OpiNión
A la bella Camila Fabri, cómplice de Álex Saab
Esperaré sus cartas y, ojalá, la demanda de Camila Fabri por supuestamente denigrar su inexistente reputación.
Vea, Camila, se puede entender que le fastidie que algunos periodistas desnudemos su verdadera personalidad. Lo que encuentro de un cinismo atroz es su empeño en insistir que rectifique una columna y que SEMANA borre una opinión grabada que le dediqué a usted.
De momento nos ha dirigido dos cartas, preñadas de desfachatez y nulo arrepentimiento, para exigir el imposible de limpiar su nombre; la primera, cargada de referencias a leyes que protegen derechos y, la segunda, más breve.
Afirma usted: “Se me relaciona con actividades delictivas y se me denigra como mujer, esposa y madre, sin reparo alguno (…) situación que vulnera mis derechos fundamentales al buen nombre, imagen, honra y presunción de inocencia”.
Qué pena decirle esto, pero de presunta inocencia nada de nada. Es una delincuente. Punto. Compró un apartamento en Roma con 5 millones de euros y la única explicación que ofreció a las autoridades italianas fue subirse a un avión y escapar a Moscú y luego a Caracas.
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Además de disfrutar los millones robados al pueblo venezolano por su esposo, el barranquillero Álex Saab. Solo con el fraude de las exportaciones ficticias se embolsó 30 millones, relató el célebre periodista Gerardo Reyes. Y como le parecieron insuficientes, su adorado Álex decidió robar la comida destinada a los niños desnutridos venezolanos.
¿Alguna vez dejó de vivir como narquita a costa de la ruina de los compatriotas de su verdadero patrón, Nicolás Maduro?
Advierte en sus descaradas misivas –no las reproduzco por respeto a los empobrecidos venezolanos– que me demandará por calumnia. Nada me gustaría más que enfrentarla en un estrado judicial. La invito a confrontar en Bogotá, ante un juez, el aluvión de pruebas contra ustedes. Y recuerde que despilfarrar el dinero robado por el esposo al erario también merece repudio social y cárcel.
Cuando cualquier mañana se mire al espejo y observe su linda cara, recuerde que la belleza no está en el rostro que Dios le regaló, sino en el interior. Y ahí no hay sino un hueco repleto de avaricia y amoralidad.
De pronto, le podría conceder que la esposa del narcocorrupto Tareck El Aissami, por el que Estados Unidos ofrece 10 millones de dólares, es aún peor que usted. Exhibe con orgullo un Richard Mille de 115.000 dólares, capricho sin importancia dada la fortuna que atesora Tareck, el todopoderoso ministro de Petróleo.
Precisamente en una columna anterior relaté que, según fuentes solventes, utilizaba a los jóvenes y millonarios hermanos Arosio para sus negocios.También de ellos recibí una carta en la que aseguran que nada de lo escrito es cierto. Son, dicen, empresarios de la construcción en Venezuela, “reconocidos por nuestra seriedad, trayectoria y honestidad en el mundo empresarial” y agregan que no guardan relación alguna con Standard Chartered ni con Tareck El Aissami ni cometen actos delictivos. Y que no son los propietarios del restaurante Fuerore, sino los dueños del inmueble.
Puede que Tareck sea el único socio del elegante local de Caracas y solo les pague el arriendo con los dineros robados. Pero no podrán refutar los dos constructores que, conforme publica el valeroso ArmandoInfo, edificaron casas de lujo violando normas en las reservas naturales de Caracas (cerro Ávila) y los Roquets. Y que los permisos en esa dictadura corrupta, que solo funciona con coimas, los conceden a los amigos de la mafia de Miraflores.
Sin olvidar los edificios que levantaron en los mejores barrios de Caracas con carísimos apartamentos de hasta 500 metros, en un país sumido en la miseria. Ya imaginarán quiénes se permiten semejantes lujos y de dónde proceden las fortunas de los compradores.
Al margen de lo anterior, les tengo varias preguntas a los Arosio:
¿Conocen a Rudy El Aissami?
¿Cuál es la relación de ustedes con la empresa Walker International, con sede en Dubái, cuya mánager, Mayra Alejandra Gaviria, fue su empleada?
¿Es cierto que por medio de esa compañía sirven de intermediarios del Gobierno Maduro para pagar millones de dólares, de manera encubierta, a PVDSA, saltándose el embargo?
¿Es cierto que Rudy El Aissami es socia de ese negocio?
¿Es cierto que Walker International trabaja con el banco Standard Chartered?
¿Es cierto que en el 2020 Tadeo Arosio vendió su mansión en el Country Club de Caracas al bandido colombiano Álvaro Pulido Vargas, socio de Álex Saab?
¿Cómo se puede vender a un sujeto perseguido por la justicia norteamericana?
¿Ingresaron la plata de la venta en su cuenta del Audi Bank de Miami?
¿Es cierto que decidieron incursionar en nuevos sectores empresariales?
¿Sería la razón de operar en Florida la Tango Bravo Air Services Corp. para transporte de carga?
¿Tiene la carga que ver con el sector petrolero?
Solo terminaré diciéndoles que esperaré sus cartas y, ojalá, la demanda de Camila Fabri por supuestamente denigrar su inexistente reputación.