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Sofy Casas

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¿A quién le conviene que Trump esté muerto?

Este funesto suceso de intento de asesinato a un expresidente y hoy candidato no se vivía en ese país desde la época de Ronald Reagan en 1981, es decir, hace 43 años, el cual ha generado todo tipo de especulaciones y llevado a muchos a preguntarse: ¿a quién le conviene que Trump esté muerto?

Sofy Casas
23 de julio de 2024

El pasado sábado 13 de julio el mundo se sacudió con la noticia del intento de asesinato contra el expresidente y hoy candidato presidencial por el Partido Republicano, Donald Trump. Los medios de comunicación siguieron en vivo el acto terrorista, dejando para la historia fotografías de todo lo sucedido, entre esas una en la que se muestra la trayectoria de la bala. El balazo impactó la parte de arriba de la oreja derecha del expresidente Donald Trump, pasando a menos de un cuarto de pulgada de su cabeza y provocando un profuso sangrado debido a la naturaleza vascular de la oreja.

El Servicio Secreto se demoró en tomar acciones inmediatas, logrando que este suceso fuera considerado el fracaso operativo más grande de la historia de esta institución y llevando a su directora, Kimberly Cheatle, a admitir ante el Congreso que tanto ella como su agencia fracasaron ante el intento de asesinato del expresidente, asumiendo así toda la responsabilidad. Después de tantas dudosas fallas lograron dar de baja al agresor; digo dudosas fallas porque hay muchos hechos que mostraron los medios de comunicación como si hubiera sido algo como orquestado.

¿Por qué hicieron caso omiso cuando varios ciudadanos que se encontraban en el evento estaban diciéndoles a los agentes que había alguien en un techo con un rifle? ¿Por qué movieron a los asistentes que se encontraban detrás del expresidente Trump minutos antes del ataque? Si el Servicio Secreto está entrenado para ver posibles blancos de ataque, ¿por qué no cerraron toda posibilidad de que alguien estuviera en ese techo desde donde el agresor disparó? ¿No debería haber estado allí un francotirador y no un delincuente?

Este funesto suceso de intento de asesinato a un expresidente y hoy candidato no se vivía en ese país desde la época de Ronald Reagan en 1981, es decir, hace 43 años, el cual ha generado todo tipo de especulaciones y llevado a muchos a preguntarse: ¿a quién le conviene que Trump esté muerto?

Hay algo claro y es la polarización en que hoy se encuentra el país. La pelea y los ataques constantes entre los demócratas y los republicanos han contribuido a la división de la nación más poderosa del mundo. Las políticas fracasadas de los demócratas en cuanto al control de la inmigración ilegal, el libertinaje y el acabose en que se encuentran los estados manejados por personas del ala radical de este partido, como California, Nueva York, Pensilvania, entre otros, también han llevado a los estadounidenses conservadores a ser más radicales.

La izquierda mundial está en contra de Donald Trump por varias razones que abarcan sus políticas, su retórica y sus acciones durante su mandato como presidente de Estados Unidos. Su oposición constante contra la inmigración ilegal que está llegando masivamente a Estados Unidos a través de la frontera sur le ha generado ataques constantes de los demócratas y la izquierda radical mundial, que no han tomado las medidas necesarias para frenar esta situación que generó la llegada a Estados Unidos de la banda criminal venezolana Tren de Aragua, hoy considerada por el Congreso estadounidense como una organización criminal transnacional.

También hay otros factores que influyen en la persecución contra Trump, como la polarización del país en cuanto a lo político, pues su política exterior causa pánico entre los progresistas, quienes generan el caos y la desinformación a nivel mundial. Es una plaga que se debe frenar. La religión, el regresar la cátedra sobre Dios y la ética a los colegios es algo con lo que los progresistas no están de acuerdo porque supuestamente ataca sus libertades.

Las políticas económicas de desigualdad que Trump ha promovido sobre los recortes de impuestos que benefician principalmente a los ricos y a las grandes corporaciones, a la izquierda no le gustan porque ellos abogan por una mayor redistribución de la riqueza que no producen y políticas que beneficien a las clases trabajadoras y medias, es decir, quitarle al rico (quienes son los que crean empresas y generan empleo) para darle al pobre sin que este trabaje; volverlos dependientes del Estado.

El progresismo mundial, no solo el estadounidense, ha mostrado una fuerte oposición a Donald Trump por diversas razones que van más allá de las fronteras de Estados Unidos. Estas razones abarcan tanto sus políticas internas como su enfoque hacia la política exterior y su impacto global. La salud, los derechos sociales, entre otros factores, influyen también. El doblegamiento del gobierno de Joe Biden ante la narcodictadura de Maduro después de que la presidencia de Trump persiguió, atacó y la sancionó, es otro fracaso de los demócratas que tiene indignada a la comunidad latina en Estados Unidos, la cual representa más del 25 % de la población y hoy exige de nuevo mano dura contra estos bandidos, cuyas cabezas tienen una recompensa del Departamento de Estado por financiación y apoyo al narcoterrorismo y por narcotráfico.

A los ataques constantes del progresismo mundial contra Trump, que ya se ha ido adueñando de la región, no les conviene que un conservador devoto de Dios y de políticas fuertes llegue de nuevo a manejar el país de la democracia más estable del mundo, donde la ley y el orden sí se cumplen. Ellos pretenden llegar a como dé lugar para tomarse el control con una Rusia que amenaza de frente sin que Biden haga nada, teniendo como aliados a Cuba, a 90 millas del estado de la Florida, y una Venezuela a tres horas en avión.

Ñapa: renunció Joe Biden a su aspiración para la reelección apoyando a Kamala Harris y pidiéndole a su partido que la rodee para que ella sea la candidata. Kamala representa el ala más radical de la izquierda norteamericana. Su cercanía con Soros es preocupante. Ya todos sabemos a qué se dedica Soros al apoyar el progresismo mundial y a las dictaduras como la de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Su experiencia es nula y como vicepresidente no ha hecho nada. Su ejecución es prácticamente cero y su liderazgo internacional también lo es, lo que es algo muy importante para un presidente de Estados Unidos.

Harris genera mucho rechazo a nivel interno y mayor rechazo externo al estar lejos del centro. Finalmente, nada tiene asegurado. Debe ganar una convención en la que lo único claro que hay es que no hay unidad alrededor de su candidatura. En la última encuesta, Trump se encuentra en un 65 % y ella en un 31 %, prácticamente la dobla y no le veo maniobrabilidad para lograr el objetivo en tres meses. Por otra parte, el afán por mantenerse en el poder puso en riesgo a Estados Unidos y a todo Occidente, esperaron hasta el debate para mostrar la debilidad de un presidente que no coordina ni dos frases. Yo los veo divididos, aunque ellos cuentan con que hay un electorado que jamás votaría por Trump.

A esperar la convención de los demócratas en que cada uno tirará para su lado con un Obama que no la apoya de a mucho, pero sí la radical Nancy Pelosi.

Otro dato: Trump le ganó a Hillary Clinton, quien no generaba tanto rechazo y sí estaba bien preparada.

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