Estados Unidos
El espeluznante caso de adolescente que violó y asesinó a su maestra en EE. UU.
Las cámaras de seguridad fueron claves para determinar la culpabilidad del joven que abandonó el cuerpo en un contenedor de basura cercano al colegio.
Un terrible crimen ocurrido en octubre de 2013, hace nueve años, es retomado en los últimos días por medios de comunicación de Estados Unidos para recordar el lamentable caso de un joven de solo 14 años que, en medio de un estado de depresión por la separación de sus padres y su traslado a una nueva ciudad, actuó de forma criminal en contra de una mujer que se preocupó por él, su profesora de matemáticas, Colleen Ritzaer, de 40 años, a quien el joven violó, asesinó e intentó desaparecer, tirando su cadáver en un bosque cercano al lugar de los hechos.
El protagonista de la historia es identificado como Philip Chism, a quien cámaras de seguridad delataron como responsable de un crimen que escandalizó a Estados Unidos y que le mereció una condena de 40 años de prisión, de acuerdo a las leyes de ese país.
Según la recopilación de los hechos, el asesinato de la profesora de matemáticas ocurrió pocos meses después de que llegara a la escuela un nuevo alumno; Phillip era procedente de Clarkson, Tennessee, y arribó a Davens, localidad próxima a Boston, luego de que, tras el divorcio de sus padres, su madre decidiera mudarse de ciudad, llevando consigo al adolescente.
Aunque inicialmente el joven parecía adaptarse correctamente a su nuevo ambiente, incluso haciendo amigos fácilmente e intentando vincularse al equipo de baloncesto de su escuela, la realidad es que era un joven perturbado y con algunos vacíos derivados de la separación de sus padres.
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Precisamente, aunque nada podría hacer prever que el joven podría convertirse en un peligro para miembros de su comunidad, una de sus profesoras, Colleen Ritzaer, si notó que algo no iba bien con su alumno, lo cual estaba siendo reflejado en su rendimiento académico, y por tal razón, había decidido ayudarle.
En ese contexto, según describieron posteriormente los testigos (no presenciales del crimen), ese 22 de octubre, la maestra solicitó al joven quedarse después de la hora de clase para conversar, y para identificar algunos de los problemas que tenía con uno de los contenidos de su materia.
De acuerdo con uno de los estudiantes, que escuchó la última conversación del estudiante y la maestra desde las afueras del salón, la mujer se había preocupado por su estado de ánimo, preguntándole cómo se sentía con la separación de sus padres, situación que aparentemente habría desatado la ira del joven, quien se descontroló, mientras la maestra intentaba calmarlo.
Momentos después, las cámaras grabaron el momento en que la profesora fue al baño, pero segundos después habría sido abordada en ese mismo lugar por el estudiante quien, según la evidencia posteriormente hallada por investigadores, empleó un bisturí que tenía en su maleta, para apuñalar repetidamente a la profesora. Según los peritos, la mujer habría recibido al menos 16 heridas con arma blanca que ocasionaron su muerte.
Aunque los investigadores, en su momento, no pudieron evidenciar si la mujer fue abusada sexualmente por el joven, antes o después de asesinarla, sí encontraron rastros de esa otra conducta, incluso de empalamiento.
Según detalla el registro de las cámaras de seguridad, tras perpetrar su crimen, el joven intentó ocultar la evidencia, y para ello, salió del baño en busca de un contenedor de basura, e incluso, en el camino se encontró con varios de sus compañeros, ante los que actuó con normalidad, por lo que los estudiantes no pudieron evidenciar que algo terrible había sucedido.
Las cámaras de seguridad también muestran que una estudiante podría haber ayudado a la profesora, al haber ingresado al baño, posiblemente antes de que el joven perpetrara el crimen, no obstante, al encontrarse el joven desnudo, decidió salir del lugar, advirtiendo posteriormente en su testimonio, ante la justicia, que sí vio al hombre sin ropa, pero que, en su momento pensó que este se estaba cambiando para la práctica deportiva, y salió de inmediato, sin cerciorarse si estaba acompañado.
La evidencia fílmica captada por el sistema de seguridad de la escuela, también permitió ver a las autoridades el momento en que el joven salió del baño halando el contenedor de basura, en el que presumiblemente había introducido a la maestra, y en el que transportó a esta hasta un lugar cercano; una zona boscosa, en la que posteriormente abandonó el cadáver, intentando ocultarlo entre montones de hojas secas.
Tras el crimen, el joven no regresó a su casa, por lo que su madre lo reportó como desaparecido, situación que prendió las alarmas en el colegio, cuando también se conoció que la profesora de matemáticas estaba igualmente desaparecida, y se hallaran restos de sangre en el piso del baño.
La investigación desplegada entonces por las autoridades, permitió el rápido hallazgo del cuerpo de la profesora, el cual yacía desnudo en la zona boscosa, y que fue visto gracias a que una de sus manos no quedó oculta.
A su vez, el operativo desplegado para encontrar el joven, permitió establecer que este decidió caminar hasta una ciudad cercana, donde fue hallado, aún vistiendo ropa con rastros de la sangre de su víctima. En su poder, fue hallado un morral, en el que victimario había guardado el bisturí, y algunas pertenencias de la víctima, tales como su ropa interior, y otras prendas ensangrentadas.
La investigación permitió determinar que el joven, tras el crimen, acudió a un establecimiento de comida rápida para cenar, e incluso ingresó al cine, pagando su ‘vida de relax’ con la tarjeta de crédito que había hurtado a su profesora.
Las evidencias presentadas posteriormente en el juicio, además incluyeron un cartel abandonado por el joven cerca del cadáver de la maestra, en el que decía ‘los odio a todos’.
El joven fue arrestado finalmente en la ciudad de Topsfield, hasta donde había llegado caminando. Medios locales también recordaron que, al momento de ser indagado por quien era la dueña de las pertenencias ensangrentadas halladas en su maleta, el asesino, con frialdad, solo apuntó a confirmar que eran ‘de la nena’.
Pese a que el joven fue arrestado de inmediato, su juicio solo se presentó hasta tres años después del crimen, donde la justicia le dictaminó una pena de 40 años de cárcel, pese a que su defensa alegó demencia, la cual fue desestimada por las autoridades, con base en las actuaciones evidenciadas tras el asesinato, y la forma en la que actuó este.