Nación
Masacre en Aguachica: rastrean huella dactilar y la historia de un narcotraficante en la matanza de la familia Lora Rincón
Nuevas pistas de las autoridades para hallar a los responsables de la masacre de familia en Aguachica, Cesar. Habla investigador en SEMANA.
La Policía Nacional y el CTI de la Fiscalía están dedicados a esclarecer la masacre de la familia Lora Rincón ocurrida el 29 de diciembre de 2024 en Aguachica, Cesar. SEMANA conoció dos aspectos importantes para la investigación: una huella dactilar apareció en las últimas horas en la zona rural del municipio y la historia de alias El Calvo, un narcotraficante que fue encontrado muerto dos días antes del homicidio colectivo.
Los funcionarios hallaron abandonadas las dos motocicletas que participaron en el crimen: la que usaron los delincuentes para llegar al restaurante donde atacaron a las cuatro víctimas con disparos y la que utilizaron para fugarse. Una de ellas quedó con una marca de la mano de uno de los implicados, cuyo contenido está siendo analizado con lupa por parte de unidades especializadas de ambas instituciones.
El segundo elemento tiene que ver con alias El Calvo, un hombre que fue señalado de participar en el tráfico de estupefacientes en el Cesar y que fue ubicado sin vida el 27 de diciembre en El Banco, Magdalena. Cuando ocurrió la masacre, la novia del narcotraficante estaba departiendo con sus allegados en la escena del crimen y estaban a pocos metros de los Lora Rincón, por lo que se cree que el objetivo sería ella.
Uno de los uniformados que participa en el proceso investigativo relató a SEMANA que una de las hipótesis es que la matanza habría sido producto de una equivocación: “Lo que sabemos es que estaba contigua a la familia y no hemos descartado esa situación, teniendo en cuenta que El Calvo tiene anotaciones y, de acuerdo a la información de inteligencia, estaría vinculado con actividades de narcotráfico”.
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El tercer hecho que marcan las indagaciones es que los funcionarios ya establecieron los alias de las personas que participaron en el homicidio colectivo y en pocas horas podrían tener esclarecidas sus identidades. Esto fue posible gracias a los fotogramas que rescataron de las cámaras de seguridad y el testimonio de los ciudadanos, quienes los identificaron cuando las autoridades revelaron sus rostros ante la opinión pública.
Ahora bien, todavía se sigue discutiendo sobre la probabilidad de una extorsión. La familia de las víctimas denunció en SEMANA que Ángela Lora, la hija de los pastores, recibió llamadas intimidatorias antes del asesinato. Aparentemente, esas comunicaciones se emitieron desde un centro penitenciario del país y serían con fines extorsivos; esta es otra de las líneas de investigación sobre las que trabajaban los uniformados.
Lo cierto es que las autoridades no han encontrado pruebas que indiquen que la masacre tenga relación con las actividades religiosas que adelantaban las víctimas, teniendo en cuenta que eran los líderes de una iglesia cristiana en el municipio de Aguachica. De acuerdo con las fuentes consultadas, ellos no denunciaron ningún tipo de amenazas ni alertaron a sus seres queridos sobre cualquier episodio que pusiera en riesgo sus vidas.