opinión

Modernización militar y tensiones civiles - militares

"Es necesario situar la última crisis al interior de las Fuerzas Armadas en un contexto más amplio: el de las relaciones civiles-militares y el de las modernizaciones en las Fuerzas Armadas. Tampoco se pueden desconocer temas puntuales que pudieron ser detonantes de la misma", escribe el académico Alejo Vargas.

Alejo Vargas Velásquez*
9 de mayo de 2005

Es necesario situar la última crisis al interior de las Fuerzas Armadas (el retiro de cuatro generales del estado mayor del Ejército) en un contexto más amplio: el de las relaciones civiles-militares y el de las modernizaciones en las Fuerzas Armadas. Tampoco se pueden desconocer temas puntuales que pudieron ser detonantes de la misma. Con el inicio del Frente Nacional se acordó un modelo de relaciones entre el gobernante civil y las Fuerzas Militares. Se basaba en la idea que los militares no se involucrarían en los asuntos de los partidos políticos y del gobierno y los civiles tampoco lo harían en los asuntos de 'orden público'. Es decir, en seguridad y defensa. Esto se conoció como la doctrina Lleras, por el discurso dado por Alberto Lleras al mando militar en el Teatro Patria el 9 de mayo de 1958, una semana después del último fallido intento de golpe militar en Colombia. Después de la Constitución de 1991 y con el nombramiento del Ministro de Defensa civil, comenzó un lento proceso de cambio del esquema de relaciones entre gobernantes civiles y militares. Ahora se plantea que los civiles deben asumir la responsabilidad política de la definición y conducción de las políticas de seguridad y defensa. Lo cual conlleva la necesidad de que los civiles conozcan de los temas pertinentes para que tengan reconocimiento y legitimidad de los militares. De otra parte, la modernización militar, entendida como la necesidad de colocar a las Fuerzas Armadas a tono con los tiempos e incorporar los cambios organizativos, estructurales, logísticos, de políticas de personal y de adquisiciones, dicho de otra manera, los cambios en la doctrina militar y la dimensión técnico-operativa, es una necesidad permanente para que una sociedad cuente con unas Fuerzas Armadas eficientes y eficaces. Lo que sucede en los tiempos contemporáneos, es que similar a lo ocurrido en el campo productivo, la velocidad del cambio militar hoy día es más veloz que en el pasado, lo cual requiere una flexibilidad importante. Así lo exigen las nuevas guerras y la innovación tecnológica. Hoy día las revoluciones en aspectos militares acortan los tiempos. Al respecto, Williamson Murray y MacGregor Knox anotan que "las revoluciones en aspectos militares requieren la conjunción de una mezcla compleja de innovaciones tácticas, orgánicas, doctrinales, y tecnológicas para llevar a cabo un nuevo acercamiento conceptual a la guerra" y señalan cinco momentos históricos de las mismas: 1) la creación del estado-nación moderno en el siglo XVII, que comenzó a disciplinar y organizar al poder militar; 2) la Revolución Francesa al final del siglo XVIII, que fusionó política y guerra; 3) la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII, y comienzos del XIX, que hizo posible el armamento, vestimenta, alimentación, paga, y traslado rápido de los soldados en la batalla; 4) la Primera Guerra Mundial, que combinó los legados de las revoluciones Francesa e Industrial e impuso los modelos para la guerra del siglo XX; 5) la creación de las armas nucleares. Hoy en día, la nueva revolución militar en todos los ejércitos es operacional: priorizar fuerzas integradas de acción rápida (tierra, mar, aire) con una alta capacidad de movilidad y desplazamiento, con armamento moderno, adecuado y apoyo logístico que les permita responder apropiadamente a los diversos requerimientos. Y sobretodo si se pretende enfrentar con eficacia a un adversario como la guerrilla colombiana, con gran capacidad de innovación operacional, como lo ha mostrado las FARC -capacidad de concentrar y dispersar grandes unidades en el pasado y la operación del Cauca, con una combinación de guerra de guerrillas con guerra de movimientos-. En esa dirección y manteniendo la especialidad de las diversas fuerzas de tierra, mar y aire, hay que avanzar a esquemas de integración, en cuanto a mando y operación conjuntos. * Profesor Universidad Nacional