MUJERES

En nombre de la libertad y Cada vez más alto

Catalina Botero Marino, Consultora internacional; y Caterine Ibargüen, Atleta.

7 de marzo de 2015
Catalina Botero Marino y Caterine Ibargüen

En nombre de la libertad

Catalina Botero Marino, Consultora internacional.

Ha defendido los derechos humanos durante 25 años y recuerda con exactitud el día en que decidió dedicar su vida a esa labor: tenía 15 años y escuchaba en su colegio el relato de los hijos de los exiliados chilenos y argentinos que huían de las dictaduras: “Los querían asesinar por pensar distinto”. Entre 2008 y 2014 -cuando trabajó como relatora por la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos, OEA- denunció las injusticias cometidas contra periodistas, sindicalistas y otros perseguidos en 35 países. En ese cargo, por el que recibió el Gran Premio Chapultepec de la Sociedad Interamericana de Prensa,  entendió también que “en este país la gente tiene coraje. Hay quienes desafían al crimen sin estar protegidos”. Abogada de la Universidad de los Andes -con posgrados en derecho constitucional, derechos humanos, gestión pública y derecho administrativo- y cofundadora de Dejusticia, Catalina se ha enfrentado a las críticas “de quienes creen que los derechos humanos son un obstáculo para lograr sus finalidades”. A ella le indigna la injusticia, la pobreza, la exclusión, la violencia y está segura de que Colombia sería otro país “si existiera más compromiso con los valores universales como la libertad de expresión, la no discriminación y el respeto por la vida”.

Cada vez más alto

Caterine Ibargüen, Atleta.

Creció en Apartadó, Antioquia, una región azotada por la violencia, lejos de sus padres y bajo el cuidado de su abuela. Sufrió el flagelo de la guerra, la falta de oportunidades y el desplazamiento forzoso, y aun así nunca se rindió, simplemente porque no sabe lo que es rendirse. En 2008 su desempeño en el salto de altura no le alcanzó para llegar a los Juegos Olímpicos de Beijing, a pesar de llevar nueve años compitiendo en esta categoría, pero eso no la desanimó. Decidió aceptar la propuesta del entrenador cubano Ubaldo Duany y cambiarse al salto triple, más que todo para aprovechar la beca que le ofrecían en Puerto Rico para estudiar enfermería. Duany tenía razón y con el cambio de prueba catapultó a Caterine a las grandes ligas del atletismo mundial. La deportista consolidó su nuevo estatus al ganar la medalla de plata en los Olímpicos de Londres de 2012. En 2014 hizo historia al ganar la primera medalla de oro para el país en un Mundial de Atletismo, obtuvo un nuevo triunfo invicto en la Liga Diamante, y logró su mejor marca personal en Mónaco, que superó 15 metros y es la quinta mejor en la historia. Tiene razones para sonreír.