JUSTICIA

La detención de Álvaro Uribe fulmina su etapa de senador

Tal como ocurrió con el gobernador Anibal Gaviria, el líder del Centro Democrático no podrá continuar como Senador. Aquí la explicación de ese y otros efectos políticos que desata la decisión de la Corte Suprema contra Uribe.

2 de agosto de 2020
| Foto: Guillermo Torres

En julio de 2018, justo luego que se anunció que Uribe era llamado a rendir indagatoria por la Corte Suprema de Justicia, el senador anunció que dejaría su curul en el Congreso para poder concentrarse en su defensa. Eso finalmente no ocurrió. Ahora, ante la medida de aseguramiento que le impuso la Sala de Instrucción no tiene opción: deberá cesar su rol de legislador.

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El artículo 359 de la ley 600 de 2000, que es el marco normativo en el que se sigue el caso de Uribe, señala que: “Cuando se imponga medida de aseguramiento en contra de un servidor público, en la misma providencia se solicitará a la autoridad respectiva que proceda a suspenderlo en el ejercicio del cargo”. Eso significa para el caso en cuestión que la Corte Suprema deberá solicitar a la mesa directiva del Senado la suspensión del líder de Centro Democrático.

En el caso de Uribe proceden las mismas circunstancias que recién sacaron del cargo de gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria. Cuando la Fiscalía resolvió imponerle medida de aseguramiento consistente en detención domiciliaria, la pandemia ya tenía al país en confinamiento, pero aún así el burgomaestre no pudo con su cargo. Fue suspendido. Lo mismo ocurre con el senador Uribe, aunque resolviera seguir legislando dado que los congresistas están sesionando desde sus casas a través de plataformas tecnológicas, no lo podría hacer. 

Y si a la suspensión de ley se suma que el propio expresidente ha dicho en distintos momentos que a estas alturas de la vida quisiera retirarse a cuidar a sus nietos, se puede vislumbrar que la etapa de la vida de Uribe como Senador está concluyendo.

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El que el Centro Democrático pierda en el Capitolio a su figura máxima es un golpe considerable. Más allá de que la curul sea ocupada por otro político de esa colectividad la salida Uribe genera un vacío significativo en el partido de gobierno.

Un gran dilema que se genera ahora es qué ocurre si Uribe renucia a ser Senador. Esa opción queda abierta dado que el efecto que desata la medida de aseguramiento en su contra es la de suspensión para el ejercicio del cargo. Es distinto a despojarlo de su investidura. Está entonces por verse si como en 2018 el expresidente decide renunciar y ello se concreta. En ese eventual escenario no es claro si su proceso pasaría a la Fiscalía o si seguiría en la Corte Suprema. 

En 2018, cuando el expresidente dio una recordada rueda de prensa desde un establo en su finca de Rio Negro, lo primero que le preguntaron los periodistas fue sobre los efectos que tendría su anuncio de renuncia al senado. El senador dio algunos giros y terminó asegurando "Nunca ha pasado por mi mente evadir a la Corte Suprema de Justicia...". Ante eso, el periodista insistió señalándole al senador que su respuesta era evasiva.

Y Uribe, con todo de enojo, afirmó: "No me diga evasivo que yo he sido muy respetuoso con usted. Ese no es el tema, acá hay unos temas de fondo. He contestado suficientemente eso. No hay una decisión que vaya a tomar que pretenda eludir a la corte". Y agregó: “En mi designio de vida está combatir la infamia, desde la libertad o desde la cárcel. Y que se sepa toda la verdad”.

Esta es la reacción del uribismo:


Vea en gráficas la línea del tiempo del proceso de Álvaro Uribe: