Luis Gonzalo Giraldo Columnista

OPINIÓN

Adiós a un gran señor

Julio Roberto Gómez Esguerra siempre tuvo claro que desde la diferencia sí es posible construir, siempre y cuando exista un diálogo abierto, propositivo y respetuoso.

12 de febrero de 2021

Se nos fue otro gran personaje, dueño de un carisma a prueba de adversidades, respetuoso, de buen sentido del humor, inteligente y conciliador. Con el fallecimiento de Julio Roberto Gómez Esguerra, Colombia perdió a uno de sus grandes líderes sindicales, a un hombre que dedicó su vida a la dignidad y al bienestar de los trabajadores y sus familias.

Inteligente, ecuánime y afectuoso, Julio Roberto le demostró a todo el país que sí es posible dedicar la vida entera al servicio de los demás. Desde sus distintos roles y su trayectoria en las organizaciones sindicales, especialmente como presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT), fue un defensor a ultranza del Sistema del Subsidio Familiar, pues estaba convencido de su papel determinante como vehículo de movilidad social, al ser garante del acceso a vivienda digna, educación de calidad y recreación de primer nivel para todos los colombianos, especialmente para los más vulnerables.

Yo y otros colegas de la Caja de Compensación Familiar Cafam tuvimos el privilegio de verlo trabajar de cerca, y conocer su estilo incansable. Por más de 40 años nos acompañó como parte de nuestro Consejo Directivo. No hubo proyecto o iniciativa que generara un beneficio tangible a los afiliados, que Julio Roberto no apoyara con todo el corazón y con todo su esfuerzo para sacarlo adelante.

En ese sentido, Julio Roberto vivió en una lucha constante para que, pese a las crisis y desafíos económicos que ha afrontado el país, no se afectaran los aportes del 4 por ciento a las cajas de compensación, convencido del valor económico y social que estas trasladan a 28 millones de colombianos, más de la mitad de la población, a través de fondos sociales como el subsidio familiar de vivienda (Fovis), el proyecto de auxilio a la niñez (Foniñez), el Fosfec que busca mitigar los efectos del desempleo y el Fondo General de Seguridad, hoy Adrees.

A esto se suman los subsidios que, como una verdadera compensación, las categorías C y D (más de 4 Salarios mínimos) dan a los estratos A y B (hasta cuatro salarios legales mínimos vigentes).

Julio Roberto celebró siempre el modelo de gobierno de las Cajas, en donde confluyen en igual proporción empleadores y trabajadores. Ninguna otra corporación en el país tiene esta forma de dirección colectiva.

El sentido social y espíritu conciliador fueron algunas de sus muchas cualidades más destacadas, aquellas que tanto extrañaremos en Cafam y en todo el país. Su voz reflexiva y ponderada estuvo presente cada año de una manera activa en las reuniones para definir el salario mínimo. De igual forma, fue miembro del Consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo con sede en Ginebra, Suiza.

Julio Roberto Gómez Esguerra siempre tuvo claro que desde la diferencia sí es posible construir, siempre y cuando exista un diálogo abierto, propositivo y respetuoso. Quizá sea ese (entre tantas otras lecciones) uno de sus mayores legados en un entorno cada vez más polarizado y con posiciones radicales que parecen irreconciliables. Ojalá no seamos nunca inferiores al reto que tenemos de honrar su memoria, y de seguir construyendo un mejor país para los trabajadores y sus familias.

Adiós a Julio Roberto. Cada vez que escuchemos la canción Y nos dieron las diez de Joaquín Sabina, recordaremos su talante de gran ser humano, de líder honesto y cercano, del hombre que desde su rol transformó la vida de muchos colombianos, y cuyo saludo habitual –”hola, mi señor”- quedará siempre en nuestra memoria y nuestro corazón.

Gracias a él, en sus palabras, los trabajadores de menores ingresos tienen acceso a las piscinas, a la vivienda, a la salud, a la educación, a la cultura y a la recreación en todas sus demás manifestaciones. Las cajas de compensación familiar en general y Cafam en particular, no seremos inferiores a su legado.

¡Paz en la tumba de un gran colombiano, líder sindical reflexivo y conciliador sin par, por ello mismo, ejemplar para las nuevas generaciones!

(*) Director Administrativo de Cafam

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