OPINIÓN

Ancestralidad: ¿Un conocimiento de charlatanes?

Desafortunadamente la carta de ser mujer y más ser una mujer negra que desafía la estructura siempre ha sido una combinación letal en este país. Tal parece que la intención es condenar a la ministra Mabel Torres por seguir justamente los pasos del método científico: observar, hacerse preguntas, hacer una hipótesis, reunir datos y sacar conclusiones y reportar resultados.

Semana.Com
21 de enero de 2020

Desde el 30 de diciembre de 2019, cuando el presidente designó a la doctora Mabel Torres como nueva ministra de ciencia, tecnología e innovación las reacciones positivas y negativas por este nombramiento no se hicieron esperar. Sin embargo, ninguna de estas parecería digna de atención después de que el periodista Pablo Correa publicara un artículo en El Espectador que encendió todo tipo de alarmas: "La ministra de Ciencia y su dudosa promesa contra el cáncer", no sin antes agregar en letras mayúsculas que la ministra promueve una bebida sin evidencia científica. Como mujer negra en el área de la salud mi nueva misión era leer este artículo y entender qué estaba pasando. 

Me enfrenté a un artículo reactivo y sesgado, que buscaba menospreciar la vida académica de la nueva ministra comparándola con la de otros científicos colombianos. Uno de los errores de Pablo, en su afán por desmeritar a la ministra, es comparar el índice H de la doctora Mabel con personas que no tienen su misma edad científica (es decir, el mismo tiempo en investigación) y que no tienen el mismo número de artículos. Esto es una comparación ilógica y arbitraria, además, el factor de impacto (diferente al índice H) no es útil para analizar la calidad científica de un investigador o de una institución, a pesar del intento por devaluar la producción académica de la ministra, que ha sido publicada en la revista de la UTCH. La mirada de Pablo es simplemente un acercamiento colonial a la vida científica de la ministra Mabel.

Avanzando en la lectura llego al párrafo que pregunta: ¿Por qué la ministra se saltó los estudios preclínicos y un ensayo clínico para hacer una bebida que está ofreciendo como terapia contra el cáncer? Cuestiona si las metodologías que la ministra diseña para la extracción de los compuestos activos del ganoderma que generan mayor biodisponibilidad son ciertos, ya que no tiene publicaciones que los expliquen, a pesar de ser consciente de que la ministra tiene una empresa dedicada a crear productos a partir de compuestos naturales. Aquí se agudiza el doble sentido del artículo, el periodista insiste en que la ministra desarrolló un "producto farmacéutico", afirmación falsa ya que la ministra asevera que es una bebida funcional (es decir, un jugo) con propiedades que están demostrando un efecto curativo en personas que padecen algunos tipos de cáncer.

La decisión para crear el producto se basó en la revisión de la literatura y su experiencia con el hongo ganoderma, hongo que cuenta con el respaldo científico verificando que no es tóxico para el ser humano. El resultado fue una bebida sin peligro de consumo, con los previos efectos mencionados. Recordé el contexto de la medicina ancestral, una herencia de conocimientos de los pueblos afrocolombianos e indígenas que aún no se puede evaluar con el lente occidental, y que la ministra en este caso está operando como un puente entre estos dos mundos de conocimiento, dentro de estas formas de ciencia. Me pregunté, ¿es posible pensar un sistema híbrido en un país en donde la medicina ancestral opera vigente luchando por reivindicarse desde iniciativas como MASPROCA? Leyendo a Pablo la respuesta era evidente: ¡Claro que no!, ¿qué estás pensando? Si estamos en la Colombia racista, patriarcal y digna hija de la colonia, ¿cómo se atreve la nueva ministra a pensar la ciencia a través de la ancestralidad,¿qué clase de brujería es esa? Continué la lectura...

El primer caso fue un paciente con cáncer (no se especifica qué tipo) que acude a la ministra, ella misma consciente de la potencialidad del hongo y reconoce que no hay experiencia exitosa en pacientes. El paciente, en un salto de esperanza, insiste en que quiere probar la bebida, y a los tres meses la hija informa a la ministra que su padre ya no tiene cáncer; se hace claro que estamos hablando entonces de medicina ancestral. Los que conocemos la ancestralidad difícilmente nos podríamos sorprender por este tipo de resultado, el uso de los frutos y plantas de la tierra en pro de la salud humana es conocimiento sagrado que muchas veces fue instrumentalizado por la ciencia moderna, aquella que cuenta con la maquinaria extractivista de la cual terminan los medicamentos que pasan los estudios preclínicos y los ensayos clínicos que cuentan con el aval de la comunidad médica científica.

En ese choque de métodos las preguntas que siguen surgiendo son: ¿Qué es ciencia?, ¿acaso el mérito del conocimiento ancestral es nulo?, ¿este puente que busca crear la ministra es impensable a pesar de vivir en un país en donde la gran mayoría de comunidades afro e indígena confían ciegamente en sus saberes ancestrales?, ¿se debe cerrar la puerta a estos hijos del conocimiento ancestral que con su formación científica occidental buscan crear lazos en beneficio de la comunidad? Continué la lectura, un poco más frustrada por evidenciar el acoso del periodista.

En la entrevista a la doctora Lina Trujillo ginecóloga-oncóloga del INC y al director del centro de oncología de la Universidad Javeriana, doctor Raúl Murillo, nos recuerdan que no hay evidencia científica que respalde el uso del ganoderma en cáncer, pero recuerdan que hay estudios preclínicos en donde sí se establecen propiedades antitumorales prometedoras del extracto de Ganoderma lucidum. En este momento pienso: el principio del método científico es que para que una hipótesis sea cada vez más fuerte hay que intentar rechazarla (demostrar lo contrario a la hipótesis propuesta) y fallar, es así como las hipótesis que en el intento experimental por rechazarlas lo que resulta es un efecto que las respalda, se van aceptando como verdades.

La hipótesis que se presenta es: "El extracto de ganoderma tiene propiedades antitumorales, pero en el proceso de uso clínico no se ven beneficios claros en pacientes con cáncer". La ministra Mabel Torres, con el sincretismo entre su formación científica como bióloga y el conocimiento ancestral, está rechazando esa hipótesis, ya que manifiesta que hay evidencia de que los pacientes que han tomado su bebida funcional han entrado en remisión. ¿No es acaso ciencia?

Sigamos con el método científico, aquel que cumple varias etapas: Observar, plantearse algunas preguntas, generar una hipótesis, conducir un experimento, llegar a una o varias conclusiones y finalmente reportar los resultados. El conocimiento ancestral ha llevado a cabo el método científico mucho antes de que se llamara método científico. El artículo de Pablo se encarga de perpetuar la mirada colonial al conocimiento de nuestros pueblos, que no acepta otras formas de ejercer la actividad médica ni otras formas de interpretar y vivir la ciencia.

La doctora Mabel dice que se separó de la ciencia, yo en cambio creo que la está rediseñando. Crea una bebida (tal como lo menciona ella: Como un jugo de mango), con la certeza de que no es tóxica para el humano, a partir de un hongo que está demostrado tiene propiedades antitumorales, pero que no se había encontrado la manera de extraer esos compuestos activos para que en los humanos se replicara ese efecto antitumoral.

Digo había porque parece que la Dra. Mabel con el desarrollo de sus nuevas metodologías que aumentan la biodisponibilidad los activos del hongo, inspirada por la ancestralidad al entender que un límite de los compuestos naturales es que se distribuyen a través de todo el organismo, en este caso el hongo, logró extraer de manera efectiva las propiedades antitumorales del mismo. ¿Serán el periodista Pablo y los detractores de la ministra conscientes de lo que esto significa? Que la metodología de ladoctora no esté publicada no indica que no exista. Y para mí, lo mejor de todo es que no tuvo que crear un fármaco sintético a partir del hongo, lo obtuvo haciendo una bebida que aprovecha los componentes bioactivos del mismo al máximo potencial.

Lo que pone a la ministra en el ojo del huracán es pensar la experimentación dentro de la ancestralidad, o incluso dentro de esa zona gris que se crea cuando se cruzan ambas corrientes. Tenía en sus manos una bebida funcional que posiblemente tendría efectos contra el cáncer, varias preguntas me surgen: ¿Es necesario un ensayo clínico para un jugo?, ¿Si hay casos de remisión del cáncer es por el jugo únicamente o por un efecto adyuvante entre el jugo y la quimioterapia?, ¿Por qué se trata esta bebida como medicamento y no como suplemento nutricional?, ¿Es apresurado decir que la Dra. Mabel Torres encontró la cura para algunos tipos de cáncer?, ¿Qué tipo de respuesta inmunológica existe en el cuerpo con el consumo de esta bebida? ¿Estamos tratando un hito en la medicina ancestral (y por qué no, la medicina occidental) como un crimen de lesa humanidad?, ¿Les molesta que una mujer negra esté redefiniendo la forma de pensar la ciencia? Qué tristeza que se haya sesgado tanto este momento por no abordarlo con una mirada verdaderamente científica, aquella que está abierta a las posibilidades de reescribir lo que parece estar completamente definido.

Pablo entrevistó a Eduardo Diaz, director del Instituto de Bioética de la Universidad Javeriana, el cual de entrada rechaza el contexto de la ancestralidad y adicionalmente pregunta: "¿Cómo comprender estas declaraciones en el marco de las políticas de ética, bioética e integridad científica promovidas por Colciencias en los últimos años?". La Bioética tiene 4 principios fundamentales: Autonomía, No maleficiencia, Beneficencia y Justicia, el director tiene cómo responder su misma pregunta. Sin embargo, intentemos: El principio de autonomía sin duda alguna se cumple, el principio de beneficencia o "hacer el bien" también, el principio de no maleficiencia considero que se cumple, la ministra se aseguró de crear una bebida funcional que no fuera tóxica para el ser humano, insistía a los pacientes que acudían a ella de no descontinuar su tratamiento oncológico, si bien se apresura en decir en la entrevista que podía salvar pacientes, el principio no se incumple. Finalmente, el principio de justicia, aquel que busca equidad en la distribución de cargas y beneficios, aquí veo cómo se abre una puerta a la investigación bioética en el marco de la ancestralidad, y las preguntas que yo me hago son: ¿Estaba patentada la bebida antes de ser distribuida?, ¿Estaba disponible para todos?, ¿Cómo se podría regular la ancestralidad con una mirada comprensiva? Cuando hay un dilema bioético, los principios de No Maleficiencia y Justicia son los que tienen mayor peso a la hora de evaluar. Sin embargo, considero que ante un panel bioético la ministra no debería salir mal librada, ya que ella no diseño un ensayo clínico para probar un medicamento, lo que tenía entre las manos es una bebida funcional con un alto potencial, incluso en el continente asiático se consume hace 2 siglos de forma similar, a pesar de que el artículo insiste en tratar la bebida como medicamento, para mi es claro que no lo es, parece que para Pablo y algunas personas no, aclaremos.

Un fármaco es una molécula bioactiva que por su estructura química puede interactuar con macromoléculas dando lugar a una acción con un efecto que se puede medir. Es decir, una molécula, la porción más pequeña de una sustancia, que tiene la capacidad de interactuar con las estructuras del cuerpo y general un efecto. Un medicamento es uno o más fármacos integrados con sustancias inactivas, conocidas como excipientes, en una forma farmacéutica presentado para uso industrial o clínico. Ahora bien, la ministra en su entrevista es enfática en aclarar que ella no hace aislamiento de una molécula, lo que hace con el ganoderma es mezclar diferentes compuestos que actúan en sinergia para aumentar la disponibilidad del activo.

La ministra creó una bebida que en aproximadamente 15 pacientes con cáncer han tenido remisión, ¿no es acaso un momento para observar qué está pasando ahí? Lamento la intención del periodista en donde cuestiona la idoneidad de la nueva ministra, desprecia su bagaje científico, la saca de contexto, desvirtúa las revistas académicas colombianas y evalúa el caso de forma tan superficial que desperdicia completamente la oportunidad de pensar y preguntarse ese sistema híbrido que la ministra propone, sin embargo, no me sorprende.

Desafortunadamente la carta de ser mujer y más ser una mujer negra que desafía la estructura siempre ha sido una combinación letal en este país. Tal parece que la intención es condenar a la ministra por seguir justamente los pasos del método científico: Observar, hacerse preguntas, hacer una hipótesis, reunir datos y sacar conclusiones y reportar resultados.

El pasado 11 de enero Colombia sorpresivamente vivió un momento histórico, la posesión de la primera ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación. La Dra. Mabel Torres, una mujer negra oriunda de Bahía Solano, bióloga con maestría en microbiología médica, magister en innovación y emprendimiento, doctorado en ciencias biológicas y una estancia posdoctoral en sistemática de hongos. Además, la nueva ministra tiene experiencia como docente investigadora en la UTCH (Universidad Tecnológica del Chocó "Diego Luis Córdoba"), creadora de BIOINNOVA, el Centro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación para el desarrollo productivo sostenible de la Biodiversidad de la UTCH, un centro que impulsa la economía local y la calidad de vida de la población al tiempo que preserva la biodiversidad de la región. Actualmente, el 90% de las iniciativas patrocinadas por BIOINNOVA tienen la capacidad de surtir mercados locales y un 10% están listas para convertirse en medianas empresas. Un logro de escala estratosférica en un departamento con los indicadores socioeconómicos más bajos del país.

Adicionalmente, es la creadora de la empresa Selvacéutica, una respuesta al modelo bioeconómico que reivindica el conocimiento ancestral para desarrollo de productos de valor para la biocosmética y fitofarmacia, todo lo anterior prueba de la metodología que articula la ancestralidad y la ciencia occidental bajo la premisa de la bioeconomía.

Si pensamos en alguien que pueda inaugurar el nuevo ministerio, la Dra. Mabel Torres es modelo prístino del engranaje entre la ciencia, tecnología e innovación en beneficio de la sociedad. Asimismo, es motivación y ejemplo en la lucha mundial por la representación de las mujeres y especialmente mujeres negras en las áreas de la ciencia.

*Médico general, Universidad del Rosario. Estudiante de la maestría en Health Data Analytics, Universidad de Leeds, Reino Unido. 

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