Sacerdote muerto en un bar de Medellín tenía exceso de alcohol: Fiscalía revela pruebas que le podrían dar un giro al caso

La Fiscalía General de la Nación reveló nuevos detalles relacionados con la extraña muerte del sacerdote Javier Eduardo González Pertuz en un bar de la ciudad de Medellín.

De acuerdo con ese organismo, están a la espera de los resultados que entregue una prueba toxicológica más expedita. “Hasta el momento nos arroja un exceso grado de alcohol”, afirmó Ricardo Romero, director Seccional de la Fiscalía en Medellín.

Destacó que frente a ese caso “estamos pendientes de los otros exámenes de este tipo que es de donde depende tomar decisiones de fondo sobre el caso”.

Estos nuevos detalles dan un giro sustancial al caso, si se tiene en cuenta que los primeros hallazgos de Medicina Legal dieron cuenta que se trataba de una muerte natural.

El cuerpo del sacerdote apareció tendido en la mesa de una discoteca del barrio Laureles en la madrugada del pasado 4 de febrero, luego de haber compartido con una persona que lo dejó abandonado en extrañas circunstancias.

Frente a los detalles que giran en torno al hecho, el proceso de estudio que adelanta la Fiscalía puso en evidencia en un inicio que el cura arribó al establecimiento comercial el 3 de febrero. Tomó el servicio común y corriente en un ambiente solitario y, en medio de la noche, un sujeto empezó a compartir con él.

Desatacan que de un momento a otro, el acompañante se paró de la silla y abandonó el lugar, mientras que González Pertuz permaneció en el local. Los meseros pensaron que se había quedado dormido por el consumo de licor.

El hallazgo del cuerpo sin vida del religioso se dio cuando las personas del bar iban a cerrar sus puertas. Al acercarse a la mesa, el sacerdote no respondió a los llamados de atención y tomaron la decisión de levantarlo a la fuerza, pero no hubo movimientos. Advirtieron a las autoridades, que confirmaron el fallecimiento.

Otra de las revelaciones del caso tiene que ver con que no había indicios de quién se trataba porque no cargaba en sus bolsillos documentos de identidad ni un teléfono para descifrarlo. El primer descubrimiento de los investigadores fue que el sacerdote fue víctima de un robo y el principal sospechoso es la persona que lo acompañó.

Los nuevos detalles entregados hoy, 22 de marzo, por la Fiscalía frente a este caso, destacan que tienen focalizados puntos de atención como La 70, El Poblado, Laureles, que es donde más se generan este tipo de dinámicas delictivas. “A través de estas investigaciones con nuestro CTI y la Policía Nacional estamos focalizados en esos sitios que nos van a permitir la judicialización de ciertos grupos que se dedican a este tipo de flagelos en Medellín”, afirmó el director seccional Ricardo Romero.

Destacó que en la zona donde ocurrieron los hechos relacionados con el sacerdote impactaron dos estructuras muy fuertes logrando la reducción del delito. “No paramos allí, los flagelos continúan y toca seguir atacándolos”, dijo.

El otro misterio es el sujeto que se le sentó al lado en la discoteca. Han pasado más de 30 días desde que ocurrió el hecho y no se ha presentado para entregar declaraciones, ni para hacerles frente a las acusaciones que lo vinculan con el supuesto robo.

Las unidades de la Fiscalía General de la Nación, que tienen las riendas del proceso, lo están tratando de identificar con base en los testimonios que recopilaron en el bar y el registro de las cámaras. Presuntamente, le habría arrebatado su billetera, un celular y un reloj.

“Esperaríamos que, una vez se tenga claridad de cuál fue la causa de la muerte, podamos avanzar en la investigación. De la primera información, posiblemente sí hay un hurto de unas pertenencias”, dijo en su momento el comandante encargado de la institución, coronel José Miranda.