OPINIÓN

¿Piratas en el Caribe?

El capítulo de la aparición de un misterioso buque procedente de Corea del Norte en el canal de Panamá, encendió de nuevo las alarmas de la comunidad internacional.

Semana.Com
20 de julio de 2013

El capítulo de la aparición de un misterioso buque procedente de Corea del Norte en el canal de Panamá, encendió de nuevo las alarmas de la comunidad internacional y de organizaciones como la ONU, que velan por la seguridad mundial. La denuncia pública del Presidente Ricardo Martenilli, tuvo razones suficientes para poner en conocimiento el cargamento de armas obsoletas, camufladas en unas 20 toneladas de azúcar.

También despertó sospechas el comportamiento del capitán de la flotilla que puso resistencia a la operación e intentó suicidarse, luego de padecer un colapso nervioso.

Si la flotilla que venía al parecer de Cuba, no tenía nada que esconder, rondan muchos interrogantes alrededor de dicho episodio. Por ejemplo, ¿Por qué no cumplía con las normas de seguridad y documentos que deben llevar consigo todas las naves marítimas que por allí transitan a diario? Muchas son las hipótesis que han surgido, luego del primer hallazgo en cabeza de autoridades de Panamá. Hay quienes no descartan que Cuba y su viejo aliado de Corea del Norte (este último sancionado por la ONU), insista en sus prácticas bélicas, de manera clandestina y con el respaldo de los hermanos Castro.

Haciendo un análisis de lo conocido hasta ahora, es evidente que ambos líderes comunistas quieren fortalecerse e ir en contravía de la normatividad que regula el control y venta de armas. Mientras, los cuerpos de seguridad de Panamá siguen examinando cuidadosamente uno por uno los contenedores de la embarcación y esperan a los expertos de las Naciones Unidas, quienes tendrán la última palabra del estado de las armas, su uso, sus dueños y su legalidad.

Para Estados Unidos ha de resultar sospechoso que ese tipo de armamento, el origen de la tripulación y la banda norcoreana, estén a poca distancia de un territorio que no es visto con buenos ojos por el presidente Kim Jong-Un. Desconfianza surge ahora en América y algunos de sus líderes miran con recelo el posible traslado de un conflicto a este continente.

Tras el anuncio del Presidente Martinelli, algunos líderes de Suramérica, como el expresidente Álvaro Uribe Vélez, no descartan que el armamento tuviera como destino final a los terroristas de las FARC, que por un lado hablan de paz y por otro, ensillan más las bestias y aumentan su intención de guerra. Una cosa dicen en La Habana y otra se ve en el interminable campo de batalla. Muchas pueden ser las teorías pero habrá que esperar el dictamen final que requiere la atención de los países miembros de la ONU y quizás de sanciones si el caso lo amerita.

Hoy son muchas las incógnitas. Para empezar, ¿qué interés despierta reparar unas armas de guerra que no tienen relevancia en un conflicto internacional tratándose de Corea del Norte, que pretenda adquirir este tipo de armas? Claramente estas no tenían como destino final Corea y mucho menos un conflicto bélico internacional, esto a juzgar por su evidente antigüedad.

¿A quién pretenden engañar? Si Corea quisiera transportar armas para su beneficio lo último que haría sería llevarlas en barco con nacionalidad propia y más aún armas obsoletas que requerirían fuertes ajustes técnicos para su operatividad.

Siendo así las cosas podríamos inferir que esas armas más que ser importantes en un conflicto internacional podrían ser muy estratégicas en un conflicto bélico interno o ser un aporte clave para grupos terroristas internos, como es el caso colombiano donde especialmente las FARC buscan desestabilizar la democracia y la economía del país.

Qué casualidad que justo en pleno proceso de paz en Cuba, entre Colombia y las FARC aparezca un buque lleno de armas de guerra en el canal de Panamá. ¿Es coincidencia? Personalmente considero que más que eso es una estrategia armamentista de la banda terrorista que, con el apoyo de Cuba y regímenes comunistas, buscan ingresar a Colombia armas de guerra para desestabilizarlo, sembrar el terror y generalizar una falsa paz con la franquicia de las FARC a cualquier precio.

Ojalá fuéramos más cuidadosos y precavidos en todo lo que pretenden vendernos como ciudadanos inermes e indefensos, o mejor carentes de posibilidades de decisión en escenarios fértiles de impunidad, elegibilidad, y preponderancia de los actores armados que tanto daño le han hecho a Colombia.

Por lo pronto, muy pocos creemos que esas armas de guerra en verdad tuvieran como destino final Corea del Norte, dadas las condiciones del arsenal, su alcance y potencialidad. Ante todo, su utilidad en Colombia.

Twitter: @GuilloRodrig

Abogado, Gobierno, Seguridad y Desarrollo, Ex miembro Directorio Nacional Conservador.