orden público

Naufraga operativo de rescate de estadounidenses secuestrados por las Farc.

Lunes 31, 8:30 horas. La fuerza conjunta de 4.500 hombres y 40 aeronaves no ha sido suficiente para hallar el paradero de los tres estadounidenses que fueron secuestrados hace 47 días tras caerse su avioneta en Caquetá. Los recursos aéreos y el combustible se están agotando.

30 de marzo de 2003

"Se agotaron todos los recursos aéreos que hay. Hasta avionetas Cessna y Turbo Trush participaron en las tres primeras semanas de búsqueda", dijo una fuente militar con reserva de su nombre.

Y es que todos los recursos posibles de utilizar han estado involucrados en la búsqueda. Los aviones plataforma (con pantalla de reconocimiento a grandes distancias y equipo de radiogonometría) inspeccionaron durante siete noches el cauce del rio Ortenguanza, desde su nacimiento hasta el sitio del accidente. Tres semanas después se inició el barrido en el oriente de Caquetá. "En ese momento ya estaban los 49 delegados del Pentágono en la base de Larandia. Muchas noches sus pilotos acompañaron misiones de búsqueda nocturna y en el día otros técnicos abordaron nuestras aeronaves para manejar los radares y equipos de localización que trajeron desde Estados Unidos", dijo la fuente.

Además los batallones 'Juanambú', 'Diosa del Chairá', 'Héroes de Guepí', 'Liborio Mejía', un batallón contra el narcotráfico, un batallón de Fuerzas Especiales. También a un grupo 'Jungla' de la Policía, investigadores del DAS y la Fiscalía, cerca de 63 hombres del Pentágono, el FBI y la embajada de E.U. Todos ellos han operado en el medio Caguán y en un área no especificada de Cartagena del Chairá (Caquetá).

Altos funcionarios del Pentágono ya han empezado a desvirtuar la búsqueda, pues se cree que han sido muchos los esfuerzos empleados -incluso más de una decena de vidas perdidas- y se han olvidado ciertas prioridades en Colombia.

Aunque Estados Unidos ha asumido algunos gastos logísticos, y que entre la ayuda extra de 100 millones de dólares incluyó recursos para esta tarea, la operación está bajo la responsabilidad del comandante del Ejército, general Carlos Alberto Ospina, y ha corrido por cuenta del presupuesto de las Fuerzas Militares.

Por eso se cuestiona si el asunto de los tres norteamericanos secuestrados es lo suficientemente importante como para que además, Colombia ofrezca mil millones de pesos de recompensa a quien de información sobre su paradero.

Pero el asunto es que están en juego una posible victoria de las Farc frente al gobierno colombiano y estadounidense. El problema ya es de recursos y de credibilidad.