OPINIÓN
África entre la tecnología y la miseria
La pandemia ha puesto en evidencia que la tecnología es el único medio para subsistir. Para muchos africanos es su condena a muerte.
Con la pandemia, hemos entrado definitivamente a un mundo diferente. Al de la tecnología, el internet, las plataformas y las redes sociales. El resto quedó atrás.
Sin embargo, para muchos, esa situación los coloca en un angustioso trance. Hay muchachos, incluso en nuestro medio, que tienen que buscar angustiosamente algún lugar para conectarse a una clase. Para no hablar de los centenares de miles que por su condición les es imposible siquiera adelantar constantes diligencias, ya que muchos apenas leen y escriben precariamente.
Si eso sucede entre nosotros, no hablemos de la situación en la que viven millones en la mayor parte de los países del África subsahariana, agobiados por prolongados conflictos armados y por la represión brutal de algunos gobiernos.
Sus paupérrimos habitantes naturalmente no están en función del celular, sino en la de sobrevivir. Tratan de tener un poco de agua de cualquier clase, comer lo que sea y salir vivos de los ataques de los grupos armados.
Fuerzas de Naciones Unidas, que no pocas veces incurren en todo tipo de desmanes; tropas de naciones vecinas, así como de las antiguas potencias coloniales e incluso de los Estados Unidos, se encuentran en muchos de esos países, en medio de luchas tribales y de ataques del terrorismo. Eso no parece tener fin.
Ante ese oscuro panorama, esos africanos oyen que en el Medio Oriente y en Europa, de la que dependieron por muchos años, hay países que tienen estadios con aire acondicionado, edificios que compiten por ser los más altos del planeta, en los que todo es lujo y opulencia y en los que un jugador de fútbol en unos minutos gana más de lo que ellos podrían conseguir en toda su vida. Para ellos la única opción para sobrevivir es tratar de llegar a donde perciben que está la opulencia, poniendo en juego su propia vida y la de su familia.
Es significativo que, cada vez más, el continente africano es ignorado. Por Colombia, ni se diga. Al menos cuando nuestro país presidía el Movimiento de los Países No Alineados, estaba pendiente de los candentes problemas africanos.
Ahora estamos ocupados en otros asuntos, que incluyen las cotidianas barrabasadas de Maduro o las declaraciones de un burócrata de tuno de Naciones Unidas que pontifica sobre Colombia porque estuvo en una visita en algún lugar de nuestra geografía.
Entre tanto, en África los intereses de las grandes potencias se mueven sigilosamente. Es una nueva modalidad del colonialismo.
P.D.: Mientras el continente, incluyendo a Colombia, ha acompañado la difícil situación de miles de mexicanos que pugnan por entrar a los Estados Unidos, a los colombianos que van con su familia a pasar una semana en México, las autoridades aduaneras con frecuencia los tratan como rufianes. Qué bueno que la Cancillería haya protestado por esos abusos, que vienen de vieja data.
(*) Decano de la Facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario