OPINIÓN
Barcelona: el hierro del terror
El terror, la violencia y la muerte que son pan de cada día en los países de Asía, África y América Latina, tienden a banalizarse en las urbes europeas.
El sitio en que se detuvo la furgoneta homicida se ha convertido en lugar de peregrinaje. Alrededor del mosaico circular dejado por Joan Miró a su ciudad, se van formando circunferencias de personas provenientes de todas las culturas del planeta. Esporádicos vendedores callejeros circulan entre los curiosos ofreciendo flores y velones. De la tragedia vive muchísima gente: desde los productores y traficantes de armas hasta los que se buscan unas calderillas en la calle para llevarse algo a la boca.
"Nadie que visite Barcelona puede olvidar esta calle que las flores convierten en insospechado invernadero, ni dejarse de sorprender por la locura mozartiana de esos pájaros", dijo de La Rambla Federico García Lorca. Estaba el poeta y dramaturgo estrenando en Barcelona su última obra de teatro en vida: Doña Rosita la soltera. Meses después, el poeta andaluz era fusilado por los fascistas y su cuerpo arrojado a una fosa común. No hay lugar del planeta en el que el terror nihilista no haya dejado una estela de sufrimiento. Barcelona siente en sus carnes el hierro del terror.
Hadid, nacido en una zona rural de Marruecos es una de las personas más dolidas e indignadas por los sucesos de Barcelona y Cambrils. Voy a su peluquería desde hace más de tres años a cortarme los cuatro pelos que me quedan en la cabeza, mientras conversamos sobre la plantilla del Barça o del día a día. Hadid es un hombre pacifico que se gana la vida honradamente, paga los impuestos y sus hijos se educan en la escuela pública catalana. Todas las sociedades tienen gente extraviada. En la apacible Noruega, por ejemplo, Anders Breivik un joven que defiende la idea de la supremacía blanca asesinó con un coche bomba y un rifle de asalto a 77 de sus compatriotas, en su mayoría rubios.
Los jóvenes que realizaron las masacres en Barcelona y Cambrils eran buenos alumnos, atestiguan sus compañeros de aula en la localidad catalana de Ripoll. En otros atentados ocurridos en las capitales europeas, los perpetradores son jóvenes nacidos en hospitales de París, Londres o Bruselas y educados en la lengua de occidente. En una polémica columna de Javier Cercas en el diario El País de España sobre el terrorismo, el autor de Soldados de Salamina llama la atención sobre la diferencia que existe entre los verbos "justificar" y "comprender". Sin justificar el terror, habría que preguntarse cuáles son los fundamentos racionales que llevan a estos jóvenes sin antecedentes penales, a emprender un brutal atentado como el ocurrido en La Rambla de Barcelona.
La geopolítica, el modelo de educación, la brecha social, la diferencia cultural y religiosa, los sistemas de seguridad y la migración son algunos de los asuntos que se discuten en los platós de radio y televisión cada vez que sucede un ataque terrorista en Europa Occidental. En la Inglaterra post-brexit viene triunfando entre el público y la crítica la serie juvenil Ackley Bridge, que recrea los antagonismos que se producen alrededor de la religión, el color de piel o la condición de clase en una escuela fusionada del condado de Yorkshire. El mundo es cada vez más complejo y para entenderlo hay que alejarse de los tópicos y del maniqueísmo.
Lo cierto es que el terror, la violencia y la muerte que son pan de cada día en los países de Asía, África y América Latina, tienden a banalizarse en las urbes europeas. "Tendremos que aprender a vivir con esto", decía una mujer en un noticiero español luego del atentado en Barcelona. Una sola medida no basta para remediar la actual situación. Es menester revisar la política exterior y la seguridad ciudadana e implantar medidas socioeconómicas en los guetos urbanos. La indignación y la movilización ciudadana son claves para no perder la sensibilidad ante la violencia y la muerte. El próximo sábado 26 de agosto la gente de Barcelona demostrará en las calles, tal como lo ha hecho en el pasado contra la guerra y las ocupaciones militares, que sigue vive a pesar del terror.
* Escritor y analista político
En Twitter: @Yezid_Ar_D
Blog: En el puente: a las seis es la cita