MUJERES

El llamado de la selva y Arte que libera

Josefina Klinger, Directora de la Corporación Mano Cambiada, y Johana Bahamón, Directora de la Fundación Teatro Interno.

7 de marzo de 2015
Josefina Klinger y Johana Bahamón.

El llamado de la selva

Josefina Klinger, Directora de la Corporación Mano Cambiada, administradora del Parque Nacional Natural Utría.

Al igual que muchos en su tierra, Josefina Klinger creció con la idea de que haber nacido en Nuquí, un pueblo de pescadores enclavado en la selva chocoana, era una maldición. Soñaba con que le dieran trabajo en Medellín, así fuera como empleada doméstica. Entonces conoció a un médico rural y a un empresario que le hicieron ver el potencial de su hogar. “Tenían razón. ¿Cómo vamos a creernos pobres cuando vivimos en medio de tanta riqueza? Nuestro territorio es una despensa que otros aprovechan”, dice. Josefina vive en la ensenada de Utría, entre la selva húmeda, los manglares, las ranas, los pájaros, las tortugas y las playas vírgenes, en una de las pocas costas en el mundo desde donde puede verse cómo las ballenas llegan a tener sus crías. Allí, en 2002, el ELN secuestró a 27 turistas y nadie quiso regresar. Solo la terquedad de Josefina revivió al Parque Nacional Natural Utría. Así como sus ancestros intercambiaban favores en vez de monedas ella le propuso a su comunidad que hiciera trueque de oficios y compartiera con los visitantes sus paisajes, su música, sus sabores y sus historias. En este modelo de negocio todos ganan: los turistas encuentran instalaciones dignas de un hotel boutique y los mejores anfitriones; el medio ambiente es tratado con respeto y las 200 familias de la zona rompen la trampa de la pobreza.


Arte que libera

Johana Bahamón, Directora de la Fundación Teatro Interno.

Seis mujeres encerradas durante ocho años en una casa en la que sueñan con la libertad. Esa es la trama de La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca, pero también es la realidad de las cerca de 9.000 reclusas que hay en el país. Esto motivó a Johana Bahamón a montar esta obra con las mujeres de la cárcel del Buen Pastor de Bogotá. Eso fue hace poco más de dos años y desde entonces se ha dedicado a ofrecerle un espacio de crecimiento personal por medio del teatro tanto a hombres como mujeres que están tras las rejas . “Y eso no se puede decir con palabras, tiene que ser con ejemplo. Por eso mi necesidad de que ellos tengan contacto con la sociedad”, explica la actriz. Teatro Interno, la fundación que creó, toma las artes escénicas y la música como formas para que la sociedad conozca de cerca a esas personas y les pierdan el miedo. Así ha logrado sacar el arte de la cárcel y mostrárselo al mundo. “El aplauso empodera, engrandece sin juzgar, y eso es lo que yo quiero para ellos”, afirma Bahamón, cuyos programas han llegado a 15 cárceles del país.