OPINIÓN
Los otros votantes I
El trato a los animales tiene el potencial de convertirse en un criterio electoral. Particularmente, para quienes no votamos sino es por algún candidato o partido que manifieste abiertamente su compromiso con la protección animal y consigne ese compromiso en una agenda programática.
Según “La Gran Encuesta de la Alianza de Medios” de febrero de este año, la inseguridad ciudadana, la salud, la economía del país, el desempleo, la corrupción, la educación, el costo de vida, los impuestos, el acuerdo de paz y el conflicto armado son, en ese orden, los asuntos que más les preocupan a los colombianos. Por lo tanto, representan los temas rectores de la agenda presidencial electoral. Sin embargo, hay otros asuntos que también están en el radar de nuestros intereses. Nos conciernen, nos inquietan, nos preocupan. Tanto, que nos generan indignación.
Así lo reveló Cifras & Conceptos que, en su Polimétrica de febrero del año pasado, identificó los 12 temas que más nos indignan a los colombianos. Temas que, aunque no coinciden necesariamente con los rectores, hacen parte de las valoraciones de la gente al momento de optar por un candidato, se convierten en elementos diferenciales –ahora que todas las campañas buscan ser identificadas como ‘centro ideológico– e, incluso, movilizan el voto. En suma, adquieren relevancia electoral.
En esta medición, el maltrato a los animales ocupó el noveno lugar, con el 10 por ciento, después de monstruos como la desigualdad y la corrupción. Esto significa que los malos tratos a los animales, en sus múltiples y diversas manifestaciones, irritan a más de 4 millones de colombianos y, por lo tanto, hacen parte de su agenda de los problemas sociales por resolver. Se colige de ello que lo tocante al trato a los animales tiene el potencial de convertirse en un criterio electoral. Particularmente, para quienes no votamos sino es por algún candidato o partido que manifieste abiertamente su compromiso con la protección animal y consigne ese compromiso en una agenda programática.
Este sector podría rondar las 3.156.170 personas, presumiendo que quienes conviven con gatos o perros tienen un interés genuino en la protección animal. ¿De dónde sale la cifra? Según el ‘Estimativo de dinámica poblacional canina y felina’, actualizado el año pasado por la Secretaría de Salud, en Bogotá hay más o menos 1.262.469 perros y gatos con hogar. Suponiendo, ahora, que este número de animales está distribuido entre 631.234 hogares (a razón de dos por hogar) y que en cada uno de ellos hay, apenas, un votante, en Bogotá habría un potencial de 631.234 personas interesadas en el bienestar animal. Dado que la capital representa el 20 por ciento del país para todos los efectos del estado, el 80 por ciento de votantes se obtendría mediante el mismo cálculo que, a falta de cifras existentes, implicaría asignarle, burdamente, el mismo número de animales al resto de las ciudades capitales. Sin embargo, toda vez que no estaríamos contando los 1.089 municipios restantes, podría concedérsele (se las pido) cierta benevolencia a este cálculo imaginario.
Por supuesto, no podríamos asumir que estas personas estarían interesadas en todos los temas que afectan a los animales. Pero sí, probablemente, dispuestas a escuchar agendas, valorarlas y a incluir esta valoración entre sus móviles electorales. Son estos los otros votantes. Muchos de ellos jóvenes, indecisos o escépticos, para quienes la política está en mora de recuperar su senda ética y de trabajo en beneficio del bien común, incluidos los otros habitantes del país.
En la siguiente columna expondré cuáles son los temas prioritarios de la agenda de protección animal que debería asumir el próximo presidente de Colombia. Un itinerario vasto y complejo no reducible a perros, gatos y toros, que requiere de entendimiento, sensibilidad y progresismo.
(*) Candidata PhD en Derecho Universidad de los Andes. Vocera en Colombia de AnimaNaturalis Internacional @andreanimalidad