Antioquia
Los tres cabecillas del Clan del Golfo que están detrás del paro minero en el Bajo Cauca
Tres subestructuras de las Autodefensas Gaitanistas están bajo la lupa de las autoridades.
SEMANA conoció un informe de inteligencia militar que pone en evidencia a los cabecillas de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) que estarían financiando e impulsando el paro de mineros en el Bajo Cauca antioqueño, Córdoba y Bolívar. La manifestación ya deja dos personas fallecidas y más de veinte lesionados. Sigue el temor en la zona.
Las autoridades revelaron que, si bien la protesta inició de manera pacífica el 2 de marzo, luego perdió el rumbo cuando la estructura delincuencial tomó la decisión de infiltrarla. Los hombres que comandó alias Otoniel estarían enfurecidos por la destrucción de nueve dragas que utilizaban para la extracción ilícita de oro, quemadas por el Ejército Nacional.
Tres brazos armados del Clan del Golfo están bajo la lupa de los investigadores. Por un lado, la unidad que fue bautizada como “Uldar Cardona Rueda”, que se mueve entre los departamentos de Antioquia y Córdoba. Al parecer, la principal fuente de financiación es la minería ilegal, de ahí el malestar con la Fuerza Pública por los constantes ataques.
La cabeza visible sería el señor José Miguel Demoya Hernández, conocido dentro de la organización delincuencial con el alias de Chirimoya. Más abajo estarían Fredy Rivera Cochero, alias Roberto o Bula; Jadid Antonio Gary Severiche, alias El Ciego o El Negro; William Buelvas Tordecilla, alias Piolín; y Gustavo Barba, alias El Gordo o Pseudopolítico.
En segundo lugar, aparece la subestructura de “Julio César Vargas Torres” que estaría siendo liderada por José Ramón Zapata Pérez, distinguido con el alias de Gavino. Su operación se concentra en el territorio antioqueño, en las subregiones del Bajo Cauca, nordeste y norte. También se sostiene con el narcotráfico y la minería ilegal.
En la línea de mando que fue identificada por el Ejército Nacional se revelan los rostros de Luis Daniel Terán Baldovino, alias Chuzo; y Óscar Gómez González, alias Tomás o Muelas. Luego se ponen en evidencia otros sobrenombres que tendrían relación con esta unidad delincuencial de las AGC: alias Fredy, alias Santiago, alias Sebastián y alias May o Maik.
Finalmente, la subestructura Yeison Leudo Chaverra, cuya operación se concentra en Antioquia y Córdoba. Por ejemplo, en los municipios de Caucasia, Nechí, El Bagre, Zaragoza, Anorí, Campamento, Valdivia, Montelíbano, Buenavista, Ayapel, Planeta Rica, Puerto Libertador, Tarazá, Ituango, Briceño, San José de la Montaña y Yarumal.
El cabecilla de la unidad es referenciado con el alias de Darío, Jorge o Costeño. Sin embargo, las autoridades no han podido dar con su identidad. Más abajo hay otros “NN”, pero los sobrenombres pesan en los territorios que fueron expuestos por la Fuerza Pública en las últimas horas: Piolín o Chiquito malo, Pinki, Samir, Venado, Chita y Villegas.
Al parecer, las tres subestructuras estarían aportando dinero para respaldar el paro de mineros en el Bajo Cauca. Informes de la Defensoría del Pueblo y el Ejército Nacional confirmarían la instrumentalización de menores de edad. Sobre la mesa de ofrecimientos habría dinero y estupefacientes, escenarios que son materia de investigación.
La inteligencia militar también estableció que las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) ofrecen salarios que van desde los 70 mil pesos hasta los 100 mil pesos para hacerle contrapeso a las autoridades. Principalmente, prefieren a los niños y jóvenes menores de 18 años ya que pueden esquivar con facilidad las responsabilidades judiciales.
El presidente Gustavo Petro afirmó que los jóvenes que están detrás de las vulneraciones que tienen lugar en el Bajo Cauca no han recibido estudio y, en efecto, no saben que se convirtieron en violadores de derechos humanos. Así lo dijo en sus redes sociales.
“Recibieron dineros del Clan del Golfo para hacer daño y hacer pasar esa violencia como un paro social. Dañan a su propio pueblo y a su familia. Lamentablemente, las condiciones de pobreza hacen que una parte de la juventud esté dispuesta a venderse”, escribió Petro.