Eurocopa
Lo que dejó la Eurocopa
La Eurocopa llegó a su fin. España el mejor de todos y justo ganador. Un torneo que le pone una exigencia muy alta a las futuras competiciones. ¿Quién sobresalió? ¿Quién fracasó? ¿Qué vimos? La próxima cita es en Polonia y Ucrania en el 2012.
Se acabó una muy buena Eurocopa. Después de un inicio poco prometedor con el martirio de la inauguración (Suiza – República Checa, 0-1), la competencia fue ganando en calidad (Holanda – Italia, 3-0, España – Rusia, 3-0) y emotividad (Turquía – Croacia, 1-1, España – Italia, 0-0, ambos terminaron en penales). A la velocidad y la fuerza se le mezclaron altas dosis de talento, amor apropio y ataque: ¡Hasta a la mezquina Italia se le vio por momentos atacar! Los equipos, en general, fueron generosos en la propuesta, se atrevieron, arriesgaron, tocaron, buscaron el arco rival. Y fue, precisamente España, el que mejor combinó todo lo anterior. Justo ganador.
La Roja fue un tributo al juego colectivo, a la sociedad, a la combinación. Cuando se creía que dependía de su goleador, David Villa, en los dos últimos juegos (los dos más importantes, semis y final) España demostró que ante su ausencia, era mucho más que una ficha. En cada partido no sobresalía un solo jugador, siempre había tres o cuatro que hacían la diferencia. Si no respondía Torres, aparecía Xavi, Silva e Iniesta. Y siempre, apelando al buen juego, al toque en corto y preciso, a la iniciativa ofensiva.
Sacando un balance general del torneo, haciendo el siempre subjetivo ejercicio de buscar el mejor, el peor, el fracaso, lo curioso, Semana.com propone los siguientes:
El diferente: Marcos Senna
No fue un torneo que se caracterizara por grandes individualidades. Es difícil encontrar un jugador que haya estado un escalón por encima de los demás, precisamente porque primó el juego en equipo. Pero si hubo un jugador que mantuvo su talento y regularidad a lo largo de los seis juegos, fue Marcos Senna, volante central de España. Qué orden, qué precisión en los pases, qué visión de juego la del brasilero nacionalizado. Estuvo a punto de quitarle el rótulo de Majestad, al Rey Juan Carlos, después de una hermosa jugada colectiva que casi termina en el segundo gol frente Alemania en la final. Por supuesto, el único que lamenta su buen momento, es Dunga, que cómo desearía tenerlo en la selección brasilera en estos momentos.
La burla: Francia
Simplemente penoso. Ni siquiera lo justifica haber estado en el grupo de la muerte. Fue humillado y pisoteado entre holandeses e italianos. Hizo todo mal el equipo de Domenech. Lento, tímido, sin alma. Aunque se alega el cambio generacional, muchos de los actuales jugadores ya se conocen entre sí: Benzema, Toulalan, Malouda, Abidal han sido exitosos compañeros en el Lyon. Ninguno respondió. Con el fin de la Eurocopa se termina de ir una de las mejores camadas de jugadores franceses: Vieira, Makelele, Thuram, Henry, se le unen a los hoy extrañables Zidane, Pires, Deschamps. Mención especial merece Grecia, en un torneo pasó de primero a último. De lejos el peor de la Euro.
La deuda: Las estrellas.
Estaban llamados a brillar Cristiano Ronaldo, Henry, Van Nistelrooy. Todos lo que mueven la pauta publicitaria. Pero ninguno pasó de tener más de medio partido bueno. En cambio, hubo gratas apariciones irreconocidas internacionalmente. Sobresalieron jugadores como Luka Modric (Croacia) Andrei Arshavin (Rusia) y David Silva (España). Todos ya comenzaron a mover el mercado de verano en Europa.
El sabio: Guus Hiddink
El técnico de Rusia ya había demostrado ser capaz de conseguir proezas en los mundiales. Dirigiendo a una limitada Corea en el 2002, logró ponerla entre las cuatro mejores. En el 2006 el desafío no fue menor y llevó a Australia hasta octavos de final, derrotada por la futura campeona. Guus Hiddink puso a soñar a los rusos este año, a punta de orden, velocidad y estado físico. Le dio una cátedra de fútbol a la favorita Holanda en cuartos de final y la sacó de la fiesta. Como, los coreanos, los rusos también quieren darle la nacionalidad, pero seguramente él preferirá seguir siendo holandés y no comprometerse con las futuras selecciones que dirigirá.
Lo admirable: El comportamiento
Minuto 121 del partido (ya jugando sobre la reposición del segundo tiempo del alargue), marcador: 1-0, en favor de Croacia. Ya no hay piernas, el cansancio es total. Nadie se hubiera molestado si el árbitro pitaba el fin del encuentro en ese momento. Pero dio unos segundos más y Turquía empató, se fueron a penales y Croacia se fue a la casa. ¿Cuál habría sido la reacción de Eduardo Pimentel si él fuera el técnico croata? Por el bien de un espectáculo internacional, Slaven Bilic fue quien padeció el destino. Al final del juego, simplemente atinó a decir, “así es el fútbol, eso es lo bello de este deporte.” En la Eurocopa no se vieron técnicos y dirigentes insultando árbitros, o hinchas metidos en la cancha, ni mucho menos muertos a puñaladas a las afueras de los estadios. Aquí primó el respeto, la solidaridad, lo que mucho nos inculcan y nosotros poco entendemos: el fair play.
Lo envidiable: Las transmisiones
A excepción de un pequeño bache técnico que hubo en la transmisión del partido Turquía – Alemania, las producciones europeas fueron impecables. Más de doce cámaras en cada partido, ubicadas estratégicamente en todas las zonas del estadio. Siempre mostrando en el momento justo lo que el televidente quiere ver: una sacada que a simple vista parece un tiro desviado, un pisotón en el dedo meñique cuando se cree que el jugador está fingiendo, las reacciones de los hinchas que no interrumpen jugadas de gol. También, mención especial para las transmisiones por ESPN. Narradores tranquilos, con humor, pero sobre todo, bien informados. Solo tenían un enviado especial y el resto de periodistas en los estudios centrales. Igual, siempre aportaron el dato curioso, la chiva, hasta el comentario light, pero en el momento justo y sobre la situación indicada. Tanto por aprender…