PERIODISMO

“Los medios tienen que leer las nuevas realidades”: Alejandro Santos

En entrevista con Arcadia, el director de la revista Semana habló de la crisis de los medios en la era de la posverdad, las noticias falsas y las redes sociales.

23 de marzo de 2017

*Por Sara Malagón

Arcadia: Usted dirige Semana desde hace unos 15 años. ¿Cuáles diría, desde su experiencia, que han sido los principales cambios en la forma de hacer periodismo en Colombia?

Alejandro Santos: En los últimos 20 años ha cambiado el periodismo mucho más que en los últimos 200. Veo tres grandes cambios. El primero, la tecnología, que revolucionó la manera de comunicarse con la sociedad. Los medios triplicaron sus audiencias, la información se democratizó, y la publicidad se reinventó en la era digital, situación que tiene amenazado el modelo de negocio de los medios tradicionales y también de los digitales.

"Los medios siguen siendo el cuarto poder, pero con menos poder".

En segundo lugar, ha cambiado la agenda. En Colombia, el periodismo –como el país- estuvo marcado por la guerra y los actores de la violencia y hoy la agenda está virando hacia un país más normal: Sin Farc, Tirofijos, Pablos Escobares, Carlos Castaños. Están emergiendo los temas que tienen los países emergentes: la corrupción, el crimen organizado y la desigualdad. Tal como está ocurriendo en Brasil, Perú o Argentina.

El tercer gran giro, que aún debe darse, es la capacidad de leer a una nueva generación que está pensando distinto y tiene formas diferentes de aproximarse a la vida cotidiana y a los grandes temas. Las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial, la segmentación de los mercados, las redes sociales, la posverdad, en fin, están cambiando muchas cosas que afectan a toda la sociedad, la democracia y los valores universales. No sabemos todavía para dónde va el mundo – no parece ir nada bien- pero el periodismo tiene el deber de entender esos cambios y mostrar sus distintas facetas las buenas y las malas. Y la próxima generación va a ser determinante en cómo se resuelven esos grandes temas

Arcadia: Usted ha dicho que Semana hace periodismo desde y contra el poder. ¿Qué entiende usted por eso? ¿Cómo atrapar a esas nuevas generaciones –cuyas mayorías son indiferentes a lo político– y a lectores en general, cansados del establecimiento?

Alejandro Santos: Cuando hablo de poder no me refiero solo al poder político, sino también al económico, al de las ONG, los movimientos sociales, los actores  extranjeros, los empresarios, los intelectuales, los ambientalistas, las iglesias, los gremios, el poder de los ilegales, etc… y también a distintos niveles del poder: el nacional, regional y local. Esos engranajes, que a veces son simbióticos y a veces se repelen, determinan cómo la sociedad se mueve dentro de sus propias contradicciones. Explicar desde el periodismo las lógicas de esos movimientos, el contexto en que se dan, los intereses o valores que defienden, me parece que debe ser una contribución a la sociedad. El periodismo tiene el deber de explicar con sentido crítico esa realidad. Con opinión, análisis, o investigación. Si se hace un buen trabajo el colombiano debería saber dónde el país avanza y dónde retrocede. Y en los países donde los poderes abusan, como en Colombia, los medios deben ejercer su papel de contrapoder y denunciar esos abusos.

"El periodismo tiene el deber de explicar con sentido crítico esa realidad".

Arcadia: ¿Y qué hacer frente a las nuevas generaciones cansadas de lo político y el establecimiento? 

Alejandro Santos: Decir que uno está cansado de lo político es como decir uno está cansado del oxígeno. Uno puede estar “mamado” de la clase política, de los congresistas, de las cortes, o del gobierno, pero no de lo público – que es lo político- y que nos concierne y nos afecta a todos. Se ha gobernado tan mal y para la gente que no toca, que las sociedades creen menos en la democracia, y eso es muy grave. Hay una línea muy fina, pero importantísima, entre valorar la democracia y sus instituciones y rechazar a quienes la han gobernado.

"En los últimos 20 años ha cambiado el periodismo mucho más que en los últimos 200".

Los fenómenos populistas que están emergiendo son el fracaso de la última generación de gobernantes. Lo grave es que llegan al poder los populistas autoritarios como ya está sucediendo. El periodismo en un mundo libre tiene la responsabilidad de que la sociedad entienda y respete los valores democráticos como la libertad, el respeto, la tolerancia, que permiten, entre otras, que exista la libertad de expresión y de prensa. Y eso lo tiene que entender las nuevas generaciones. La rabia no es buena consejera.

Arcadia: A lo largo del año pasado vimos, sin embargo, que los medios han perdido capacidad no sólo de captar a la opinión pública, sino de influir en ella. ¿Usted cree que siguen siendo el cuarto poder?

Alejandro Santos: Los medios siguen siendo el cuarto poder, pero con menos poder. Lo que no supieron leer en el Reino Unido, ni en Estados Unidos, ni el Colombia fueron los nuevos epicentros de poder: corrientes, aparentemente subterráneas, que empezaron a convertirse en un factor importante y que terminaron manifestándose definitivamente con la salida del Reino Unido en la Unión Europea, la elección de un personaje tan polémico y odioso como Donald Trump y el voto por el No en Colombia cuando se pensaba que todo el mundo iba a abrazar la paz con las Farc. Los medios no supieron leer esas realidades dinámicas. En Inglaterra, por ejemplo, todo el mundo estaba hablando de los millennials y de su importancia como nuevos consumidores y actores políticos. Y sin embargo no fueron ellos, sino los mayores de 40, quienes tomaron una decisión determinante para el Reino Unido en las próximas décadas. Nadie leyó eso. Los medios no lo vieron. Trump, más allá de su figura caricaturesca, era la expresión profunda de una sociedad estadounidense descontenta y llena de frustraciones. Lo mismo con la crisis financiera del 2008. Tampoco el New York Times o el Wall Street Journal, dos de los mejores medios del mundo, la vieron venir y estaban a pocas cuadras. Procesos históricos y sociales que no surgieron de la noche a la mañana de repente resultaron manifestándose de manera sorpresiva en esos momentos cruciales. Al periodismo, en efecto, le ha faltado palpar esos cambios, ser mucho más sensible a esas realidades.

Arcadia: Hablando de los millennials –y del reto que es para los medios atraerlos–, no ha habido una generación más educada ni con mayor acceso a la información en la historia. ¿Cómo explica la contradicción de que al mismo tiempo sea tan apática y desinformada?

Alejandro Santos: Cuando el exceso de información está combinado con mala información se produce lo que Ignacio Ramonet llama “censura democrática”, que es cuando el lector no puede diferenciar la información de calidad de la información de mala calidad. Hoy tenemos una avalancha de información –buena, mala, regular, manipulada, engañosa– que además fluye rápidamente. Eso conduce, como lo hemos visto, a que las sociedades tomen decisiones a veces cuestionables. Por otra parte, los millennials son una generación práctica, con una gran capacidad adaptativa y en la que predomina una especialización de los talentos e intereses. Aunque esa microsegmentación puede ser un motor para sectores como el del emprendimiento o la generación de nuevas ideas, también ha contribuido a que se pierda un sentido de lo colectivo y de valores universales que necesitamos para tomar decisiones como sociedad. Estamos en la era del individualismo cuando debemos, como nunca, pensar en lo colectivo, empezando por salvar el planeta.

"Los millennials son una generación en la que predomina una especialización de los talentos e intereses".

Arcadia: Hablemos de la palabra del año pasado, que también parece marcar el inicio de este: la posverdad. Varios factores facilitan “El reino de la posverdad”, dijo Armando Montenegro en una columna. Entre ellos la polarización política y el uso masivo de redes, pero también la falta de credibilidad en los medios tradicionales. ¿Qué diría al respecto? ¿Cómo hacerle frente?

Alejandro Santos: ¿Cuando hablamos de medios tradicionales de qué estamos hablando? ¿Radio, televisión, prensa, revistas, sitios Web, bloggeros, twitteros o youtubers? Hoy todos lo son. Internet lleva 25 años. Ahora, los medios, todos los anteriores, han perdido credibilidad. Y me preocupa que la vulnerabilidad económica de los medios ha afectado la calidad de la información. El buen periodismo necesita recursos. Lo que no se puede perder es la conciencia de que el periodismo es la herramienta de información por medio de la cual los ciudadanos toman decisiones trascendentales. Por eso es tan importante que esa información sea de calidad. Y para que haya calidad, la gente debería estar dispuesta a pagar por la información. En esa lucha están todos los medios: tratando de combatir la cultura de lo gratuito y buscando monetizar sus contenidos.  Y eso afecta tanto a los medios tradicionales como a los que nacieron en el mundo digital. Detrás de ambos están las ganas de hacer buen periodismo. Y el buen periodismo con centavos es muy difícil de hacer.

Arcadia: ¿Pero no cree que hay ejemplos valiosos de buen periodismo en redacciones pequeñas y emergentes?

Alejandro Santos: Hay buenos ejemplos, pero lo ideal no es que un medio sobreviva, por ejemplo, con donaciones que hoy están y mañana no. Eso al final no es bueno, y además no es justo. Necesitamos que el buen periodismo pueda hacerse, los medios que hagan investigaciones relevantes sin que la lucha por la supervivencia determine o se imponga sobre su trabajo. Por eso yo creo que el día en que los lectores estén dispuestos a pagar por la buena información habrá un resurgimiento - en cualquier plataforma- para el buen periodismo. Hoy vivimos en una paradoja: a Semana la leen diez veces más que cuando no había internet, móviles ni redes sociales. Y sin embargo, la publicidad ha caído porque ha encontrado nuevas maneras de llegarle a la gente. Más poder y menos plata. En ese torbellino que ha replanteado el negocio de la publicidad, los medios deben apuntarles a las personas dispuestas a pagar por el buen contenido. En unos cuantos años Colombia vivirá una transición en ese sentido como ya lo están haciendo exitosamente el Wall Street Journal o el New York Times en Estados Unidos.

Arcadia: Al principio de esta entrevista usted decía que el periodismo ha sido crucial en el cubrimiento de la guerra, y que con ella se volvió relevante y ganó prestigio. Semana, entre otros medios, es un ejemplo de ello. ¿Usted cree que ese prestigio, y la imagen de medio independiente, se conservan hoy?

Alejandro Santos: Hacer buen periodismo depende de saber sintonizarse con su momento histórico, y hay momentos menos dramáticos que otros en que se puede jugar un papel importante ya no solo en la denuncia sino en la reflexión y el análisis. Si bien en Colombia la violencia no se va a acabar con el proceso de paz, ya no tenemos a los grandes malos del pasado como Escobar o Tirofijo. El periodismo debe empezar a reinventar su aproximación a esa realidad y creo que el análisis y la reflexión son cruciales para lo que está pasando hoy en Colombia y el mundo. Se vienen los desafíos de una sociedad en transición, y de un país que está creciendo y volviéndose relevante. El periodismo debe estar ahora a la vanguardia de esa evolución, y creo que Semana está en ese proceso.  Debo decir que a los medios, incluido Semana, nos ha faltado interpretar mejor esos cambios y las contradicciones propias de nuestra sociedad que los macrotemas políticos y de la violencia no han dejado ver.

"A los medios, incluido Semana, nos ha faltado interpretar mejor esos cambios y las contradicciones propias de nuestra sociedad".

Pero hace parte de nuestro proceso aprender a captar y a analizar con mayor pericia esas transformaciones. El desafío hoy es que los periodistas capten problemáticas contemporáneas, y que se relatan con menor frecuencia en medio de aquellas que todavía subsisten: la crisis de la Justicia, la corrupción, la brecha entre el campo y la ciudad, el crimen organizado. La sociedad parece estar cambiando más rápido que el periodismo y por eso nos cogen sorpresas como las de No en el plebiscito. El periodismo colombiano debe saber entrar en las agendas siglo XXI.

Arcadia: ¿Qué opina de que los lectores digan que los medios están parcializados?

Alejandro Santos: La palabra parcializados es antipática y la objetividad es falaciosa. Ningún medio en el mundo es objetivo. Todos tienen su propia voz y su propia mirada. Y eso es lo que los hace más honestos y transparentes ante la opinión. Me parece hipócrita posar de objetivos cuando un medio es subjetivo. Un medio debe tener una personalidad y defender unos valores haciendo un buen periodismo. Es decir, buena información, rigor, contexto, fuerza narrativa, originalidad, integridad, etc. En Estados Unidos en los años noventa pasó algo interesante. CNN era un medio bastante equilibrado y llegó FOX a tirar una línea de derecha, muy militante, y lo duplicó en raiting.

Arcadia: Pero con poca credibilidad…

Alejandro Santos: ¿Para quién? A mí no me gusta para nada su visión que tiene del mundo. Pero pregúntele a quienes votaron por Trump o a la clase media estadounidense qué opina de FOX. Esa visión de derecha los interpretaba. Yo creo que lo importante es que todo medio tenga una voz propia y honesta y que haya muchas voces para que la gente escoja. Y, claro, que hagan buen periodismo, independientemente de que sea desde una perspectiva liberal, conservadora o de centro. Se debe defender el periodismo en el que se cree a pesar del matoneo en las redes sociales. Las redes se han convertido en un espacio para eso, poco transparente, mucho menos democrático de lo que se creería y a veces instrumentalizado por intereses políticos y económicos, como quedó demostrado con la influencia de Putin en las elecciones de Estados Unidos, o como lo vemos en Colombia todos los días, y como lo han hecho varias empresas cuando utilizan agendas engañosas no solo para vender productos, sino para aplacar la denuncia de ciertos temas.

Arcadia: Una columna publicada hace poco en Portafolio afirmaba que “ninguno de los grandes medios ha tomado el liderazgo para combatir la desinformación”. El autor propone que se hagan alianzas con compañías que están dirigiendo sus esfuerzos a combatir las “noticias falsas”, sobre todo con miras a las elecciones del próximo año. ¿Qué opina de esa propuesta?

Alejandro Santos: Quienes defendemos la información veraz debemos en efecto pensar en cómo combatir esta oleada de falsa información y agendas ocultas con las que se manipulan a los ciudadanos y que han cogido mucho vuelo. Tenemos que buscar fórmulas, de manera individual o colectiva, para descontaminar y elevar el debate público. Sin duda el caso de Estados Unidos nos debe servir como lección para lo que se viene en Colombia en 2018.

*Esta entrevista fue publicada originalmente en la Revista Arcadia.