ENFOQUE
“No era el tratamiento que merecía mi programadora”: Jorge Barón
Uno de los grandes de la televisión colombiana, habló con SEMANA sobre su salida del Canal Uno y sobre cómo, a los 69 años, ha tenido que reinventarse.
Estamos a pocos días del lanzamiento del Canal Uno, ¿siente nostalgia de no estar en esa foto?
Naturalmente, porque allí viví buena parte de mi vida. Allí nació, el 24 de mayo de 1969, la programadora Jorge Barón Televisión, y a través de esa frecuencia transmitimos telenovelas, programas de opinión, series, hasta la visita del papa Juan Pablo II y la Copa Libertadores de 1989, en la que Nacional salió campeón. Es toda una historia la que hicimos con el canal; de ahí la nostalgia.
¿Está pasando Jorge Barón por una crisis?
Pues sí, estamos en una época un poco difícil, pero las oportunidades se presentan y la mayoría de veces surgen de una dificultad.
¿Es verdad que con el tema de la licitación a usted le dieron ‘la patadita de la buena suerte’? ¿Se sintió maltratado?
No propiamente la patadita, pero siento que las personas que tenían que tomar esas decisiones no fueron justas conmigo.
Semana: ¿Por qué lo dice?
Jorge Barón: Porque yo llevo más de 50 años en la televisión y le he dedicado mi vida a llevar alegría y entretenimiento a todos los rincones de la patria, en los momentos más difíciles. Porque durante 48 años fuimos cumplidores al máximo de todos nuestros deberes con el Estado y estuvimos al frente del canal defendiéndolo en los momentos más críticos. No era el tratamiento que merecía mi programadora.
Semana: ¿Qué fue lo que pasó?
J.B.: Éramos tres empresas, CM&, NTC y Jorge Barón Televisión. Al final se cambiaron las reglas de juego y tuvimos que declinar nuestra participación en la licitación, en la cual salió como adjudicatario un solo proponente, que es el que operará el canal a partir de ahora. Es un tema que no he podido entender todavía.
Semana: ¿Quién tomo esa decisión?
J.B.: La Autoridad Nacional de Televisión. Y bueno, detrás están leyes y cosas que yo no entiendo. Como tampoco comprendo cómo pudieron acabar una empresa como la nuestra, el patrimonio de mis hijos, así de buenas a primeras. Era una compañía que tenía más de 120 empleados directos y más de 200 indirectos en nuestros conciertos.
Semana: ¿Le tocó sacar mucha gente?
J.B.: Sí, muchos de estos trabajos se perdieron cuando de un momento para otro la programadora salió del aire. Ahora nos convertimos en productora y es una operación más pequeña. Pero ya pasamos la página porque no podemos seguir entristecidos. Las cosas han cambiado, estamos trabajando con RCN con el mismo entusiasmo, y estamos felices, seguimos con El show de las estrellas.
Semana: Le ha tocado duro, no es fácil enfrentarse por la audiencia con ‘Sábados Felices’…
J.B.: Pero ahí vamos, cada día creciendo más en audiencia, el programa está recargado.
Semana: Pero se habla de que los ‘ratings’ no son tan buenos...
J.B.: Lo que pasa es que estamos construyendo un rating y una audiencia. El programa al que estamos enfrentados lleva una cantidad de tiempo en ese horario y en ese mismo canal. Pero la gente se está habituando a tener otra opción.
Semana: ¿Está seguro de que el ‘Show’ llegará a su aniversario número 50?
J.B.: Claro que sí, vamos a ver las bodas de oro. Estamos a año y medio.
Semana: ¿Se puede decir que a los 69 años le ha tocado reinventarse?
J.B.: Sí. Ahora trabajo más. Nuestras grabaciones comienzan a las once de la mañana y terminan a las tres de la madrugada, porque en cada uno presentamos 16 artistas. Antes era menos tiempo. Estamos haciendo un programa de una gran calidad en el aspecto técnico.
Semana: El año pasado participó en una campaña de Netflix. ¿Qué opina de esas plataformas que están cambiando las formas de ver y hacer televisión?
J.B.: Es una competencia más que tenemos en la televisión abierta. Claro que estas plataformas están pegando en la juventud y en ciertos nichos, pero el gran pueblo sigue con su televisión tradicional.
Semana: ¿No ha pensado en retirarse?
J.B.: ¿Sabe que no? Yo le pido a Dios salud para continuar en este trabajo hasta el último día de mi vida porque no me veo sin hacer nada. Espero tener trabajito por mucho más tiempo.