Una de las formas de maltrato que más cuestiona la humanidad en defensa de la niñez, es el trabajo infantil en cualquiera de sus formas. En La Guajira, los niños arrean agua desde los jagüeyes y pastorean animales, entre otros oficios. El más degradante de todos es el de los retenes en las trochas, porque es indigno y somete a los niños a una especie de trabajo forzoso por su condición de pobreza pidiendo dinero, comida y vestido a extraños. A lo largo de varios kilómetros entre Epirra y Portete, municipio de Uribia, las cadenas y cabuyas atravesadas en las trochas sostenidas por niños descamisados, hambrientos y descalzos, se repite cada 30 metros. Cuantas escuelas, acueductos y negocios productivos reales hubieran podido construir el municipio y el departamento con los cerca de 10 billones de pesos que durante 25 años recibieron esos entes territoriales por concepto de regalías y sistema general de participación para saneamiento básico, muchos, y no estarían los guajiros viendo este paisaje a escasos 40 kilómetros de Uribia y a 100 kilómetros de Ríohacha.Lamento wayúuUna realización de Publicaciones SemanaTextos de Tadeo MartínezFotografías de León Darío Peláez S.Imágenes de 1 HD drone de Enrique Afanador PrietoMontaje: Camilo Montoya y Diego LlorenteAgradecimientos:Tania Galván Arpushana, líder wayúu de Wimpirarein, municipio de Manaure.A la Asociación de jefes claniles de la Alta Guajira wayúu AraurayuuA los corregimientos de Puerto Estrella, Nazaret, Guarerpa, Tawaira, Punta Espada, Siapana, Puerto López y Castilletes.A los pobladores wayúu de Mayapo, San Tropel, El Pajaro y al municipio de Manaure.A la Policia y la Armada NacionalY a todos los wayúu heroicos y hospitalarios a pesar de la adversidad.