OPINIÓN
Cambios en la Revista Semana
No se puede decir que el medio es el mensaje, más bien, son propuestas de nuevos estilos de vida, ágiles, dinámicos y tremendamente actuales, que permitirán moverse acertadamente en el cambiante mundo contemporáneo.
El Grupo Semana anunció, el pasado martes, que Gabriel Gilinski aumentaría su participación en la compañía. Además, dijo que continuaría su transformación a medios digitales y que integraría las revistas Semana y Dinero. De otro lado, señaló que Ricardo Calderón se retiraba de la dirección y sería reemplazado por Vicky Dávila, que Felipe López continuaría teniendo un rol editorial, y que Alejandro Santos culminaba su etapa en la revista.
Desconozco la situación al interior de la revista, sin embargo, parece que los cambios suscitaron otras renuncias como la de María Jimena Duzán y el caricaturista Vladdo. Lo cierto es que los medios de comunicación están enfrentando profundos cambios en su audiencia y circulación, en parte debido a las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Si no se transforman desaparecen.
Marshall McLuhan declaró que el medio es el mensaje. Posteriormente, Manuel Castells sostuvo que debido a la diversidad de los medios de comunicación y a la posibilidad que tiene cada uno de ellos de seleccionar su audiencia, se podía invertir la fórmula de McLuhan, esto es, el mensaje es el medio, así el mensaje modela el medio de comunicación para que se acomode a sus exigencias, basta pensar en las revistas especializadas, los canales de deportes e institucionales o recordar cómo los anuncios comerciales prevalecen. Finalmente, Castells concluye: el mensaje es el mensaje, en otros términos, es el producto, y propone una hipótesis sugestiva consistente en que el espacio organiza el tiempo.
Históricamente, en Colombia, los medios de comunicación han sido primordialmente instrumentos de expresión política, propiedad de personas o familias destacadas en ese campo. Con las grandes transformaciones del siglo pasado y lo corrido del actual, la propiedad de los medios está en nuevos sujetos económicos y sociales. Diría que los intereses políticos vienen siendo lentamente desplazados por la economía, los negocios y nuevos grupos de presión. De igual forma, los medios de comunicación están cambiando sus objetivos en la misma dirección.
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Hace más de un año, con ocasión del retiro de Daniel Coronell, sostuve que la libertad de expresión tiene una dimensión positiva, consistente en decir lo que se quiere; pero también tiene otra de carácter negativo, en el sentido de que no se puede obligar a otro a decir lo que no quiere, que era lo que Coronell reclamaba a la revista. También sostuve, que unos y otros, formadores de opinión y dueños de los medios, son y deben ser libres de expresar sus opiniones así como de contar o no con tales colaboradores. En otros términos, los opinadores dicen lo que quieren, pero solo en el medio donde los quieren, sino con su música a otra parte.
En suma, está cambiando la propiedad del Grupo Semana hacia inversionistas en lugar de simpatizantes políticos lo que sin duda generará cambios en las revistas; la revolución tecnológica está acabando con los medios impresos que deben reinventarse para lograr algo de la atención de los usuarios que consumen las pantallas de teléfonos móviles, computadores y televisores; de acuerdo con Castells, diría que la extensión y calidad de los mensajes determinará el segmento de consumidores, en razón al tiempo disponible; y, las discrepancias de directores, formadores de opinión y periodistas se deben resolver libremente y según las afinidades de unos con otros.
En fin, ya no se puede decir que el medio es el mensaje, más bien, son propuestas de nuevos estilos de vida, ágiles, dinámicos y tremendamente actuales, que permitirán moverse acertadamente en el cambiante mundo contemporáneo.