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Las ‘gringo parties’: estas son las extravagancias del turismo sexual en Medellín
Medellín se ha convertido en una de las ciudades más cotizadas por extranjeros para acceder a servicios sexuales. SEMANA detalla cómo se desarrollan las llamadas Gringo parties en la capital de Antioquia.
El turismo sexual está devorando al barrio El Poblado de Medellín y sus alrededores. Los edificios y bares más exclusivos han sido testigos de los abusos de extranjeros que ven a las paisas como un trofeo para poner en sus repisas. Cerca de 80 denuncias recientes dan cuenta del problema que enfrenta la ciudad.
Las redes de explotación sexual son cada vez más frecuentes y se promocionan sin freno en internet. Las vulneraciones de las que son víctimas las mujeres las camuflan en extravagantes fiestas donde hay licor, música y comida de lujo, a cambio de tener cercanía con los hombres que asumen los gastos.
Una de las organizaciones que está detrás de estos encuentros paga pauta en Instagram para llamar la atención de sus asistentes. En las publicaciones pregunta si quieren acudir a una celebración en la que podrán disfrutar de una buena gastronomía y bailar al ritmo de un DJ. Todo es gratis, sin más detalles.
La comunicación proviene de un usuario, supuestamente, norteamericano. Él habría bautizado su trabajo como Gringo parties en el Valle de Aburrá. Si bien se ve como un organizador de recepciones, se sospecha que tendría un macabro plan para lograr el objetivo que comercializa: mujeres a disposición de los hombres.
Sus clientes provienen de varios países del mundo, pero la condición es que deben pagar en dólares. Hay varios paquetes en el mostrador que van desde uno a dos millones de pesos colombianos. Todo depende de las especificaciones que entregue el cliente, tanto en el cuerpo de la mujer como en la logística del encuentro.
Una cena privada en penthouse con un chef y música en vivo está avaluada en 250 dólares (más de un millón de pesos). Le anticipan que tendrá a disposición una “beautiful woman” (mujer hermosa) y que habrá un aforo máximo de ocho clientes durante la noche, con el propósito de disfrutar de una “buena porción”.
Si suma otros 50 dólares, gozará de una gran fiesta en el mismo espacio, fincas o un club privado. Por lo general, son 100 invitados y un solo hombre puede ser acompañado por tres mujeres. También ofrecen barra libre.
El último plan incluye un fin de semana completo en una mansión a un pie del famoso embalse de Guatapé, ubicado en el oriente de Antioquia, o en la ciudad de Cartagena con un cortejo para complacerse. Con base en los requerimientos de la compañía, tendría que comprarlo por 300 o 600 dólares.
Antes de las reuniones, también estarían dispuestos a ‘entrenar’ y formar a los clientes para tener éxito en las fiestas con las paisas. A diferencia de las otras mujeres del planeta, las de esta región tendrían un valor agregado que los deja sin aliento. Una vez aprobado el curso, estarían listos para recibirlas en el penthouse. Este caso en particular está siendo investigado por unidades especializadas de la Fiscalía General de la Nación junto a la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá. Para no afectar los estudios, se omitieron detalles del proceso. Hoy no se tiene en el radar al fundador de las Gringo parties en la ciudad de Medellín.
Las alternativas
Otros extranjeros no buscan intermediarios y se lanzan a las aplicaciones digitales para encontrar pareja en su estadía. Las citas se programan en establecimientos comerciales de El Poblado o en el sector de Laureles. Si bien ellos asumen los gastos, inducirían a las mujeres a tener relaciones sexuales para saldar la deuda.
Carolina y Marcela* se contactaron con un estadounidense que las invitó a pasar una noche juntos. Él se encargó de llevar a un amigo para armar las dos parejas. Entraron a dos restaurantes y a una discoteca. Cuando cerraron las puertas de los negocios, les pidieron dar el otro paso: “Ir a la cama, querían eso”.
Ellas no cumplieron sus pretensiones y, en el momento en que iban a abandonar el sector, les sugirieron regresar el dinero que habían invertido en el licor y alimentación porque no recibirían retribuciones sexuales. Cientos de historias referencian la misma escena en las zonas rosas de la capital del departamento de Antioquia. Sin embargo, en la calle hay riesgos. Un ciudadano de nacionalidad estadounidense y vietnamita pactó un encuentro con una mujer para lograr una aparente relación. Registró en su teléfono la reunión: hubo comida y fiesta, que pagó con sus tarjetas bancarias. Tras la cita, apareció muerto producto de una presunta sobredosis.
Desde Estados Unidos, su familia denunció que fue víctima de un robo por la mujer que lo estaba acompañando y que conoció sin previo aviso en la aplicación. Las autoridades no encontraron sus pertenencias en los bolsillos y, al parecer, hubo movimientos adicionales en sus cuentas tras su asesinato.
Otras diez denuncias interpuestas por extranjeros reseñaron que las mujeres les pusieron escopolamina en sus bebidas y, mientras se desplazaban al hotel para los encuentros sexuales, cayeron a sus pies. Al otro día, amanecieron sin sus objetos de valor; a uno de ellos le quitaron criptomonedas por un valor de 1.300 millones de pesos.
Pero el turismo se sigue multiplicando. Solo en 2022, llegaron un millón de extranjeros. La concejala Dora Saldarriaga planteó dudas sobre los estragos que podría estar causando la visibilidad: “No puede ser que el aumento del turismo termine por disminuir la calidad de vida de las mujeres y de sus habitantes en general”.
Las cifras
Las víctimas frecuentes de la explotación sexual comercial en Medellín son mujeres. De acuerdo con los datos del Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional, en lo que va corrido de este año han llegado a la institución 14 denuncias por este tipo de conductas.
En 2022 hubo 104 quejas y en 2021 llegaron 107 reportes. En los últimos 12 meses, 81 menores de edad reportaron ser víctimas de este flagelo. Aunque la Defensoría del Pueblo sospecha que hay un subregistro en las cifras, porque no todas las personas llaman la atención de las autoridades judiciales por temor.
Mientras que la Fiscalía reseñó que en los primeros días de 2023 imputó 69 delitos sexuales en la ciudad. La pornografía, utilización de medios de comunicación para ofrecer actividades sexuales ilícitas con menores de 18 años, inducción a la prostitución, proxenetismo y trata de personas, son los mayores dolores de cabeza.
Hay preocupación por el uso de los niños, niñas y adolescentes en el marco del turismo sexual. La Alcaldía ordenó un toque de queda nocturno en los sectores donde se presenta con mayor frecuencia este delito y ofreció una recompensa de 100 millones de pesos para identificar a los proxenetas y clientes de la prostitución.
Pero no estaría siendo efectivo. La Personería de Medellín les ‘jaló las orejas’ a la administración distrital y a la Policía Nacional porque los menores se estarían saltando la medida sin control, caminando por la boca del lobo. En su mayoría, los afectados son miembros de las comunidades indígenas en estado de mendicidad* Nombres cambiados para proteger a las personas involucradas.