Estados Unidos
En estado de emergencia, Mississipi por invierno que deja sin agua potable a su capital
La Alcaldía de Jackson utiliza carrotanques para distribuir agua potable entre sus habitantes.
El incremento de las lluvias que ha generado inundaciones, afectando el proceso de tratamiento de agua potable en Jackson, capital del estado de Mississipi, lo que dejó sin suministro del vital líquido a los pobladores de esa ciudad.
Pero los habitantes no solo se han visto afectado por la distribución en los hogares a través de las redes del acueducto, sino que incluso los botellones de agua para la venta se agotaron y la administración local intenta suplir el faltante con carrotanques que han sido insuficientes.
El alcalde de la ciudad, Chokwe Antar Lumumba, reconoció la crisis y dijo que su administración trabaja en un plan que busca distribuir el vital líquido en 28 camiones cisterna en los diferentes sectores de la capital de Mississipi.
La estrategia será adelantada por la Agencia de Manejo de Emergencias de Mississipi (Mema, por sus siglas en inglés), que de acuerdo con el mandatario definirá el cronograma.
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Se espera que la escasez de agua dure “los próximos días”, según señaló posteriormente, la oficina del alcalde en un comunicado. Jackson es la capital y la ciudad más grande de Mississipi, de unos 164.000 habitantes.
La crisis se inició en el verano cuando se presentaron daños en las bombas del acueducto, pero con la llegada de las lluvias la situación se agravó, ya que la inundación del río Pear afectó el proceso de tratamiento de agua, dejando sin el servicio a los habitantes.
La planta O.B. Curtis, dañada por las inundaciones, proporciona agua potable a unos 43.000 puntos de suministro, de los que dependen los habitantes de Jackson y sus alrededores.
Las dos bombas principales de toma de agua de la planta fueron retiradas para su reparación y las dos bombas secundarias producen de dos a cuatro millones de galones (de 7,5 a 15 millones de litros) menos de agua por día que las primarias, lo que ha dado lugar a una pérdida casi total de presión del agua.
“Las fuertes lluvias de la semana pasada afectaron los procesos de tratamiento y, por lo tanto, la cantidad de agua corriente que puede proporcionar el sistema”, dijo Lumumba.
Esas complicaciones se suman a las dificultades en la calidad del agua, ya que desde julio pasado, los habitantes han tenido que hervir el agua que llegaba a sus hogares desde el acueducto por recomendación de las autoridades locales.
Por su parte, el gobernador del estado, Tate Reeves, señaló que se están “aumentando los recursos para la instalación de tratamiento de agua de la ciudad y comenzando el mantenimiento, las reparaciones y las mejoras de emergencia”.
“La pérdida total o casi total de la presión del agua en toda la ciudad de Jackson y las zonas circundantes del condado de Hinds que reciben agua de la planta ha creado una situación de desastre y de peligro extremo para la seguridad de las personas y los bienes”, indicó el funcionario que declaró el estado de emergencia.
Según se indicó, esto ha generado un desastre y peligro extremo para la seguridad de las personas y la propiedad de tal magnitud que estaría más allá del control de los servicios, el personal, el equipo y las instalaciones de la ciudad de Jackson y el condado de Hinds.
Ante esta situación, el funcionario indicó que “haremos todo lo que esté a nuestro alcance para restaurar la presión del agua y hacer que el agua fluya de regreso a la gente de Jackson”.
El funcionario, sin embargo, no se atrevió a pronosticar cuando se normalizará el suministro del vital líquido en la capital.
“Se necesitará tiempo para que esto dé sus frutos. Pero estamos aquí en tiempos de crisis, para cualquier persona del estado que lo necesite. Esa es mi responsabilidad como gobernador, y es lo que todo el mundo en mi administración se compromete a garantizar”, señaló.
Añadió que “hasta que se arregle, significa que no tenemos agua corriente fiable a escala. Significa que la ciudad no puede producir suficiente agua para luchar contra los incendios, para tirar de la cadena de los inodoros de forma fiable y para satisfacer otras necesidades críticas”.
“Reemplazar la infraestructura de agua corriente de nuestra ciudad más grande con distribución humana es una tarea logística masivamente complicada. Tenemos que proporcionarla a hasta 180.000 personas durante un periodo de tiempo desconocido. Contamos con la mejor dirección y mano de obra experta posible, pero aun así no será fácil”, puntualizó.