Denuncia
Cobrador ‘gota a gota’ en Valledupar cogió a piedra una casa con niñas adentro para intimidar a sus deudores
Un prestamista arremetió contra la vivienda de su deudora.
Un caso de agresión por parte de un prestamista, más conocido como ‘gota a gota’, volvió a registrarse en la ciudad de Valledupar en la capital del Cesar.
Esta vez, el hombre dedicado a los préstamos para pagos diarios arremetió con piedras contra la casa de una de sus clientas, una mujer vendedora de tintos que le adeudaba 90 mil pesos y que se había ‘caído’ en sus cuotas.
Lo más lamentable del caso es que el hombre que lanzó las piedras a la fachada de la casa hasta reventar los vidrios, lo hizo sabiendo que en el interior había varios niños de la familia; su propósito era intimidar a la mujer para que pagara.
Por fortuna, en el hecho no resultaron personas lesionadas, los familiares de la mujer llegaron hasta la URI de la Fiscalía General de la Nación a interponer la denuncia, pues además de la agresión señalan que el hombre refinanció la deuda y ahora ya son 195 mil pesos.
SEMANA indagó sobre la existencia de varios grupos en Valledupar dedicados al préstamo de dinero en la modalidad de ‘gota a gota’ que se hacen pasar por inversionistas y otros hasta por comerciantes vendedores de electrodomésticos. Lo cierto es que tienen mecanismos amenazantes e intimidantes para cobrar su dinero.
La Barca, Los Almendros, María Camila, Pantera, Domi rayed, La solución, Los Norteños, Los Mexicanos, Río Negro, La Roca que pasó a llamarse actualmente La Patrona y La Perla que antes se llamaba La Costa. Son algunos de los grupos que incluso amenazan de muerte a sus clientes.
Víctimas
En exclusiva, este medio obtuvo los mensajes amenazantes y los audios aterradores de los que es víctima una mujer de 59 años, luego de acceder a un crédito con los supuestos inversionistas y a quien en esta historia llamaremos Marta para proteger su identidad.
Desde el año 2021, en medio de la pandemia de covid-19, Marta decidió pedirle prestado dinero a una “empresa” recomendada por un vecino para recuperar algo de capital para su negocio de comidas ubicado en el norte de Valledupar.
Desde ese momento —asegura— comenzaron las desdichas en su hogar, pues uno de sus hijos falleció a causa del virus; tiempo después otro de sus hijos sufrió un accidente y cada episodio trágico empeoraba la situación económica de la familia.
Todos terminaron envueltos en los préstamos ‘gota a gota’ y lo que empezó con 200.000 pesos es ahora una deuda de más de 20 millones de pesos que le es cobrada de manera abusiva, bajo amenazas de muerte y sin piedad.
“Vienen aquí uno tras otro, me han dañado la reja de la casa, me partieron los vidrios y no los he mandado a arreglar porque sé que los volverán a partir. Vienen constantemente a cobrarme y me hacen escándalos amenazándome. Una noche vino uno y sacó un arma que parecía traumática y me hizo unos tiros en la ventana. Me le echan pegante instantáneo a los candados de la reja de mi casa y las cerraduras para que no entren las llaves. Yo no vivo tranquila, yo temo por mi vida y la de mi familia”, contó la mujer.
Su situación pasó de ser un problema a un drama y calvario, un laberinto al que no le ve salida. Asegura que solo vive pensando en cómo hacer la cuota diaria que debe entregarles a los cobradiarios y que de uno pasó a tener diez ‘gota a gota’. Todos se conocen entre sí y el uno fue quien le recomendó al otro.
“Nosotros pasamos hambre porque, en vez de comer, preferimos darles el dinero a esos hombres para que no nos hagan daño. Cuando me dañan las cosas les digo que los voy a denunciar y me dicen que el dueño de una de las empresas es un sargento de la Policía”, aseguró la mujer.
Las llamadas empresas tienen un papeleo propio para acceder a los créditos, cosa que no se compara con lo que por regla solicitaría una entidad bancaria formal. Ellos le solicitan al interesado foto de la cédula y firma en las llamadas planillas, el pago de papelería para el crédito que oscila entre los 20 y 30 mil pesos y el pago de un seguro, que es tomado del dinero que le entregan a su deudor. Es decir, incluso la cantidad de dinero que les entregan en efectivo es menos de lo que deberían entregar, pero el cobro sí es por el monto que se pactó en palabras.
“Ellos te preguntan cuánto necesitas, van a tu casa, hacen las vueltas y ahí te entregan la plata, te ponen a firmar en la tarjeta y después que tú vas pagando te van diciendo cuanto más pueden darte y te convencen. El seguro es de ellos y no le dejan la plata completa a uno, prestan al 20 % con un plazo de 30 hasta 45 días”, explicó Marta.