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Inundaciones tienen en crisis el agua potable de Mississippi
El gobernador de Mississippi, Tate Reeves, declaró el estado de emergencia después de que las lluvias excesivas empeoraron los problemas en una de las plantas de tratamiento de agua.
En la capital de Mississippi, los funcionarios de emergencia distribuirán agua embotellada a los residentes, una universidad local usará baños temporales para los estudiantes y las personas que tienen agua la hervirán para lavar los platos debido a una crisis de agua exacerbada, gracias a las inundaciones recientes que están causando problemas de baja presión de agua.
El gobernador de Mississippi, Tate Reeves, declaró el estado de emergencia el sábado por la tarde, ya que los funcionarios meteorológicos y de gestión de emergencias anticipan la crecida del río Pearl para este lunes, 24 horas antes de lo proyectado inicialmente.
La baja presión generó preocupaciones sobre la extinción de incendios y sobre la capacidad de las personas para ducharse o descargar inodoros.
Reeves dijo que la Agencia de Manejo de Emergencias de Mississippi comenzará a distribuir tanto agua potable como agua no potable, y se llamará a la Guardia Nacional para ayudar. El gobernador dijo que comprende las frustraciones de la gente.
“Lo entiendo. Yo vivo en la ciudad. No es una noticia que quiera oír. Pero vamos a estar allí para todos”, dijo Reeves.
Los problemas en la planta de tratamiento de agua se produjeron después de que la ciudad pareció evitar en gran medida las inundaciones generalizadas de un río Pearl crecido por días de fuertes lluvias. Una casa se inundó el lunes, pero el alcalde de Jackson, Chokwe Antar Lumumba, dijo que el agua no subió tanto como se esperaba. Las proyecciones anteriores mostraban que entre 100 y 150 edificios en el área de Jackson enfrentaban la posibilidad de inundaciones.
El Servicio Meteorológico Nacional dijo que el río Pearl había alcanzado una cresta de unos 10,8 metros (35,4 pies). Eso está por debajo del nivel de inundación principal de 36 pies (10,97 metros).
Jackson tiene dos plantas de tratamiento de agua, y la más grande está cerca de un depósito que proporciona la mayor parte del suministro de agua de la ciudad. El embalse también tiene un papel en el control de inundaciones.
Por su parte, Lumumba, un demócrata que no fue invitado a la conferencia de prensa del gobernador republicano, dijo que las inundaciones han creado problemas adicionales en la planta de tratamiento y que la baja presión del agua podría durar unos días.
“Con lo que lo comparo es si estuvieras bebiendo de un vaso de espuma de poliestireno, alguien le hace un agujero en el fondo, estás constantemente tratando de llenarlo mientras se está acabando constantemente en el fondo”, afirmó Lumumba.
Jackson tiene problemas de larga data con su sistema de agua. Una ola de frío en 2021 dejó a un número significativo de personas sin agua corriente después de que las tuberías se congelaran.
Problemas similares volvieron a ocurrir a principios de este año, en menor escala. Incluso antes de que las inundaciones del lunes causaran problemas de baja presión de agua, a los residentes de la ciudad ya se les estaba aconsejando desde julio que hirvieran el agua que sale de sus tuberías antes de usarla para lavar los platos o hacer otras tareas domésticas. Las pruebas encontraron una calidad turbia en el agua que podría provocar problemas de salud.
Por otra parte, el alcalde dijo la semana pasada que arreglar el sistema de agua de Jackson podría costar $200 millones. Eso es más del doble de los $75 millones que todo el estado está recibiendo para abordar los problemas de agua como parte del reciente proyecto de ley de infraestructura bipartidista.
Por esta razón, los líderes legislativos reaccionaron con alarma ante los últimos problemas del sistema de agua de Jackson. “Tenemos graves preocupaciones por la salud y la seguridad de los ciudadanos”, dijo el vicegobernador republicano Delbert Hosemann en un comunicado este lunes, sugiriendo que el estado asuma un papel para tratar de resolver el problema.
El presidente republicano de la Cámara de Representantes, Philip Gunn, dijo que ha sido contactado por hospitales, empresas y escuelas “suplicando que se haga algo para abordar la crisis del agua en Jackson”.
A medida que el río Pearl comenzó a crecer la semana pasada, algunos residentes de Jackson comenzaron a sacar muebles y electrodomésticos de sus hogares, y otros se abastecían de sacos de arena. Hace dos años, las lluvias torrenciales hicieron que el río alcanzara los 36,7 pies (11,2 metros) y las casas de Jackson en los vecindarios más afectados se llenaron de aguas sucias e infestadas de serpientes.