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A fuego lento

Es la misma estrategia con la que se compran votos en el Legislativo colombiano, vergüenza nacional que con corrupción compra las conciencias de algunos legisladores.

David René Moreno Moreno
6 de agosto de 2024

El escenario sociopolítico nacional se va complicando cada día, impulsado por los yerros de la desastrosa ideología progre, así como el ambiente caribeño se está enrareciendo por la influencia del socialismo del siglo XXI, que aplica desde Venezuela la ‘diplomacia del petróleo’, haciendo dependientes a las pequeñas naciones del Caribe e integrantes del Caricom, del suministro a ‘precios blandos’ del preciado combustible para su subsistencia, mientras que a cambio obtiene el respaldo y los votos en las organizaciones internacionales para el apoyo a sus desaciertos.

Esta ‘diplomacia del petróleo’ funcionó una vez más en favor de Venezuela, con la abstención de los 13 estados del Caricom en la votación de la Resolución de la OEA que buscaba dar apoyo a la democracia en ese país, promoviendo el recuento de votos y la presentación de las actas para darles validez a las pasadas elecciones. Es la misma estrategia con la que se compran votos en el Legislativo colombiano, vergüenza nacional que con corrupción compra las conciencias de algunos legisladores, para que el gobierno logre la aprobación de leyes que afectan el bienestar y la calidad de vida de los colombianos, mientras que algunos alfiles se enriquecen a manos llenas.

Hizo eclosión ante estas fraudulentas elecciones el exclusivo ‘club de dictadores’ de regímenes de izquierda que, sin sonrojarse, dieron su reconocimiento a esta dolosa reelección, gobiernos que –considero– son cómplices de las muertes de valientes venezolanos que salieron sin miedo a las calles para gritar al mundo que se estaba cometiendo un delito al no aceptar el gobierno castrochavista; la voluntad de los millones de electores que, haciendo uso de su derecho al voto, manifestaron que estaban cansados de la pobreza, las privaciones y los excesos de un gobierno tiránico.

Mientras tanto, en nuestro país se observa, con claridad para muchos y dificultad para pocos, la estrategia zurda para permanecer en el poder; divídelos y vencerás, establece la máxima milenaria y es lo que realmente busca el Ejecutivo. Las declaraciones del jefe de gobierno están milimétricamente calculadas, las motivaciones hacia el odio de clases se pronuncian en escenarios seleccionados, la cooptación de las instituciones del Estado está en el orden del día y ahora la alineación de soldados al mejor estilo chavista, como lo demuestran videos de las redes sociales, van cerrando la tenaza ideológica sobre los 50 millones de colombianos.

Los cambios que está introduciendo la ideología progre posiblemente pasan desapercibidos para algunos, que no se dan cuenta de que nos están cocinando a fuego lento; nos están cercenando poco a poco los derechos democráticos y las libertades, sin embargo, los colombianos nos vamos acostumbrando a ello sin manifestarnos, hasta que llegue el día en que esto sea irreversible.

Las nuevas leyes no benefician a los ciudadanos, sino que concentran el poder y el dinero en pocas manos; las intenciones de una constituyente sólo llevarán al fortalecimiento del absolutismo, los subsidios sólo buscan comprar las conciencias y los votos para próximas elecciones, los dineros de la salud serán pasto de la burocracia y la pobreza será galopante.

La corrupción corroe las bases de la democracia, el mal ejemplo de algunos pseudopolíticos y la complacencia del gobierno con quienes están al margen de la ley son una ignominia, pero la caja de Pandora está a punto de abrirse, pues según el exmagistrado venezolano Luis Velásquez, ya se conoce el origen de los 15.000 millones de pesos mencionados por Benedetti. ¿Pasará de agache?

Los cultivos de coca se multiplican día a día y la cocaína inunda el mercado, la inseguridad es agobiante, los precios de la canasta familiar se disparan, las huelgas están en todo el país, los bloqueos de las carreteras generan pobreza, cierran empresas generando desempleo y los precios de los peajes hacen improductiva la industria del transporte; esto indica que no hay Estado y que se ha perdido la gobernabilidad.

Ojalá que lo que estamos viviendo hoy sirva para que en el futuro no se equivoquen nuevamente quienes se dejaron engañar por las promesas e ilusiones de las ideologías socialistas.

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