OPINIÓN

Al Centro Democrático no le alcanza para un estado de opinión

“Las verdaderas intenciones del Centro Democrático” escondidas en frases efectistas y discursos cargados de venganza y odio, no son modificar el acuerdo firmado de paz, salvar la niñez de los violadores, ni a la juventud del narcomenudeo. No.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
17 de junio de 2019

Al referendo que promueve de frente y sin asco alguno el Estado de opinión, liderado por Herbin Hoyos, le va a ir mal.

Y no lo digo por la manera vergonzante, taimada con que lo respalda el Centro Democrático, no. Tampoco por la escasísima asistencia a su marcha, ni por el desprestigio que tiene su promotor como periodista, Menos aún por la perversión de su contenido y la evidente voluntad antidemocrática que expresa.

Lo afirmo porque muchos colombianos, durante los diez meses que lleva Iván Duque en la Casa de Nariño hemos hecho un curso intensivo de aprendizaje sobre la imperfecta democracia que ha construido Colombia a partir de la Constitución de 1991 y  sobre cómo defenderla. De no ser así ya hubiesen cerrado las cortes, impuesto el estado de conmoción y otros exabruptos, siguiendo los consejos de Néstor Humberto a quien no pudo definir mejor Jaime Garzón. Ver: http://cort.as/-JrUG

A casi 30 años de promulgada la Constitución de la Paz en 1991, los ciudadanos -incluyendo muchos que fueron afectos a Uribe I y II- aprendimos que “las verdaderas intenciones del Centro Democrático” escondidas en frases efectistas y discursos cargados de venganza y odio, no son modificar el acuerdo firmado por Santos y Timochenko, salvar la niñez de los violadores, ni a la juventud del narcomenudeo.

No. Qué ingenuos. Leímos sus discursos e intervenciones, mirando dónde podía encontrarse un punto que zanjara la polarización, que pudiera satisfacerlos. Pero no.

Lo que quieren es poder. Poder mondo y lirondo.

Desde el 7 de agosto de 2018, su objetivo se reduce a dos cosas: 1. Ganar las elecciones de octubre; 2.  Permanecer en el gobierno en el período 2022-2026.

Si al gobierno que eligieron le va bien, si el desempleo crece, si Duque parece presidente o pelele, no los trasnocha.

Lo que sí les interesa es urdir todas aquellas iniciativas que les permitan fortalecerse electoralmente.

Si funciona proponer objeciones a la JEP, defenestrar el acuerdo firmado por Santos y Timochenko, asustar al poder económico de las élites y a sectores medios de la población con el coco de Petro = Maduro, el arribo del castro-chavismo, nos volveremos Venezuela, y demás imbecilidades, como aquella de qué sin Néstor Humberto en la Fiscalía, el país se iría al carajo, ¿quien dijo miedo? Todo vale

Lo importante es aferrarse al poder.

No es el eje, ni la modernización de la economía, ni los procesos administrativos ni las políticas públicas, ni fortalecer la democracia, no es eso lo que los desvela.

Así de utilitarista, así de precario: obtuvieron el poder con el objetivo principal  de aferrarse al mismo.

Pero ojo, esta conducta no es atribuible solo al Centro Democrático.

Los viejos partidos Liberal y Conservador, los menos viejos Cambio Radical y algunas otras agrupaciones polítiquero-religiosas o étnico electorales creyeron que al arrimarse a Duque tendrían mayor influencia en él, que el liderazgo del Centro Democrático. Tacaron burro.

Ni Uribe ni el Centro Democrático han olvidado la  experiencia nefasta que para sus intereses significó Juan Manuel Santos.

Por ello no hay que equivocarse, la apuesta clara  es preservarse, aferrarse, atrincherarse en el gobierno.

En las elecciones regionales, Gaviria, Vargas Lleras, los conservadores y los que se sumaron para impedir la derrota del viejo poder, volverán a juntarse como ya lo están haciendo en la costa Caribe.

Creen las viejas casas y las nuevas formaciones envejecidas al nacer, que ante el aparente debilitamiento electoral del uribismo, los Vargas Lleras, los Gaviria y asociados, los godos y los más godos tendrán asegurada su fortaleza para 2022. Pero no. Permítanme  dudarlo.

Hay un país en redes sociales, pero también en la mentalidad de muchos, diferentes entre sí trabajando juntos por construir país. Esta emergencia de nuevos actores dará lugar a una transición de futuro.

Se respira en el aire el desespero del liderazgo que ha tenido en la violencia y la fuerza su herramienta de control social.

Se les salió de madre la paz nacida en los 90, no por como tratan de frenarla hoy; sino porque se muestra viva y actuante cuando la han pretendido arrodillada y sumisa.

Vienen nuevos tiempos.

@alvarojimenezmi

ajimillan@gmail.com




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