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Pablo Escobar y el Chapo Guzmán: un paralelo del mal

El miércoles la justicia norteamericana dio su veredicto final: el exjefe del Cartel de Sinaloa deberá pasar toda su vida en una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos. Su ascenso y declive suscitan comparaciones con la historia del capo que atemorizó a Colombia.

17 de julio de 2019
Los dos capos acumularon exorbitantes fortunas pero tuvieron desenlaces distintos: la cárcel y la muerte.

La condena a cadena perpetua de Joaquín El Chapo Guzmán puso fin a la mayor historia de capos que se ha dado en los últimos años. "Es lo más inhumano que he pasado en mi vida", habría dicho el jefe de la mafia mexicana una vez fue sentenciado este miércoles. La frase fue recogida por numerosos medios de comunicación del mundo entero. En cierto modo, resultaba paradojico que la pronunciara el mismo hombre que por años había implantado terror en México y doblegado a su modo a las autoridades de los Estados Unidos. 

Aunque el juez Brian Cogan, de Nueva York, sumó a la condena 30 años más por violencia con armas de fuego y otros 20 por blanqueo de dineros ilícitos, esta última cifra fue expiada por ya estar condenado de por vida. Extraditado a Estados Unidos en 2017, el Chapo se quejó en la última etapa del juicio de las duras condiciones que tuvo que soportar en los centros penitenciarios estadounidenses. Ahora, no se sabe con exactitud dónde pagará su abultada condena, pues tienen que pasar 60 días para que la justicia lo decida, aunque se rumora que lo hará en la cárcel de máxima seguridad de Florence, en el estado de Colorado. 

Guzmán, que logró atemorizar a México durante años y que amasó una inmensa fortuna comenzó a perder la aureola de hombre intocable  desde el momento en que-luego de seis meses de una fuga de película- fue recapturado poco tiempo después de su segunda fuga. Curiosamente, fue su vanidad y su deseo de que su vida llegara a la gran pantalla lo que había permitido que la justicia diera con su paradero. Así como su escape le había dado un duro golpe al gobierno de entonces, el de Enrique Peña Nieto, su entrega a los Estados Unidos le dio un respiro al entonces muy criticado presidente mexicano.  

Todo lo que ha pasado con la vida del Chapo Guzmán, sin embargo, siempre trae un fantasma: Pablo Escobar. El periodista del diario español El País Pablo del Llano lo resumió bien en un artículo hace un tiempo cuando dijo que el Chapo compartía ese podio del mal con Al Capone y el llamado Patrón del mal. 

Antes de su condena y su destino final en los Estados Unidos, había muchos elementos que permitían comparar a ambos personajes. Si bien lo que más comparaciones ha suscitado entre los dos son sus fugas, hay marcadas diferencias entre los dos casos. Mientras el líder del cartel de Sinaloa se escapó de una cárcel de máxima seguridad de verdad, Escobar salió de la Catedral como Pedro por su casa, entre otras porque era más un club privado que una cárcel.

Hoy nadie niega que la Catedral fue hecha por el mismo patrón del mal. El terreno era de él y para ocultar eso se lo donó al municipio de Envigado, en teoría para ser un centro de rehabilitación para adictos a la droga que se llamaría Claret. Escobar hizo los planos y el diseño de su propia prisión a través del control que tenía sobre las autoridades de Envigado.

Fuera de los lujos que ostentaba el penal, como gimnasio, sala de billar y cancha de fútbol, Escobar tuvo la precaución de hacer dos cosas: 1) Tener un depósito de armas y 2) Una salida secreta por si tocaba irse.

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El día de “irse” llegó el 22 de julio de 1992, un año después de su captura. El presidente Gaviria había convocado a un Consejo de Gobierno, pues la situación del capo en la Catedral era insostenible. Según relatan los medios de la época, el fiscal Gustavo de Greiff hizo una exposición sobre cómo desde la cárcel se había cometido todo tipo de delitos.

Entre estos se contaba la ejecución de unos antiguos aliados del patrón, los hermanos Moncada, las múltiples visitas que le hacían a Escobar en un camión con doble fondo y el manejo del negocio de las drogas tras los barrotes. Ante la gravedad de la situación, Gaviria le pidió al Ministerio de Defensa que asumiera la seguridad del penal y pidió el traslado del patrón a otra cárcel.

Unas horas después de esa decisión, Escobar se fugó, no sin antes tomar como rehenes al viceministro de Justicia, Eduardo Mendoza; al director de Prisiones, el coronel Navas, y a otros tres funcionarios que habían ido a supervisar el proceso. Apenas se fugó, 2.000 soldados, tres helicópteros artillados y varios tanques comenzaron a buscarlo en todo Antioquia.

Por el contrario, la fuga del Chapo constituyó una labor de ingeniería impresionante en una cárcel que teóricamente era más segura que Cómbita. Los datos del túnel sólo se pueden comparar con la famosa película de Steve McQueen titulada El gran escape, que tenía rieles, ventilación y milagros tecnológicos para desaparecer la tierra que iban sacando para hacer el túnel.

Los datos de su huida son realmente sorprendentes. El capo se escapó por una canaleta de la ducha a eso de las 8:50 p. m. Allí había un conducto vertical de 10 metros con una escalera que llevaba al túnel. Este tenía una longitud de 1,5 kilómetros, 70 centímetros de ancho y 1,70 metros de alto. El pasadizo contaba con ventilación e iluminación por medio de tuberías de PVC. Se cree que para su construcción se utilizó una motocicleta por medio de la cual se succionaba la tierra. 

El significado de ese escape era enorme. Como bien dijo el diario español, “un pasadizo, iluminado y ventilado, por el que se ha venido abajo el orgullo de las fuerzas de seguridad mexicanas. La magnitud de la obra, que tenía hasta rieles para sacar escombros; la peligrosidad del reo, que sólo necesitó ir a la ducha para desaparecer, y la impunidad que revela todo el increíble plan de huida sitúan al gobierno mexicano ante el más grave de los retos y ponen en duda su capacidad para hacer frente a su enemigo público número 1”. 

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El golpe que tuvo esa fuga en el gobierno de Enrique Peña Nieto también fue enorme. El presidente recibió la noticia en París, donde se encontraba en una visita oficial. "Estamos al tanto de un hecho lamentable que ha indignado y que indigna a la sociedad mexicana y que tiene... me tiene profundamente consternado ante lo ocurrido, precisamente en la fuga de uno de los delincuentes, hasta antes, ha sido de los más buscados en México y en el mundo", dijo desde la Ciudad luz.

Para un presidente no podría haber nada peor que la fuga del peor enemigo del Estado, y es ahí donde las historias de Escobar y el ‘Chapo‘ definitivamente se cruzaron. Ambos hechos representaron un punto de quiebre para los gobiernos y abrieron fuertes debates sobre el poder corruptor de la mafia en el Estado.  “Es difícil imaginar algo peor para el gobierno de César Gaviria que la fuga de Pablo Escobar de la cárcel de Envigado, donde estaba recluido -para perplejidad de Colombia y del mundo- desde hacía poco más de un año”, escribió SEMANA en 1992.

A raíz de estas historias, diferentes medios del mundo en diferentes momentos han caído en la fascinación de comparar ambos capos. El principal factor para hacer ese ranking, como era de esperarse, es el dinero. Ambos fueron incluidos por la revista Forbes en la lista de los hombres más ricos del mundo. Escobar entró en los años 80 en la lista de ‘billonarios’. Alcanzó a tener el puesto 14 con 3.000 millones de dólares. El ‘Chapo‘ en esa misma publicación nunca ha superado los 1.000 millones de dólares.

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Hace algunos años el hijo de Pablo Escobar, Sebastián Marroquín, salió a rechazar la información de Forbes y acusó a ese ranking de que él y su familia hayan sido el blanco de secuestradores desde hace décadas. "Forbes miente.. Yo me salvé cuando menos de una decena de intentos, todo ‘gracias’ a la ‘noticia’ de que mi padre ‘tenía’ 3.000 millones de dólares. Si hubiese contado con semejante cifra, habría destruido a Colombia toda", dijo a la cadena Univisión.

La verdad es que los ranking de Forbes del mundo del mal son un referente mundial, pero no es tan fácil confirmar si esa información es en su totalidad cierta. Aun así, sus reseñas le han dado la magnitud al poder económico que estos personajes han llegado a tener. Un artículo del año 2011 señala que Guzmán puede ser el rey de las drogas de todos los tiempos. “El negocio de Pablo Escobar en Colombia estaba basado en la exportación de cocaína, mientras que el ‘Chapo‘ también importa marihuana, heroína y metanfetaminas, y no sólo a Estados Unidos, sino a Asia y Europa”, le dijo en ese momento un oficial de la DEA a esa publicación. La revista Norteamérica señaló además que con la muerte de Osama Bin Laden, Guzmán se convirtió en el criminal más buscado del mundo y que si había un verdadero Padrino de la droga era él. 

También en ese contexto hay otros puntos que analizan los que saben del tema. Escobar, por su parte, fue el rey de la cocaína y tuvo el monopolio casi absoluto en Estados Unidos, tanto que la DEA le atribuía el 80 % de lo que se comercializaba en ese país. Al ‘Chapo‘ el mercado le tocó con más competencia y se calcula que puede ser el responsable de apenas una cuarta parte de las drogas que entran a Estados Unidos.

Otro tema que suele ser objeto de comparación es su prontuario del mal. Este es algo similar en los métodos, crueles y exorbitantes en ambos capos, pero no en estadísticas. La cadena NBC, por ejemplo, revisó el número de muertes violentas que tenía tanto Colombia como México en la época álgida de la guerra contra las drogas. Así, mientras en el primero la cifra era de 52 por cada 100.000 habitantes en 1987, en el segundo era de 18 por cada 100.000 en el 2011.

Quienes creen que el ‘Chapo‘ Y Escobar tienen vidas paralelas, como el periodista de BBC Mundo Juan Carlos Pérez, destacan que mientras “uno marcó a sangre y fuego la historia de su país en las décadas finales del siglo XX, el otro se convirtió en el narcotraficante más buscado de inicios del XXI… Ambos se convirtieron en líderes de enormes organizaciones delictivas gracias a su inteligencia, ambición y crueldad desmedidas”. 

Pero quienes creen que guardan muchas diferencias sostienen que Escobar alcanzó a significar mucho más para Colombia de lo que el ‘Chapo‘ para México. Un paralelo que le hizo esta revista cuando capturaron a Guzmán destaca que la diferencia sustancial entre ambos capos es ante todo su poder de arrodillar al Estado. “Escobar Fue un hombre que prácticamente no dejó gobernar a tres presidentes seguidos”, decía la revista SEMANA en la década de los 90. “Su poder de intimidación alcanzó su más alto nivel cuando arrodilló al país y a la Constituyente para eliminar la extradición”.

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Parecidos o diferentes, con vidas cruzadas o paralelas, lo cierto es que la leyenda del ‘Chapo‘ ahora condenado puede mermar. La de Escobar, 20 años después de su muerte, aún sigue viva.