DENUNCIA
Un premio por mérito le costó la vida a Luis Carlos Montenegro; denuncian grave caso de acoso laboral y discriminación en juzgado de Pereira
El acoso laboral, el rechazo y la discriminación son los presuntos responsables de la muerte de Luis Carlos Montenegro Rodríguez.
Un paro respiratorio puso fin a la vida de Luis Carlos Montenegro Rodríguez, un nariñense de 52 años que nació con discapacidad visual y auditiva, pero cuya condición nunca fue impedimento para su crecimiento personal y mucho menos laboral. Sin embargo, su muerte por la afectación repentina de su salud pudo haber tenido trasfondo y génesis en el último logro que obtuvo profesionalmente.
A sus 12 años fue diagnosticado con distrofia corneal e hipoacusia neurosensorial aguda bilateral, pero su afán por valerse por sí mismo lo llevó a sobreponerse de manera rápida luego de varias intervenciones quirúrgicas.
Tuvo una vida llena de éxitos, fue un reconocido líder social en Ipiales, Nariño, obtuvo una placa en su honor en el Polideportivo, tuvo dos hijos y trabajó como coordinador de nómina de la regional Viejo Caldas del Inpec, lugar en el que recibió varias distinciones, mismo trabajo que abandonó para irse a ocupar un puesto en la rama judicial.
Luis Carlos Montenegro se ganó un concurso de méritos en octubre del año 2022 para ocupar el cargo de asistente judicial grado 6 en el Juzgado 5 Civil Municipal de Pereira; su llegada causó gran asombro y más aún sus ganas de desempeñarse de inmediato en sus funciones. Pero, según contó su familia, lo primero que se le cuestionó fue su capacidad para asumir el puesto provisional, el cual ocupaba alguien más desde hace seis años.
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Como el famoso refrán, en un juego de niños le tocó “quedársela” por llegar de último. Así las cosas, Luis Carlos debió trabajar durante 15 días sin remuneración, pues la jueza solicitó que él firmara una prórroga para su nombramiento bajo la figura de “periodo de prueba”; este proceso normalmente se toma menos tiempo, según lo que establece la ley, como una inducción y un espacio que no existe en la rama judicial.
La guerra dentro del juzgado
Según denuncia la familia de Luis Carlos Montenegro, como a otros concursantes en el país le hicieron la llamada “guerra” o “desquite”, hecho conocido como la presión que ejercen los magistrados para entorpecer el proceso. Pero volviendo a la metáfora del juego de niños, esta vez el perdedor fue el que menos sabía de trampas para ganar y su instancia en el juzgado se convirtió en un calvario.
Luis Carlos tuvo que someterse a un examen médico laboral para confirmar que efectivamente podía cumplir con las exigencias del cargo, requisito que no le es solicitado a ningún empleado de ese juzgado. Y pese a que estos exámenes fueron satisfactorios y confirmaron que “no presenta restricciones”, al parecer, las tenía todas para la jueza Luisa Marina Correa González.
Hoy sobre la jueza Correa González reposan varias tutelas por acoso laboral y, específicamente por el caso de Luis Carlos, un proceso disciplinario interpuesto por su hijo, Carlos Fernando Montenegro, pues para ella hablarle fuerte a Luis Carlos no era suficiente, porque según los testigos que hablaron a SEMANA “él no podía con el puesto”.
Estrés y presión que causan depresión
“¿Luis Carlos, ya organizó las demandas?”, “Luis Carlos, dar respuestas”, “Luis Carlos, conteste el teléfono”, “¿Luis Carlos, ya aprendió?”, esas eran las preguntas que atormentaban a Luis Carlos Montenegro y lo hacían llorar por horas.
La presión que presuntamente le hacía la mujer encargada del personal, quien a su vez habría recibido instrucciones de la jueza Luisa Marina Correa González, parecía apenas normal en un trabajo exigente, pero no parecía serlo con Luis Carlos y su particular condición de salud. Según testigos que hablaron con SEMANA y el hijo del implicado, a él lo comparaban con otros compañeros y “tenían que repetirle varias veces para que pudiera entender”.
“La jueza le recomendó a mi papá que pensara en la familia de quien ocupaba el cargo, y que mejor buscara otro puesto, que seguro se lo darían por su condición. Mi papá, en su audífono, grababa conversaciones que aún tengo, él lo hacía para repetirlas y estudiar lo que le enseñaban, pero yo escuché acoso”, dijo Carlos Fernando Montenegro.
El 20 de octubre de 2022, pasados unos 16 días de la llegada de Luis Carlos Montenegro al juzgado, la jueza Luisa Marina Correa González determinó no posesionarlo y sacarlo de sus funciones, porque consideraba que el examen ocupacional no era veraz, según testigos. Así, la presión pasó a ser depresión y Luis Carlos no quería convertirse en “una carga para sus hijos”.
“Me decía: ‘Hijo, yo sé que puedo, yo puedo valerme por mis medios. Tengo que ayudar a tu hermana, tengo deudas de la hipoteca de la casa’. Y lo escuchaba llorar cada noche, me llamaba y me contaba su situación económica, le consigné dinero que presté y se vino a Pasto el 31 de octubre”, afirmó Carlos Fernando Montenegro.
Pasó con sus hijos sólo unos días, pero la tristeza en su rostro, según Carlos Fernando, era más evidente cada vez, por eso, decidieron interponer una tutela para hacer valer sus derechos, tutela de la que nunca se conoció respuesta. El 14 de noviembre de 2022, luego de tres días en UCI, Luis Carlos Montenegro falleció, con la incertidumbre de pensar: “¿Será que me darán el puesto, Fercho?”.
Su vida no tendría sentido para él el día que finalmente perdiera su vista, la escucha o su trabajo y que tuviera que depender de alguien más. Eso, según Carlos Fernando, fue lo que le pasó a su padre, pues le quitaron su derecho a trabajar y él perdió la vida.
Hoy se lleva un proceso en contra de la jueza y para los primeros días de abril inician las audiencias de testigos, declaratorias y él fue citado para junio para entregar declaración juramentada. Dice que quiere responderle a su padre a través de la ley y como el abogado en que se convirtió de tanto amor que su padre le inculcó por la justicia.