NERUDA Y LA OVEJA

Diez de los libros del poeta chileno acaban de ser editados en Colombia.

15 de noviembre de 1982

La editorial La Oveja Negra publicó diez títulos de la obra del poeta Pablo Neruda. Hace nueve años, en septiembre, falleció el poeta, postrado en la cama de un hospital mientras su amada patria vivía dramáticos días. Hacía poco que el general Augusto Pinochet implantaba la dictadura a sangre y fuego.
Años atrás, Neruda había escrito sobre esos días "el mes de septiembre, en el sur del continente latinoamericano, es un mes ancho y florido. En este mes los hermanos del sur recordamos la emancipación, celebramos los héroes y recibimos la primavera"; la paradoja no puede ser más evidente.
A Neruda sé le recuerda como un poeta maravilloso nacido en la sureña ciudad de Parral en 1904. Dos años después, su padre, obrero ferroviario, es trasladado a Temuco, una tierra de lluvia en la frontera Araucana donde, dice el poeta, "la naturaleza me daba una especie de embriaguez". Allí vivirá su infancia "bajo los volcanes, junto a los ventisqueros, entre los grandes lagos, el fragante, el silencioso, el en marañado bosque chileno".
Un día conoce jardines fascinantes extraños y salvajes en la gran casona de un agricultor, y encuentra "un bote huérfano de un gran naufragio, en un jardín sin olas ni tormentas, encallado entre amapolas". Desde entonces deseó conocer el océano "y cuando estuve por primera vez frente a él, quedé sobrecogido". El mar será uno de los grandes protagonistas de su poesía de amores apasionados, viajes, lejanias y ausencias .
Vive tristes días de estudiante universitario, entre amores fugaces, escaso dinero y hambre permanente en las residencias de los barrios santiaguinos, y en ese ambiente va germinando su primera creacion universal: "Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada". En ese entonces corría el año 1924. Neruda recordará después que por todas partes del mundo, jóvenes estudiantes, hermosas muchachas, trabajadores, diplomáticos, le recitarán en distintos idiomas, "me gustas cuando callas, porque estás como ausente y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca".
Un 19 de julio de 1936, durante la Guerra Civil Española, es fusilado en Granada el poeta gitano Federico García Lorca. Es una tragedia que conmueve al mundo y que marcaría una profunda huella en Neruda. "Era un hermano alegre y musical. Era un poeta en el que se reunían la gracia y el genio, el corazón alado y la cascada cristalina", escribe evocándole, "la guerra de España, que cambió mi poesía, comenzó para mi con la muerte de un poeta". Así nace la acerada poesía nerudiana que constituye la etapa de madurez de su creación: "De pronto veo que desde el mar de la soledad, he ido hacia el norte que es el pueblo, el pueblo al cual mi humilde poesía quisiera servir de espada y de pañuelo, para secar el sudor de sus grandes dolores y para darle un arma en la lucha del pan".
En 1936 escribe los primeros versos de "España en el Corazón". Le duele España y expresa admiración por una pléyade de poetas hispanos, recordando cómo descubre a Miguel Hernández, un campesino "que me contaba cuentos terrestres de animales y pájaros", un poeta que provenía del levante español "cargado de naranjos en flor y de ruiseñores".
Su militancia comunista le crea numerosos problemas. En 1957 es arrestado por la policía de Buenos Aires. Allí comprueba el poder de la poesía porque la solidaridad internacional se moviliza y dentro de la cárcel los presos estrechan su mano, mientras los policías se disculpan y le piden autógrafos. Más tarde en Italia, le aclaman los universitarios de Florencia, Turín, Venecia, la juventud de Roma, los portuarios de Génova y le persiguen los policías de todas las ciudades. Las protestas por la persecusión de un poeta son multitudinarias y en una estación ferroviaria donde es despedido con rosas rojas, los policías le dicen: "lo sentimos excelencia. Somos pobres padres de familia. Tenemos que obedecer órdenes. Es odioso". Y el poeta comenta: "no he visto una policía más fina".
Al regresar a Chile comprueba que algo nuevo ha emergido de su poesía, porque esta ya no causa impacto sola mente en jóvenes enamorados, sino también en hombres oscuros del pueblo. Es el momento en que empieza a ingresar en su obra el drama de los mineros del carbón en el sur del territorio y de los trabajadores del salitre en el norte.
Hoy Neruda sigue tan vigente como antes. Por eso la editorial colombiana La Oveja Negra ha publicado recientemente "Confieso que he Vivido", "Odas Elementales", "Los Versos del Capitán", "Tercera Residencia", "Cien Sonetos de Amor", "Todo el Amor", "Residencia en la Tierra", "Veinte Poemas de Amor", "Memorial de Isla Negra" y "Canto General", como un homenaje póstumo para quien sigue aguardando que lo trasladen a su amada Isla Negra, allí donde ha reunido "juguetes pequeños y grandes, barcos veleros dentro de una botella, y mis juguetes más grandes que son los mascarones de proa". Su residencia de Isla Negra es hermosa hasta en invierno cuando la solitaria costa de Chile "en extraña floración se viste con las lluvias".
El que temía a los "cementerios solitarios" con "tumbas llenas de huesos sin sonidos", yace en el cementerio general de Santiago, un lugar que no agrada, porque el premio Nobel de Literatura en 1971 formuló un ruego todavía no cumplido: "Compañeros, enterradme en Isla Negra, frente al mar que conozco, a cada área rugosa de piedra y de olas que mis ojos perdidos no volverán a ver. Saben que allí quiero dormir, entre los párpados del mar y de la tierra...".