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Brutos y pobres

La estrategia de nivelar por lo bajo y castigar el progreso es de manual para los socialistas. La administración Petro lo sabe y por eso intenta implementarla a como dé lugar.

Luis Carlos Vélez
14 de septiembre de 2024

Al Gobierno de Gustavo Petro le conviene una Colombia bruta y pobre, y por eso está haciendo todo lo posible para lograrlo.

La reforma tributaria en ciernes es parte de ese plan macabro que tiene como objetivo empobrecer al país para que terminemos agradeciendo las migajas. Es un plan macabro, oscuro, triste, pero altamente efectivo.

La estrategia de nivelar por lo bajo y castigar el progreso es de manual para los socialistas. La administración Petro lo sabe y por eso intenta implementarla a como dé lugar.

Así se destruyó la otrora millonaria y próspera Cuba, y la antes pujante y envidiable Venezuela. Ambos países, antes de que les cayera encima el cáncer de la extrema izquierda, eran polos de desarrollo, negocios y evolución. Llegaron los populistas y convirtieron a esos países en cloacas.

El Gobierno de Petro quiere aumentar impuestos porque se quedó sin recursos por las siguientes razones: mató la industria petrolera, la que más ingresos generaba al Estado; mató a la clase media a punta de impuestos; y mató a los empresarios e inversionistas a punta de incertidumbre y narrativa negativa. Lo hizo a propósito, con dolo y con un objetivo: empobrecer, debilitar y someter a la sociedad.

¿Para qué quiere plata? Para crear un Estado asistencialista cuyo pueblo empobrecido agradezca los pedazos de pan que caigan de la mesa de un Gobierno todopoderoso, obeso, derrochador y abusador.

Los socialistas quieren una Colombia pobre, esclavizada y dependiente de un Estado incompetente, al que le sirven más los pobres que el progreso y la independencia.

La extrema izquierda es experta en multiplicar pobres para someterlos.

Cualquier congresista que apoye esta reforma tributaria será cómplice de la esclavitud socialista a la que nos quieren someter.

El plan macabro de los extremistas de izquierda del Gobierno es el mismo que el de los socialistas a nivel global: nivelar por lo bajo para que las sociedades no tengan cómo defenderse y luego poder hacer con ellas lo que quieran.

Mientras tanto, Gustavo Petro quiere esconder su plan nefasto con ataques y enemigos imaginarios. Eso también proviene del manual socialista: crear un enemigo tan grande que sea necesaria una unión nacional para vencerlo.

Al final de la semana, nuevamente el jefe de Estado tuvo una jornada errática, paranoica y violenta. Sin pruebas, el presidente Gustavo Petro aseguró que buscan matarlo o destituirlo en la Cámara de Representantes para que el presidente del Senado, Efraín Cepeda, ocupe su lugar en el actual periodo hasta 2026. En un evento de medios alternativos organizado por el Ministerio de las TIC, el presidente centró buena parte de su discurso en descalificar a los medios de comunicación privados e incluso habría sugerido confusamente que es válido matar a periodistas que cuestionen al Gobierno. Y, en medio de su diatriba, atacó a Elon Musk, dueño de X, antiguo Twitter, afirmando que era proclive al nazismo. Demencial.

El problema es que esta narrativa puede ser tierra fértil para el pensamiento de algunos extremistas y desinformados, aún más, cuando la basura gubernamental es replicada por los mal llamados medios alternativos, que no son más que sentinas pagas del establecimiento y cuyo único objetivo es sembrar odio y empobrecer al pueblo.

Al socialismo le encantan las poblaciones brutas y pobres. En Colombia, las alcantarillas en redes del Gobierno hacen la tarea de engañar y embrutecer a la población con recursos públicos, y la tributaria en ciernes busca acabar con el progreso y empobrecer a la población para esclavizarla y aprovecharla. Nos quieren pobres y brutos para someternos.

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