone con seguridad, con justicia y con oportunidades, esa es la visión del gobierno de Antioquia que yo tengo el honor de presidir”, precisó.
El mandatario de los antioqueños tiene claro que las mesas de diálogo por parte del Gobierno nacional son un completo fracaso.
“Todas son el reconocimiento de un fracaso. Imagínese usted tener que ir a negociar con un bandido que está en la cárcel. ¿Cómo consolida la seguridad y la paz en cualquier otro territorio de la ciudad? Yo sí me he sentado a trabajar por la paz del departamento con las víctimas, quienes estuvieron en el primer proceso de negociación y son reincorporados y hoy están inmersos en la vida civil buscando una segunda oportunidad, ahí he estado con ellos”, señaló.
En medio del diálogo que tuvo Rendón con este medio de comunicación, dio a conocer que su tarea no ha sido fácil, pues su visión de gobierno es muy distinta a la del presidente Gustavo Petro, pero señaló que los policías y soldados siguen atacando a la ilegalidad.
Otro de los temas álgidos de los que habló el gobernador fue el de los frentes de seguridad ciudadana no armados, lo que ha desatado toda una polémica en el territorio nacional, pues hay quienes aseguran que es revivir las épocas del paramilitarismo.
“Nosotros tenemos una meta de diez mil, pero el departamento tiene, más o menos, cerca de cuatro mil frentes que ya vienen activos de tiempo atrás y que estamos haciendo todo el trabajo operativo y logístico de consolidarlos y afianzar su labor. Ellos son los ojos de las autoridades en los territorios y los estamos fortaleciendo, eso seguiremos haciendo”, enfatizó.
Fuerzas Militares pobres
Las Fuerzas Militares de Colombia están desmanteladas, pobres, sin los recursos necesarios para afrontar la guerra que están perdiendo en varias regiones del país contra unas terroristas y macabras disidencias de las Farc. El Gobierno del presidente Gustavo Petro y el ministro de Defensa, Iván Velásquez, las dejaron fortalecer y ahora dominan, someten a la población, asesinan a soldados, policías y civiles sin ningún reparo.
Mientras que los soldados ruegan por mejores equipos, armas y abastecimiento de comida en sitios recónditos donde se juegan la vida, los criminales al mando de alias Iván Mordisco se desplazan en camionetas de alta gama, tienen un arsenal de drones explosivos y poderosos fusiles Barrett, que cuestan 40 millones de pesos en el mercado negro y son capaces de impactar un helicóptero, como quedó demostrado en la toma violenta a Morales, Cauca, el pasado 20 de mayo.
SEMANA recogió múltiples testimonios de uniformados, desde soldados rasos hasta altos mandos, quienes aseguran que las Fuerzas Militares están en su peor momento. Las horas de vuelo se redujeron en un 50 por ciento, por tanto, no hay apoyo aéreo para abastecer a tropas ubicadas en lugares de difícil acceso. En el caso de Jamundí, sur del Valle, uno de los municipios sometidos por las disidencias, los pelotones deben ser retirados constantemente de la zona rural alta, pues no hay cómo llevarles alimento.
“Nos la pasamos de arriba para abajo, caminando como tontos. Caminamos en ascenso cinco días, llegamos hasta Ampudia o San Antonio, nos quedamos dos días y luego nos toca devolvernos otros cinco días de camino, porque se nos acaban las raciones y no hay ayuda helicoportada, tampoco autorización de combustible para otros vehículos. Nos quitaron todas las horas de vuelo, así es muy difícil combatir a las Farc, porque lo que estamos haciendo es insuficiente”, relató un mando medio de la Tercera División del Ejército Nacional. Otro de los militares consultados por este medio no ocultó su tristeza y con la voz entrecortada contó uno de los episodios recientes que más desmoralizó a la tropa.