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NO SUFRIERON TANTO

A pesar de los negros pronósticos, los colombianos se mantuvieron firmes en la que sería su semana de pasión

8 de agosto de 1983

En la isla de Oleron, faltando solamente dos etapas planas de más de 200 kilómetros para entrar en los Pirineos, los ciclistas colombianos no habían perdido el tiempo que pronosticaban los especialistas y se podía asumir que llegarían a Pau con el retraso que tenían una vez terminada la contra-reloj individual entre Chateaubriant y Nantes.
Tras un comienzo que puso en su sitio a los ilusos que creían que el Tour iba a ser un paseo para los colombianos, los europeos comenzaron a descontar diferencias en el prólogo, en la etapa contrareloj por equipos y en el tramo entre Valenciennes y Roubaix, donde los adoquines no se portaron bien con los colombianos. Esta etapa pareció presagiar el comienzo de una semana de pasión que bien podría aniquilar a los colombianos. La inexperiencia en un terreno tan duro y la mala suerte de algunos colombianos que iban bien ubicados faltando poco para la llegada comenzó a alejar a Flórez y a Patrocinio Jiménez de los primeros lugares. Pinchazos, bicicletas rotas, un Tolosa a la vera del camino viendo cómo el vehículo acompañante pasaba de largo sin auxiliarlo, un Edgar Corredor bien ubicado que de pronto es sacado de la carretera por el auto del médico general de la prueba. A Flórez, bien al final de la etapa se le rompió su bicicleta y le tocó subirse a la de otro ciclista, que era demasiado grande para él. Este trayecto infernal sirvió para convertir a los héroes que iban a arrasar en Europa en los villanos que estaban llegando de últimos, pobrecitos, que oso. Al dia siguiente se corrió la etapa más larga, entre Roubaix y Le Havre. Los colombianos se mantuvieron en el grupo puntero y solamente un pinchazo de Patrocinio faltando tres kilómetros logró lo que los europeos nunca pudieron: despegarlos del lote principal. En esta etapa Flórez y Corredor entraron con el mismo tiempo del líder y perdieron tiempo los que se quedaron esperando al infortunado Patrocinio.
Entre Le Havre y Le Mans los colombianos sufrieron el drama de Rafael Tolosa, quien jamás se recuperó de las lesiones que sufrió en la etapa de los adoquines. Solitario en la retaguardia, Tolosa hizo lo imposible por cubrir los 254 kilómetros de trayecto, pero fue prácticamente obligado a abandonar la prueba por el médico del equipo nacional. Los restantes nueve colombianos que seguían en la carrera llegaron con los grandes a Le Mans y mantuvieron las diferencias de tiempo que, a esa altura de la carrera, no eran tan grandes como quisieran los europeos. Estos, sin embargo, confiaban ciegamente en la etapa contra-reloj entre Chateaubriant y Nantes, donde todo parecía indicar que las diferencias se agrandarían definitiva e irreversiblemente. Sin embargo, fue en esta etapa tan adversa para los ciclistas colombianos cuando lograron su mejor actuación de lo que va recorrido del Tour. Edgar Corredor llegó entre los primeros cuarenta mientras que Flórez, Cristóbal Pérez y Patrocinio perdieron mucho menos tiempo del pronosticado. Lo más satisfactorio de este resultado es notar que fue Corredor, una joven promesa de la nueva generación, quien logró la destacada actuación. Esto hace pensar que junto con Rogelio Arango y Luis Herrera se puede formar un grupo capaz de lograr buenos registros en pruebas contra el reloj, uno de los enormes baches que todavía separan a nuestro ciclismo amateur del profesional.
Entre Nantes y L'Ile D'Oleron volvió la calma y una vez más los colombianos llegaron con el ganador de la etapa. Flórez a 10 minutos 36 segundos del lider, era el colombiano mejor ubicado. La duda enorme, a 422 kilómetros de la esperada montaña, es qué tan "enteros" están los colombianos. Sus declaraciones son más bien pesimistas. Ellos han manifestado que "esto es muy duro" y de pronto habría que ponerle punto final al asunto. Sin embargo, una mezcla de optimismo y de malicia hace creer que le están siguiendo el juego a los despreocupados europeos con su modestia y su pesimismo, mientras se preparan para tratar de sorprender en medio de las montañas a los europeos, en un terreno donde de nada sirve el trabajo de equipo, donde el que sube sube y el que gana es el que sube mejor.
La pelea arriba ha sido hasta el momento manejada por los integrantes del equipo Coop Mercier. Su capo Zoetemelck se ha mantenido entre los primeros lugares trabajando junto con el líder de la prueba, el danés Andersen. Sin embargo, en la contra-reloj individual, el australiano Phil Anderson de Peugeot y el irlandés Sean Kelly se colocaron a tiro de cañón y posible mente alguno de ellos se apodere de la camiseta amarilla que identifica al líder en las próximas etapas. La montaña acabará con el reinado de Andersen y comienzan a sonar los nombres de los protagonistas de la lucha en los Pirineos. Kelly, Anderson, Van Impe, Breu y Zoetemelck mientras los colombianos tratarán de hacer lo imposible por descontar el tiempo perdido. Cuando esta nota esté en la calle, se sabrá el resultado de la primera etapa de alta montaña. Ganen o pierdan los colombianos, es bueno recordar que algunos viejos amigos de Florez y Patrocinio como el Grand Colombier los están esperando cuando lleguen a los Alpes, donde fueron consagrados en el Tour de L'Avenir, el primer paso de esta aventura que hasta hoy, en pleno Tour de Francia, está afianzando día a día el prestigio de nuestro ciclismo.