Opinión
Acabemos con el trato injusto en la remuneración prestacional y pensional dentro de la Policía
Pareciera que los oficiales y los patrulleros no formaran parte de una misma institución.
Como hija de una oficial de la Policía Nacional, siempre he seguido de cerca la labor que desempeña esta institución en todo el territorio colombiano. Gracias al compromiso diario de miles de hombres y mujeres, la seguridad se ha logrado preservar, a pesar de que Colombia es un país complejo en el manejo del orden público. Por esta razón, y por toda esa vocación de servicio, los colombianos esperamos que nuestros policías estén recibiendo una compensación justa, un paquete prestacional y pensional acorde a los riesgos y al sacrificio de su trabajo, y unos salarios que los protejan a ellos y a sus familias. Esto queremos quienes valoramos y agradecemos la labor de nuestros policías, pero lamentablemente no es así.
Actualmente, dentro de la Policía Nacional hay un trato diferencial en cuanto a la remuneración. Existe una disparidad, una brecha enorme e inaceptable entre lo que devengan los oficiales y lo devengado por los patrulleros. Partamos por reconocer que tanto los oficiales como los patrulleros arriesgan sus vidas, cumpliendo turnos agotadores; unos y otros diariamente se enfrentan a situaciones peligrosas. No obstante, a pesar de compartir el mismo riesgo, son los oficiales de la institución quienes reciben mejores sueldos, más primas, mejores bonificaciones y subsidios. Yo discrepo rotundamente de la forma como están siendo remunerados los uniformados de menor rango dentro de la institución. Considero que la vida de un oficial es igual de valiosa a la de un patrullero, subintendente o comisario, considero que, en ocasiones, es el patrullero raso quien afronta mayor riesgo, pues es él quien directamente le pone el pecho al crimen.
Miremos estas diferencias. Mientras los oficiales gozan de seis primas (antigüedad, orden público, actividad, de vuelo, vacaciones y de riesgo), los patrulleros y los miembros del nivel ejecutivo sólo tienen derecho a dos, a la de orden público y la de vacaciones, por las cuales se les paga mucho menos que a los oficiales. Esto quiere decir que, por concepto de antigüedad, actividad, de vuelo y riesgo, los patrulleros no reciben ninguna compensación. ¿Es esto justo? No. Desde ningún punto de vista es justo.
Si revisamos lo que sucede con la prima de actividad, esta es una de las disparidades que considero más grave. Los oficiales, por estar en servicio activo, reciben mensualmente una prima del 50 % de su sueldo básico, que se reconoce también al momento de pensionarse. Por su parte, los patrulleros y miembros del nivel ejecutivo no reciben absolutamente nada, a pesar de que pertenecen a la misma institución. ¿Acaso los patrulleros y los miembros del nivel ejecutivo no son merecedores de esta prima que se les paga a los oficiales? Viendo este trato diferencial tan marcado en cuanto a las remuneraciones, pareciera que los oficiales y los patrulleros no formaran parte de una misma institución.
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Las disparidades siguen, veamos qué pasa ahora con la prima de orden público. Mientras que, por concepto de prima de orden público, un oficial recibe un 25 % adicional en su salario mensual, los patrulleros y los miembros del nivel ejecutivo sólo tienen derecho a un 15 %. En cuanto a la prima vacacional, mientras el oficial recibe el 50 % de todas sus primas de asignación básica mensual, a los patrulleros y a los miembros del nivel ejecutivo sólo se les reconoce el equivalente a 15 días de remuneración, sin incluir la totalidad de sus partidas.
En cuanto a los subsidios, la situación en que se encuentran el nivel ejecutivo y los patrulleros, igualmente, produce indignación y hasta dolor de patria. Al comprar una casa, los oficiales reciben hasta 104 SMMLV mientras que los miembros del nivel ejecutivo y los patrulleros sólo tienen derecho a un subsidio de vivienda de hasta 54 SMMLV.
Respecto al subsidio familiar, a los oficiales se les paga mensualmente un 30 % por la esposa y hasta el 17 % por los hijos que tenga, y este subsidio es tenido en cuenta para la asignación de pensión. Un patrullero recibe una bonificación del 30 %, llamada asistencia familiar, la cual se paga cada dos meses, léase bien, cada dos meses, y no es incluida en la pensión que recibirá. Es decir, mientras a un patrullero se le paga 15 % mensual, a un oficial se le paga 30 % mensual. Y tal como se dijo anteriormente, a un oficial se le paga hasta el 17 % por los hijos que tenga, pero a un patrullero sólo se le paga hasta el 5 %. En este punto, la discriminación resulta vergonzosa.
Frente a esta inequidad tan espantosa, ¿qué han dicho o qué han hecho aquellos que dicen defender a sus policías? Nada. No he visto proyectos al respecto, no he escuchado voces pidiendo corregir esta inequidad. Querer a los policías es luchar por ellos. Esta inequidad no viene desde ayer, esta inequidad lleva años ahí anclada, engordándose cada día. En los patrulleros y miembros del nivel ejecutivo hay inconformismo, en sus cabezas, esta disparidad da vueltas y vueltas. Lo sé porque he hablado con muchos de ellos.
Y la discriminación no es solo salarial, vayamos a un hecho reciente. El pasado 3 de marzo, la Dirección de la Policía emitió el poligrama No. 0235, que dice: “Siguiendo instrucciones del señor director de la Policía Nacional de Colombia, el ascensor dispuesto en el costado oeste del edificio es para uso exclusivo de los señores generales de la Policía Nacional”. Unos poniendo el pecho en la calle y los otros preocupados por tener un ascensor de uso exclusivo.
Para mí, esto es inaceptable. En la Policía hay injusticias tremendas que debemos corregir. La institución está enviando malas señales a sus uniformados, pues da a entender que la vida y la labor de unos es más importante que la de otros. No se reconoce debidamente el valor del trabajo de los patrulleros, a pesar de que son ellos quienes ponen el pecho y ponen los muertos. A los policías siempre les hemos pedido resultados, y la mayoría de los policías han hecho grandes esfuerzos por cumplirle a la ciudadanía. El año pasado, 78 miembros del nivel ejecutivo perdieron su vida en cumplimiento de sus deberes. Llegó la hora de pensar en sus derechos.
Yo no quiero una Policía Nacional con privilegios para unos pocos, yo quiero una fuerza policial respetuosa con cada uno de los uniformados, una fuerza que de manera justa remunere y valore el trabajo de nuestros policías. Como presidenta de la Comisión Tercera de la Cámara de Representantes he conversado directamente con el ministro de Defensa para presentar un artículo de equidad prestacional y pensional para todos los rangos y niveles de la institución, un artículo que será incluido dentro del próximo Plan Nacional de Desarrollo.
El cambio debe ser con equidad. Dejemos los discursos para las campañas, ahora necesitamos hechos.