Este sábado se llevará a cabo la beatificación de la madre María Berenice Duque, en Medellín.
Este sábado se llevará a cabo la beatificación de la madre María Berenice Duque, en Medellín. | Foto: Arquidiócesis de Medellín

Antioquia

¿Quién era la madre María Berenice Duque? Este sábado se llevará a cabo su beatificación en Medellín

El milagro que se le atribuye es haber curado a Sebastián Vásquez, quien sufría una enfermedad huérfana.

25 de octubre de 2022

La ceremonia de beatificación de la madre María Berenice Duque será el próximo sábado 29 de octubre en la Catedral Metropolitana de Medellín, a las 10:00 a. m. La fundadora de las Hermanitas de la Asunción, congregación que hace presencia en 15 países, recibió esa dignidad por parte del papa Francisco, según detalló la Arquidiócesis de Medellín, en la que ya habían designado al cardenal Marcello Semeraro como el delegado para la celebración.

“El milagro que se atribuye reúne todas las condiciones desde el punto de vista científico y teológico para decir que gracias a su oración es una intervención de Dios”, dijo el arzobispo de Medellín, monseñor Ricardo Tobón.

María Berenice Duque nació el 14 de agosto de 1898 en Salamina, departamento de Caldas, y falleció el 25 de julio de 1993 en Medellín, Antioquia. Era hija de Antonio José Duque Botero y Ana Berenice Hencker Richter.

De acuerdo con la información que reposa en el museo de la Madre en Medellín, su obra evangelizadora estuvo caracterizada por su espiritualidad, humildad y sencillez. Además, por el servicio a los habitantes de escasos recursos económicos y la promoción social de los niños, jóvenes y mujeres, sin distinción social de razas ni condición social. En el museo que lleva su nombre se puede apreciar sus objetos personales, como los cubiertos que usaba, su jabonera y hasta la última vestidura que utilizó, antes de su muerte en 1993.

La congregación no solo se quedó en Colombia, sino que llegó a España, Ecuador, Venezuela, Perú, los lugares más apartados de Nicaragua y recientemente a África. “Era muy culta, una persona muy honesta. Ella recibía abiertamente, pero si no tenía vocación les aconsejaba conseguir un trabajo, no engañaba, recibía”, recuerda su alumna.

Detrás de la historia de María Berenice están las personas que ayudó sin esperar nada a cambio: una niña a la que le asesinaron sus dos padres, que no tenía un brazo, y que la monja le hizo una prótesis y le dio trabajo hasta que aprendió a subsistir sola, o recolectar el dinero para el ataúd del padre de una de las hermanas que lo había dejado todo.

El milagro que se le atribuye es por haber curado a Sebastián Vásquez, quien sufría una enfermedad huérfana que lo tuvo en coma en dos ocasiones y muerto clínicamente tres veces. Estuvo en silla de ruedas, en el que ya le habían dicho en reiteradas ocasiones que era imposible volver a caminar. Una hermana se enteró del caso y fue a llevarle una oración a la clínica y a la vez, una foto de la madre María Berenice. Comenzó las oraciones y hoy en día cuenta el milagro que lo tiene sano.

Nueve años esperó Sebastián Vásquez, en los que rezó todos los días. En un sueño, su inconsciente le dibujó una escena reveladora: lo empujaban de una camilla e inexplicablemente se levantaba y caminaba. Se mostró ante su papá, quien no le creyó: “Usted no puede caminar, usted es parapléjico”, repetía. Esa fue una de las últimas noches que Sebastián vivió siendo parapléjico.

Uno de los pensamientos que María Berenice dejó consignados en su máquina dice: “Cada uno llevamos en nuestro corazón un recuerdo de lo que María ha hecho por nosotros”, tal vez para todas las personas que ayudó esta frase no les remita a la Virgen María, sino a María Berenice, a quien se le pueda decir santa.

Según la hermanita María del Carmen Rivera, de la Provincia de Asunción, el papa Francisco aprueba y decreta que es venerable, porque vive en grado heroico las virtudes. Después de ser reconocido un milagro obrado por la intercepción de ella oficialmente por la Iglesia, se da inicio para que ella sea reconocida como beata. El milagro obrado fue reconocido públicamente en octubre de año 2021.

“A partir de que ella sea reconocida como beata oficialmente, que será el próximo 29 de octubre, invitamos a las personas para que se encomienden a Dios por su intercepción y si obra un milagro nos lo comuniquen. Luego ese milagro entrará en estudio y si se llega a una aprobación por la Santa Iglesia, sería el único requisito para ella ser declarada santa”, confirmó la hermanita.

La historia de la madre María Berenice Duque

Desde que se ganó el título de ser una maestra para muchas monjas, todas las semanas la madre María Berenice Duque Hencker destapaba su máquina de escribir y en una hojita cualquiera tecleaba poesía, escribía alguna carta para los obispos, soltaba alguna reflexión para el día siguiente o comenzaba o terminaba algún capítulo de los 25 libros que publicó mientras estuvo con vida. La hermana Berenice fue, antes que monja o religiosa, una escritora.

Ana Julia –su nombre de bautizo– aprendió a leer gracias a los cuentos de santos católicos que le compartía su madre Berenice Hencker, de origen de inmigrantes alemanes que huyeron de la Primera Guerra Mundial para asentarse en la Antioquia la grande. En una infancia inseparable de la religión católica, Ana Julia se formó hasta que decidió entregar su vida “al servicio de Dios”, como dicen las religiosas, pero su vocación ahora ha trascendido mucho más.

El Vaticano informó a sus fieles que aquella monja ya dio el gran paso para ser beatificada. “El 12 de febrero de 2019, el santo padre Francisco recibió en su audiencia a S. E. el cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos. Durante la audiencia, el sumo pontífice autorizó a dicha Congregación a promulgar los decretos relativos a las virtudes heroicas de la sierva de Dios María Berenice Duque Hencker”, se leyó en un primer comunicado de la Santa Sede.

Dada su educación religiosa, a temprana edad entró a ser parte de las Dominicas de la Presentación. La muerte de una de sus hermanas –Ana Julia fue la mayor de 18 hermanos– la llevó a dejar las cosas que tenía, armar una maleta e irse a Bogotá. Atrás quedó Salamina, Caldas, donde había nacido, y a donde sus padres llegaron luego de haber contraído matrimonio en La Ceja, Antioquia. Terminó bachillerato y mientras perteneció a las Dominicas de la Presentación hizo varios estudios en la Universidad Javeriana, gracias a lo cual recorrió el país enseñando ciencias naturales, de Ubaté en Cundinamarca hasta Zapatoca en Santander, y de la costa Caribe hasta el Valle del Cauca.