JUSTICIA
Iglesia colombiana sentencia que el padre Rozo es inocente del delito de abuso sexual
El padre Efraín Rozo confesó en un video haber violado a niños y jóvenes, y tiene abierto un proceso por pederastia en una corte de California, Estados Unidos. Sin embargo, el Tribunal Eclesiástico de Bogotá prescribió los delitos y lo declaró inocente
Por haber ocurrido hace más de 40 años los supuestos vejámenes sexuales a los que fueron sometidos dos seminaristas en Bogotá, la investigación que había contra el padre Efraín Rozo Rincón en Colombia fue cerrada y se declaró inocente. Esto a pesar de que el sacerdote el año pasado confesó en un video haber violado a decenas de niños y jóvenes en Estados Unidos.
De acuerdo con el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Bogotá, los delitos (falsos o verdaderos) prescribieron, ya que es difícil establecer las circunstancias en las que se cometieron las violaciones, a pesar de que hay un testimonio visual en el que el padre Rozo confiesa sus abusos. Y por si fuera poco, aunque existen personas como Ernesto Rozo (sobrino del acusado) y José Antonio Tavera Castillo que contaron recientemente detalles de los excesos que el padre Rozo cometió contra ellos durante varios años.
El pasado octubre comenzaron las investigaciones del Tribunal contra Rozo, luego de haberse conocido el video en el que el cura se autoincriminaba. “Fueron practicadas todas las pruebas y diligencias que establece el derecho canónico, y oído el padre Rozo, desmintió categóricamente lo que había afirmado en la televisión, argumentando que fue presionado y manipulado en contra de su voluntad al sostener y afirmar hechos que no son ciertos”, dice un comunicado de siete puntos firmado por el padre Diego Álvarez Botero, vicario judicial.
De acuerdo con Álvarez, el padre Rozo interpuso una demanda penal en la Fiscalía el pasado 21 de noviembre contra las personas que lo obligaron a hablar en su contra, aduciendo constreñimiento ilegal, injuria, calumnia y estafa.
En el caso de José Tavera, quien asegura que fue abusado en 1966, dice el Tribunal que de ser esto verdadero o falso, “la prescripción del supuesto delito tanto para la legislación colombiana, como para la legislación canónica, exime totalmente al padre Rozo”. De esta manera, el caso queda cerrado en Colombia.
Conocida la decisión, quedan muchas dudas alrededor del caso. Tal parece que la Iglesia se salió por la fácil y decidió aferrarse exclusivamente al principio legal y dejar de lado el principio moral que la obligaría a indagar, por ejemplo, si el padre Rozo tiene más víctimas en los últimos 40 años. Simplemente tuvieron en cuenta que el cuestionado padre ha promovido un “moderno y activo apostolado con estudiantes y jóvenes a través del deporte, y no ha habido denuncias formales por conductas indebidas en este Tribunal”. Por lo tanto, es inocente.
Dista mucho esta decisión de la que recientemente se tomó en la arquidiócesis de Los Ángeles, que decidió pagar 660 millones de dólares a unas 500 personas abusadas sexualmente desde 1930 por parte de religiosos de este distrito. Además en la histórica medida también se le pidió perdón a todas las víctimas por este “terrible pecado y crimen”, según lo dijo el arzobispo Roger Mahony. Si bien es imposible que en Colombia se pague una millonada a las víctimas abusadas por los sacerdotes, pedir perdón por un delito que muy posiblemente se cometió es un gesto casi obligatorio en una institución como la Iglesia católica que promueve actos como la reconciliación y el perdón. Sobre todo cuando el padre Rozo todavía tiene abierto un proceso por pederastia en una corte de California.
Monseñor Libardo Ramírez, presidente del Tribunal Eclesiástico Nacional, explica que en caso de que las supuestas víctimas quieran apelar la decisión del padre Álvarez lo pueden hacer, por ejemplo, en la Sagrada Congregación de la Doctrina y la Fe (en Roma), presentando pruebas. “Desde el punto de vista canónico, el tribunal de Bogotá actuó correctamente. Lo moral ya depende del campo pastoral, por ejemplo, del cardenal Pedro Rubiano”, aseguró monseñor.
El escándalo
A mediados de septiembre del año pasado, el padre Efraín Rozo fue condecorado por la gobernación de Boyacá como reconocimiento a su trayectoria deportiva. Al enterarse del evento, su sobrino Ernesto y José Tavera salieron a ventilar la historia oscura del sacerdote y en la emisora La W contaron todo lo que vivieron hace 40 años en el instituto Tihamer Toth, en Bogotá, que en esa época era un centro de formación de niños pobres que querían ser sacerdotes.
A comienzos de este año, en Los Ángeles se instauró una denuncia penal contra Efraín Rozo y contra la iglesia de ese lugar por su sobrino Ernesto Rozo. Este acusa a su tío de haberlo violado en 1967, cuando estuvo de paso por esa ciudad. Una denuncia de este tipo es posible en ese país a pesar de que ha pasado mucho tiempo porque en Estados Unidos, a diferencia de lo que sucede en Colombia, el delito de pedofilia no prescribe. Para apoyar su denuncia habría utilizado parte de los documentos con los que Tavera había invadido Internet.
En febrero de este año autoridades estadounidenses tomaron en Colombia el testimonio de Rozo, quien en una sorprendente confesión grabada en video, aceptó haber abusado de su sobrino y de Tavera (Ver “Malos hábitos”).