Estados Unidos
En Estados Unidos ciudadanos cuidan las urnas de las próximas elecciones con armas; hay tensión en el país
Todavía hay quienes creen que las elecciones presidenciales fueron fraudulentas.
Sentados en sus sillas, Gabor Zolna y dos amigas graban una urna en un estacionamiento en los suburbios de Phoenix, Arizona, en la cual deben depositarse los votos para las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos. “Es un elemento disuasorio”, declara Zolna, un jubilado de 78 años mientras señala sus cámaras, con la funda de una pistola visible debajo de su chaqueta.
“Realmente estamos aquí para disuadir a la gente que quiere venir a colocar papeletas falsas en las urnas”, agrega Nicole, otra jubilada de 52 años que no quiere dar su apellido, y cuyo rostro está oculto atrás de una máscara, lentes oscuros y una gorra. Con la misión de “salvar a la República”, el trío está convencido de que el magnate republicano Donald Trump (2017-2021) fue reelecto en 2020, pero que los comicios presidenciales de Estados Unidos resultaron amañadas.
El demócrata Joe Biden le venció en Arizona por apenas 10.000 votos. Tradicionalmente republicano, este estado del suroeste no elegía a un presidente demócrata desde Bill Clinton (1993-2001). Aunque múltiples investigaciones, concluyeron que no hubo fraude electoral en 2020, este trío de amigos sigue convencido. También insisten en que “la tierra es plana” y que el hombre “nunca fue a la Luna”.
Desde hace unos días, la tensión aumenta peligrosamente en torno a esta urna solitaria, situada frente al juzgado de menores de Mesa, cerca de Phoenix. El alguacil local intervino para disuadir a dos hombres armados vestidos con ropas de camuflaje que habían acudido para montar guardia frente a la urna.
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Varias personas han realizado denuncias en medio de sospechas de una campaña de presión coordinada por un grupo de “patriotas” autoproclamados “Elecciones Limpias EE. UU.” y por ello se ha incrementado la presencia policial general. Las autoridades del condado de Maricopa, por ejemplo, están tratando de calmar los ánimos y prevenir irregularidades.
“La tensión en torno a estas elecciones no tiene precedentes”, destaca Gina Woodall, politóloga de la Universidad Estatal de Arizona. Los estadounidenses renuevan puestos en el Congreso y el Senado además de escoger una serie de cargos locales en las elecciones de mitad de mandato. Por su escrutinio complejo, estas instancias suelen generar menos interés que las presidenciales, añade Woodall.
Pero en Arizona, la cúpula del Partido Republicano ha abrazado las teorías de la conspiración desde la estrecha victoria de Joe Biden. Sus tres candidatos a gobernador, senador y secretario del Estado siguen impugnando enérgicamente los resultados, incluso después de que el legislativo de Arizona contratara de forma polémica a una empresa de auditorías.
Cyber Ninjas, una compañía contratada por los republicanos pero sin experiencia electoral, reconoció que Biden ganó en 2020 en el condado de Maricopa. En Estados Unidos, alrededor del 70 % de los votantes republicanos siguen creyendo, sin evidencias, que la elección de Biden no fue legítima, de acuerdo con varios sondeos publicados en los últimos meses.
Frente a este ambiente de desconfianza generalizada, el Departamento Electoral del condado de Maricopa comenzó el lunes el recuento de los votos enviados por correo. “Hemos recibido un número creciente de amenazas contra los trabajadores electorales”, dijo su directora de comunicación, Megan Gilbertson.
Desde de su sede en el centro de Phoenix, asediada por decenas de manifestantes en 2020, la directora insiste en la integridad del proceso electoral. Además de las 16 máquinas que leen las papeletas y que son filmadas las 24 horas del día, todas las entradas escritas a mano son revisadas por un par de observadores, uno demócrata y otro republicano.
Este año, muchos de ellos son recién llegados. Y aunque la mayoría atestigua que las operaciones van bien, algunos siguen siendo implacablemente escépticos. “Solo veo una parte del proceso de votación”, declaró una nueva observadora republicana, que pidió el anonimato. “Lo que pasa antes y después, no lo sé”, sentenció.
*Con información de AFP.